31. Victoria Pírrica.

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Sobre Coruscant miles de naves, tanto Imperiales como Separatistas, luchaban entre sí, la flota del Almirante Yularen, ahora reforzada por las flotas de los demás sistemas hacía todo lo posible por romper las líneas de defensa que habíamos dispuesto frente a la capital Imperial, pero nuestras naves hacían todo lo posible para contrarrestar dichos movimientos, a veces las naves Imperiales avanzaban brevemente para luego ser replegarse a sus posiciones originales ante nuestros contraataques, alrededor de las naves capitales los cazas de ambos bandos se batían a duelo en caóticos enjambres metálicos que inundaban el espacio de explosiones y disparos juntos con las salvas de los cruceros y destructores, las bajas eran constantes en ambos bandos y los escombros y masivas explosiones de las naves capitales destruidas poco a poco comenzaba a colmar el espacio, ninguna de las fuerzas en pugna estaba dispuesta a ceder en su posición ni permitirle al otro conseguir la suya, las bajas se contaban por miles a cada minuto que el combate espacial transcurría, mientras más naves Imperiales de todos los tipos llegaban a reforzar su posición.

Asimismo en la órbita del planeta Alsakan se libraba otra batalla espacial de similares proporciones que la de Coruscant, la flota defensiva de Alsakan había sido aniquilada por completo a manos de los Separatistas y ahora eran ingenio del almirante Separatista Mar Tuuk y del almirante Imperial Tarkin quienes se medían en un intenso pulso espacial con las naves comandadas por el Neimoidiano haciendo todo lo posible y probando cada formación o distribución concebible para abrir una brecha en la flota de Tarkin para tener una ruta de salida hacia Coruscant, mientras que el almirante oriundo de Eriadu jugaba todas sus cartas para impedir que los Separatistas pudieran escapar de Alsakan, los disparos iban y venían, los cazas Imperiales y Separatistas danzaban alrededor de las naves capitales las cuales a su vez intercambiaban poderosas y copiosas andanadas de plasma rojo, azul y verde causándose estragos mutuamente mientras cada almirante intentaba dar lo mejor de sí en un intento de concretar sus respectivos objetivos, pero sin conseguir un resultado concluyente.

De regreso en Coruscant y en paralelo a la inmensa batalla espacial que se libraba en la órbita de la ecumenópolis en la superficie la situación no era menos caótica, especialmente en los alrededores del edificio del Senado y el Palacio Imperial donde nuestros batallones avanzaban intercambiando fuego con las tropas clon dispuestas a defender dichas áreas.

En el edificio del Senado miles de droides avanzaban por la explanada mientras eran apoyados en tierra por los numerosos vehículos como Tanques AAT y lanzamisiles Hellfire, mientras que en el aire eran cubiertos por los cazas y cañoneras droides, no obstante el ejército Imperial también había desplegado a sus mejores tropas quienes se atrincheraron para resistir las oleadas de droides mientras los AT-TE y otros caminantes otorgaban cobertura a la infantería en tierra y las propias lanzaderas, cañoneras y cazas hacían lo propio desde el aire. Todo lo que alguna vez fue la elegante explanada que daba paso al colosal edificio del Senado poco a poco se iba degradando a medida que las explosiones, el humo y los cadáveres comenzaban a poblar el paisaje. El intercambio de disparos y las explosiones generaban un estruendo ensordecedor en los alrededores del Senado dañando la infraestructura y edificios circundantes, a la distancia se podía aprecia como las naves capitales intercambiaban disparos entre sí, cuyas salvas perdidas no hacía más de causar más destrozos en la ciudad.

Por mientras en el interior del edificio del Senado los Senadores junto con sus guardias personales, la guardia del Senado y los Inquisidores se encontraban resguardados en los búnkeres más profundos del complejo sin perjuicio de que las sacudidas de las explosiones aun podían sentirse pese a la profundidad del búnker.

A su vez en el ex Templo Jedi, ahora Palacio Imperial, la situación no era muy distinta a la del Senado, nuestras fuerzas también estaban causando estragos en el entorno, mientras nuestro avance liderado por los droidekas, magnaguardias, droides comando y nosotros era abrumador, Anakin, Ahsoka y Obi Wan desviaban todos los disparos provenientes de la infantería clon, mientras que Maul, sus mercenarios, los droides comando los magnaguardias y yo masacrábamos a cuanto soldado se nos cruzara en frente, la artillería enemiga intentaba darnos, pero dado nuestro constante movimiento sumado a la masiva cantidad de droides que avanzaba a paso rápido hacia el Palacio y la los cazas que nos respaldaban hacían difícil que la artillería representara una real amenaza para nosotros, sería como matar moscas a cañonazos, poco a poco nuestras tropas se habían paso mientras los clones comenzaban atrincherarse cada vez más hacia los interiores.

Encarnando al General GrievousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora