Tom Riddle no siente empatía por nadie. Callado, astuto y con un corazón algo malvado, el alfa prefiere la soledad y seguir los planes que se le han dado al ser el heredero de Salazar Slytherin, o era así hasta que un omega se involucra con él.
Dor...
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—Pórtate bien, Harry—le dijo Tom al cachorro que estaba en brazos de Regulus.
—¿Cuidalás a mamá?—preguntó el niño apoyando su cabeza contra el hombro del Black.
—Sí—y el cachorro asintió antes de bostezar, a esa hora ya estaría durmiendo, por lo que estaba muy cansado.
—Tom—el alfa miró a Narcisa que venía bajando las escaleras—, ya le di un supresor, pero debes saber que no hacen mucho efecto en Dorien, tendrás media hora para llegar a tu casa.
—Gracias, Cissy.
—De nada.
—Ya ve a buscarlo, Tom—dijo Barty comiendo un dulce que le había robado a Draco él cual estaba sentado molesto junto a su tía Bellatrix, y su padre Lucius.
—Yo cuidaré a Harry, junto con Sev, así que calma, cuando pase el celo de Dorien, ve a buscarlo a mi casa—aclaró Regulus tomando una sábana que Severus le pasó, para arropar a Harry, y evitar que se pudiera resfriar.
El Riddle asintió y subió las escaleras, para seguir las dulces feromonas de su pareja. Abrió la puerta y se asomó.
Dorien estaba sentado en la cama, algo pensativo.
—Hola bonito—saludó provocando que el omega temblara un poco.
—Tom—el alfa se acercó con cuidado, no queriendo abrumar al omega.
Según lo que había aprendido con Dorien cuando esté tenía los celos mientras estudiaba en Howarts era que ante una fuerte distribución de feromonas alfa, el omega no se volvería sumiso, sino un poco —muy— agresivo.
—Regulus cuidará a Harry—dijo cuando tomó asiento junto al omega, dejando una considerable distancia, que pronto el griego rompió sentándose en el regazo del Riddle.
—Alfa, mi cuerpo está caliente, mi omega desesperado, ayúdame.
Tom acarició la cintura del omega que se frotó contra su cuerpo en búsqueda de calmar su cuerpo.
—Calma, alfa te ayudará, pero primero debemos irnos de aquí, ¿comprendes?—el omega asintió, aunque no se apartó del alfa. El alfa no tuvo de otra que levantarse sujetando a su pareja por los muslos.
Al estar seguro que Dorien estaba bien sujetó, uso la aparición.
Cuando los ojos del omega se volvieron ha abrir, notó el extraño lugar que estaba impregnado de las feromonas de Tom.
—¿Alfa?—dijo dudoso, sintiendo como Tom empezaba a caminar, para luego dejarlo en una suave superficie. En el sofá.
—Estamos en casa, omega—y Dorien se calmó levemente, cruzando sus piernas.
Tom fue por un vaso de agua para entregárselo al omega que lo bebió con calma.
El griego lo hizo de manera lenta aunque después apretó sus piernas al sentir su entrada lubricar. Dejó el vaso en el suelo antes de levantarse tambaleando.
