❛ 𝖳𝗁𝖾 𝖲𝗍𝗋𝗂𝗉𝗉𝖾𝗋. ❜ ─ 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐑𝐢𝐯𝐚𝐫𝐢
˹ ¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apuesto a que sí. Pero entre pensar y vivir hay una diferencia muy grande, creo. Imaginemos... Abril, una...
''Para este capítulo se recomienda escuchar The Heart Wants What It Wants. — Selena Gomez. Desde el inicio de la lectura.''
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Samantha Rivera's; Point of View. Miami, Florida - United States of America ˹ 22:00 PM ˺
Llevé mis manos a la cuerda que ataba la bata, sin apartar los ojos de Abril, la dejé caer a nuestros pies. Abril miró profundamente a mis ojos, tan intensamente que podía sentirme débil. No sabía si estaba bien, acabo de hacer lo que realmente quería esa noche.
— Si no quieres, me detengo. — Dije, inclinándome para aspirar lentamente el aroma de la piel de su cuello
Ella tenía una linda esencia, un dulce aroma mezclado con la frescura proveniente de que acababa de salir de la ducha. Besé su cuello y llevé las manos a su cintura, sacudiéndola con fuerza contra mí.
— ¿Quieres esto, Abril? — Le susurré, ella cerró los ojos para sentir mis labios sobre su piel. — Sé mía esta noche. Dime, ¿quieres? —
— Si quiero... — Abril susurró casi en un gemido.
Viajé por la línea de su columna vertebral con una de mis manos hasta que llegué a su cuello, donde delicadamente entrelacé mis dedos en sus cabellos oscuros, atrayendo su rostro hacia el mío. Tomé el cuerpo desnudo de Abril contra la pared fría, haciendo a la mujer jadear cuando sintió mi cuerpo presionado contra el suyo.
— Sé que lo quieres, no es necesario decir nada más. Simplemente siente. — Susurré lenta y sensualmente en su oído.
Retiré un par de hebras de cabello, dejando su cuello a merced de mi boca, que se movió en él, dejando besos y prolongados chupetones. Su piel nívea era tan suave y sensible que el enrojecimiento se hizo más visible. Podía sentir los vellos de su cuerpo erizarse justo en el momento exacto que mi lengua se deslizó sobre su pulso con un poco de presión.
Abril deslizó sus manos por mi espalda, clavando las uñas en la tela húmeda de mi blusa a medida que subía los besos desde su cuello hasta el lóbulo de su oreja, succionando con apuro. La mexicana se quedó sin aliento, dejando escapar un gemido que casi me dejó completamente mojada.
— ¡Quítate eso ahora! — Susurró la mujer perdida en el deseo.
Solté una sonrisa maliciosa a Abril, que me miraba con esos ardientes ojos ámbar tan familiares.
— ¿Por qué no me la quitas tú, Garza? —
Abril no se hizo de rogar, llevó las manos a los botones de mi camisa y los desabotono de uno en uno, sin apartar su mirada de mí. Cuando ella terminó, la mujer llevó sus manos hasta mis hombros retirando lentamente la tela de mi cuerpo, admirando cada parte de mi cuerpo desnudo. Me sentía caliente, en fuego, bajo su mirada sumergida en la lujuria.