Yerik Ivanov, mejor conocido como el Dios de la muerte, vivió un periodo enorme de soledad al haber perdido a su especie "redi mortis" y a Angel, la Diosa de la vida, por lo que decide intentar una segunda vez, creando a los "post mortem".
Años desp...
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Lo que hoy es Toledo, España; año 1348.
Las princesas que habitaban en aquella zona lujosa de España traían opiniones mixtas cada vez que aparecían en el ojo público. Un nombre destacaba del resto: Anna.
»La princesa Anna es la única que muestra un verdadero interés en los pobres, se ve que su relación con quienes trabajan en su castillo es increíble.«
»A mí y mi familia solo nos agrada Anna.«
»Ella en verdad ayuda y no pone cara de bonita como el resto, es distinta a las otras princesas.«
El rey que era padre de Anna, apareció junto a su esposa e hija frente a las personas de aquel pueblo, unos médicos que vestían de túnicas negras y máscaras en forma de cabeza de cuervo los acompañaron. Una reciente epidemia alcanzó su punto más alto, matando a muchas personas en diferentes partes del mundo: Europa y Asia.
ㅡSé que estáis preocupados, os recomendaría no salir, la enfermedad que está matando a nuestra gente se esparce por el aire contaminado, en cualquier instante vendrá aquí.
ㅡSobre la situación de hambre que os azota, pronto encontraremos una solución, sean pacientes, por favorㅡagregó Annaㅡ. Confíen en nosotros.
Aplausos y gritos del público invadieron ese pequeño espacio, a pesar de la dura hambruna que pasaban, se convencieron de que su familia real haría hasta lo imposible con tal de compensarlo, quedaba esperar y seguir pidiéndole a Dios que acabara.
Una pequeña niña llamada Margarita amaba observar con admiración a la princesa Anna, cada noche cuando se iba a dormir, le decía a su madre que quería ser cómo ella cuando creciera. No ha tenido la dichosa suerte de hablar con ella, pero confía en que cuando esa enfermedad pare, lo hará.
ㅡMamiㅡjaló su vestidoㅡ, ¿cuándo conoceré a Anna?
ㅡYa casi, amor. Sigo intentando que nos autoricen entrar al castillo.
Margarita caminó a su casa, tomada de la mano con su madre, quien le indicó que se cubriera la nariz y boca por el famoso "aire contaminado". Los doctores con esos trajes de ciervos que a una niña de ocho años le resultaban tan extraños se dedicaron a levantar los cientos de cadáveres que había por esa zona, el espantoso olor y apariencia la aterraba.
ㅡMamá, ¿cómo es que se enferman?
ㅡLa enfermedad está en el aire, cariño. Por eso los doctores se ponen esos trajes.
La señora cerró cualquier ventana que pudiera haber.
ㅡTraje comida para tres semanas, pero vamos a tener que comer un poco menos, ¿sí?
ㅡ¿Por qué? ¿No hay más?
ㅡNo, con la enfermedad es difícil conseguirla, muchos no tienen y terminan sintiéndose débiles. Debemos confiar en la nobleza y los doctores.
