Ignacio.
Hoy es un partido importante, estamos a diez puntos de la tabla anual y necesitamos ganar a cómo dé lugar, ellos no están muy lejos de nosotros, de hecho le llevamos una ventaja de tres puntos, pero no podemos permitirnos un empate y mucho menos perder.
—Ignacio, ¿Cómo estás?— me preguntó el DT, a él no podía mentirle, estas semanas he sentido una molestia en los aductores, nada grave pero si sé que no puedo jugar los noventa minutos.
—Maso— negué. —No sé si puedo jugar los noventa—. añadí y él asintió.
—Vamos entonces por los primeros cuarenta y cinco, no vamos a presionarnos y que termine en una lesión—. Asentí.
El DT es un hombre con una gran visión, llevamos con él trabajando un año y medio y hemos ganado fechas importantes, no es algo del otro mundo pero muchas veces es difícil conseguir un director técnico que nos ayude a ganar.
—¿Salimos después?— me preguntó un compañero, Rodrigo.
—Si todo sale bien, no me vendría mal—. Respondí, y él asintió.
—Hecho—. respondió y salimos al campo para estirar y evitar las lesiones, algo muy importante de nuestro trabajo es la preparación física, nuestra herramienta de trabajo es nuestro cuerpo y por lo tanto debemos cuidarlo.
Miré las tribunas y no podía dejar de enamorarme de estos colores,este equipo llenaba estadios, escuchar a la hinchada cantar es sin duda lo mejor del mundo, hoy mis padres no me iban a acompañar ellos tenían que trabajar y mi hermana creo que iba a salir no sé con quien, cada uno tiene sus actividades.
Esta semana no había hablado con Luz, no sé porqué pero es cómo estar con ella y hablar que intentar escribir un mensaje, es como si todo lo hiciera un poco más ameno.
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La pelota comenzó a rodar, Ignacio estaba en la banda derecha cuando Coitiño se la quitó al número veinticinco que llevaba Ignacio, y se la pasó a Cáceres quien siguió corriendo hasta que Ignacio la tiró fuera, como resultado un tiro de esquina para el otro equipo.
De ese tiro de esquina no se logró tirarla al centro y hacer un gol, cuando Rodrigo le pasó la pelota a Ignacio él comenzó a correr al ver que tenía dos hombres del otro equipo se la pasó a Facundo, su otro compañero quien se acercaba cada vez al arco, miró a su derecha y ahí estaba Ignacio que sin dudarlo en cuanto recibió la pelota tiró el centro.
—¡Gooooooooool!— gritó toda la tribuna. Ignacio miró a los hinchas saltando y su corazón no daba a basto. Cada vez que convierte un gol se acerca a la tribuna más cerca y lo festeja con los hinchas, y también con sus compañeros.
Algo en él llamó su atención, en las primeras bancas todos estaban parados, pero había alguien que permanecía sentada, enfocó su mirada y ahí la vió, él reconocería esa cabellera en cualquier lado, ella estaba con una sonrisa mirándolo, él le sonrió. Junto a ella, tomada de la mano, estaba una niña que era muy parecida a Luz, pero su cabello era castaño y no pelirrojo. Él pensó que la pequeña debía ser la hermana de ella, lo que no entendía era como la pequeña gritaba el gol con tanta euforia, él no lo entendió.
—¡Vamos rayito!—escuchó a uno de sus compañeros decirle, mientras lo despeinaba.
—¡Bien ahí gurí!— le gritó otro compañero
Él no podía dejar de sonreír, ella estaba en la tribuna viéndolos algo que él nunca pensó ver, ella estaba ahí y no le había avisado de ese evento. Continuó jugando, habían pasado cuarenta y tres minutos, pero ya se sabían los minutos por añadir, cinco más, por lo que iban a ir hasta los cincuenta minutos.
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¿Rivales?
RomanceÉl es un jugador exitoso, ha firmado contrato para el equipo de sus amores, desde pequeño soñó con el momento en que vestiría esos gloriosos colores. Es una persona muy bromista y también ama compartir tiempo con su familia, su hermana Milagros es...