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Luz

Vi de cerca cómo Ignacio convirtió un gol, cómo la hinchada cantaba y gritaba su nombre, mi hermana no paraba de saltar de felicidad por el gol que él ejecutó. Supongo que era un buen partido, soy crítica pero no quiero que ellos ganen porque sigo hinchando por nacional siempre.

En un momento ví como uno le dió una patada que no solo lo hizo caer sino que hasta creo que sentí el grito de dolor, no se pudo levantar, él arbitro llamó a los médicos y lo llevaron a vestuarios, todos estaban preocupados por él, mi hermana no daba crédito. No tenía conocimiento de que mi hermana conocía cada nombre de los jugadores y canciones de ese cuadro, me había perdido una parte de ella.

Cuando recibí el mensaje de que tenía rotura de fibras del aductor recordé que Gonzalo también había tenido una lesión así, y le habían dicho que era necesario usar hielo, no mover la pierna en las primeras horas para descansar y dejar bajar la inflamación, para luego comenzar a recuperarse.

Luego en casa mi hermana fue a su habitación y yo a la mía, aún tenía que corregir algunas tareas, mi teléfono comenzó a sonar y cuando ví el identificador me preocupe "MIlagros"

—Mili, ¿Todo bien?—. Le pregunté, era raro recibir una llamada de ella a esta hora, pero me preocupaba que su hermano no estuviera bien, sé que no debe ser fácil para él esta situación.

—Si, pero mañana tengo que hacer algunas cosas en la mañana y mis padres no pueden venir porque uno va a la fiscalía y el otro tiene una reunión con un cliente y no quiero dejar a Ignacio solo, ¿Podrás ayudarme?— su pedido me dejó sin respuesta.

—Pero mañana es domingo— susurré —¿Y los del club?— pregunté.

—Van a llegar pero en la tarde y no sé a quien pedirle que me ayude, ya sabes que no tengo amigas como para confiarle a mi hermano, sus amigos todos estan en concentración por los partidos y otras cosas— me explicó.

—Pero en la mañana yo estoy con Franchesca, no puedo dejarla sola— comenté.

—Si querés podes venir con ella, no me molesta, además no creo que él ni siquiera esté despierto, es solo por si precisa algo, y no puedo dejar que otra persona entre a su casa— comentó.

—Está bien, pasame la ubicación—. Contesté.

—¡Gracias!— exclamó, casi me deja sin audición —No sabía a quien recurrir, ya sabes que no puedo pedirle a cualquier persona que esté acá—. Comentó y asentí, aunque ella no podía verme.

—Nos vemos mañana—. Comenté para así dar por finalizada la llamada.

No me molestaba ir a lo de Ignacio, no éramos cercanos, pero aún así esperaba poder ayudarlo en lo que necesitara, no es fácil poder estar imposibilitado de moverse y además con dolor.

—Fran—. llamé a mi hermana —Mañana ¿me podés acompañar a un lugar?— le pregunté y ella asintió.

—¿A dónde?— me preguntó y negué.

—Sorpresa— sonreí. —Tengo que ir a ayudar a un amigo y agradecería que me acompañaras— ambas sonreímos.

Muchas veces las personas se preguntan porqué siempre estoy con Franchesca de un lado para otro y la respuesta es muy fácil, no es solo mi hermanita pequeña, es mi vida. Cuando supe que iba a tener una hermanita mi corazón se inflamó de felicidad, tenía unos trece casi catorce años cuando Franchesca llegó a mi vida y con ella la felicidad inundó mi vida, aunque la tristeza también se hizo presente. Mi madre falleció luego de dar a luz a Fran, y aunque no hablamos mucho de ella, fue difícil tener una hermana bebé solo con un papá que quería hacer todo lo posible para que no nos faltara nada, pero que nos faltaba él.

¿Rivales?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora