Ignacio
—¿Y no podés enamorarte de alguien más?—. Me preguntó con inocencia, claro que podía enamorarme de alguien más, pero no quería, mi corazón se negaba a hacer eso. Desde que la ví en el palco no pude quitarla de mi mente y cuanto más comparto tiempo con ella me doy cuenta que en la vida quiero tener una compañera así, alguien con quien pueda ser yo mismo, a quien pueda amar sin reparos incluso cuando el mundo se caiga a pedazos, quiero que ella sea la mujer que esté a mi lado y también quiero convertirme en un hombre que sea digno para estar a su lado en todo momento, ella es increíble y tal vez no lo sabe.
Ojalá cada uno pudiera mandar al corazón, sería ideal poder decirle ahora vas a dejar de exaltarte cuando vez a esa persona, pero él no funciona así y por más que duela debo aceptar el hecho de que ellos están juntos.
Hace unas semanas ví como él compartió una foto de ella "Las tardes son mejores cuando vos estás" ¿Cómo podía luchar con el novio de toda la vida? no quería rendirme, pero tal parece que mi lugar es ser el amigo que se alegra por todo lo que ella logra y la ve triunfar en el amor mientras mi corazón se desangra.
—¿Vienes al próximo partido?—. Pregunté y ella sonrió, sabía que ella iba a venir.
—Supongo que Fran va a querer verlo, por lo que si, voy a ver el partido—. rió. — ¿Estás convocado?— preguntó y asentí.
—Aún no es seguro, pero es probable que sí—. Dije orgulloso.
—¿Y puedes jugar?—. Preguntó, al juzgar por su rostro tal vez estaba preocupada.
—Claro que sí, he estado entrenando y aunque sigo con el fisio, sé que puedo hacerlo.
—No quiero que te lastimes—. Susurró.
—No lo voy a hacer Zanahoria—. dije por lo bajo, ella me miró, abrió sus ojos de par en par, puso una mano en su corazón y arqueó sus cejas.
—¿Zanahoria?— dijo otra vez, ella no se esperaba que la llamara así.
—¿No puedo?—. Pregunté. —¿O rojita es mejor?—. me burlé recordando el apodo que le había puesto mi amigo.
—No me gusta cuando me llaman así—. Susurró. —Solo mi tío Humberto puede hacerlo—. dijo encogiéndose de hombros, ese tío era el padre de Gonzalo.
—¿Por qué?— pregunté.
—Él también es pelirrojo, por lo que entre nosotros tenemos esa complicidad—. Rió.
—Supongo que te llevas muy bien con él—. comenté y ella sintió.
—Claro que si, él es como mi segundo padre, siempre ha estado para mi desde que nací, definitivamente es más que un padrino, a veces actúa más como un padre.— dijo melancólica. —¿Por qué jugador de fútbol?— me preguntó cambiando de tema.
—Es algo que se me da muy bien—. Dije encogiéndome de hombros. —Además puedo trabajar en el club de mis amores—. Sonreí.
—¿Solo por eso?— preguntó.
—No, además me gusta todo aquello vinculado al deporte, de seguro podría haber elegido cualquier profesión que involucrara el deporte—. Sonreí.
—¿La abogacía nunca fue una opción?— preguntó, y negué.
—No, no sería un buen abogado, además con mis padres se agotó el cupo para abogados en la familia—. reí.
—Me alegra que te dediques a algo que te gusta, incluso cuando también está ligado a sufrir lesiones—. dijo señalando mi pierna.
—Eso no es nada—. dije restándole importancia.
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¿Rivales?
RomanceÉl es un jugador exitoso, ha firmado contrato para el equipo de sus amores, desde pequeño soñó con el momento en que vestiría esos gloriosos colores. Es una persona muy bromista y también ama compartir tiempo con su familia, su hermana Milagros es...