Capítulo 9🌇

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Capítulo editado 📚

Se acercó y me dio la mano.

De todas aquellas manos, la suya era la única que transmitía la vida.

-Mario Benedetti

-Gabriel Angelis

-Voy al baño, ya vengo.- Digo dirigiendo al grupo de chicos que están en la mesa.

-No tarde que ya vienen con los pedidos de la comida.- Me dice Samuel.

Solamente inclino la cabeza en modo que lo escuche y voy caminando tratando de encontrar los dichosos baños que hay en este lugar.

Como no los encuentra y he dado tantas vueltas por este lugar, al final elijo preguntarle a alguien que me indique en donde se encuentran.

-¿No sabrás donde quedan los baños aquí?- Les pregunto a un grupo de chicas que encuentro en unas mesas.

-Claro, tienes que seguir derecho y después doblar a la derecha, hay encontraras los baños.- Me indica una chica de forma de coqueteo.- ¿Si quieres te acompaño guapo?- Lo dice con voz seductora.

-No, gracias por las indicaciones.- Lo digo ya caminando por donde me indico anteriormente.

Cuando ya voy a tomar el giro a la derecha me golpeo con alguien y pierdo el equilibrio de mis pies como para poder estabilizarme y siento que conjunto con la persona que coche nos caemos hacia delante, solo siento el impacto cuando ya estamos en el piso, me quedo unos segundos asimilando lo que paso hasta que veo bajo de mí y distingo que estoy asfixiando a la persona que le caí encima.

-¡Ay no!- Exclamo al distinguir su cara roja me imagino que de la vergüenza.- Discúlpame de verdad no te vi.- Le pido disculpas mientras me estoy parando de un manera muy rápida y le extiendo mi mano para ayudarla a pararse, cuando ella tomo mi mano siento una corriente de energía como si fuera vida, como si ella me estuviera pasando vida, se siente bien sentir eso.- Discúlpame por chocarte, no te vi, no quise chocar contigo.- Digo de una manera muy rápida que por la cara que pone no me entiende.

En ese momento nos quedamos callados, ese tiempo lo uso para detallarla, es trigueña un color tan lindo que la hace ver única, es pequeña pero de una altura perfecta para ella ya que es flaca pero un poco robusta, cabello largo hasta sus caderas es de color azabache, negro como la noche misma, unos labios pequeños pero gruesos color rosado claro, nariz pequeña pero respingona, pómulos marcados, cejas definidas pobladas y negras como su cabello, y sus ojos, sus ojos son de un verde perfecto, un verde claro con motas marrones, son el tipo de ojos que hacen que nunca los olvides, esos ojos me hacen recordar a mi abuela, que son los tipos de ojos que transmiten vida, así como la chica que tengo en frente, en pocas palabras esta chica grita belleza pura.

-Eh... no.- Cuando trata de hablar quedo absolutamente embobado por su voz tan jovial, tanto así que creo que se dio cuenta porque se sonroja aún más, si eso es posible ya que su cara esta muy roja.- No, no, tranquilo, también estaba un poco distraída que no vi si alguien venia por donde yo estaba caminando...- Se queda callada tan avergonzada, que la hace ver tierna con sus mejillas rojas.

-No, de verdad disculpa, yo fui el que debería de estar un poco atento para no volver a chocar con una chica tan linda.- Le sonríe con lo último que digo.- Para la próxima tendré más cuidado para chocar con una bella dama.- Nos reímos con lo último que digo y cuando le voy a decir mi nombre escucho la voz de Samuel.

-Hermano te estoy esperando.- Samuel me da unas palpadas en la espalda que hacen que vuelva a la realidad y quite mi mirada de ella para pasarlo a mi amigo importuno, cuando él dirige sus ojos en la dirección donde antes estaba viendo se sorprende al percatarse de su existencia.- ¡Oh! Disculpen si estoy interrumpiendo algo.- Lo dice a modo de disculpa.

Ahora entre nosotros queda un silencio incomodo o soy el único que lo siente, me fijo en las dos personas que tengo delante y me doy cuenta que la chica es chiquita, nosotros parecemos unos edificios delante de ella, diría que mide dentro unos cincuenta y ocho o uno sesenta.

-No, no interrumpes nada yo... ya me iba.- Dice ella dirigiendo sus ojos en mi dirección y quedo aun impresionando de sus ojos verdes.- Fue un ¿Gusto conocerte despistado?- Nos reímos lo último que dice.

-Claro, nos veremos luego bella dama.- Me despido de ella.

Ella sigue su camino por donde iba antes de chocar, y yo volteo a ver a mi amigo que me está mirando con emoción, esperando a que le cuente que paso antes que el llegara a interrumpir.

-¿Qué pasa?- Pregunto al ver que no quita sus ojos encima de mí.

-Esa pregunta me toca a mí hacerla hermano.- Lo dice con una sonrisa en su rostro- ¿Cómo conociste esa belleza?- Hace al fin la pregunta que ya me esperaba.

-La conocí al momento que choque con ella y los dos terminamos en el piso, yo la aplaste.

Se me queda viendo como si me hubiera vuelto loco por lo que le conté.

-Qué manera tan sutil de conocer personas tienes tu ¿no hubiera sido mejor preguntar su nombre y no caerte encima de ella?

-Hubiera sido mejor, si hubiera colocado un poco más de atención donde voy caminando.- Digo para que entienda mi punto de vista.

-Por lo menos dime que sabes su nombre y no desperdiciaste esa oportunidad.

Ahora que me doy cuenta nunca le dije mi nombre y tan familiar que se me hizo cuando le di la mano.

-No, no se su nombre porque cuando le iba a decir, tu llegaste a interrumpir.- Lo veo con un poco de molestia para que vea que es su culpa.

-Qué momento más fatal llegue yo a interrumpir hermano.- Lo dice a modo de disculpa.- Pero será en otro momento ya que ella va participar en el concurso tal vez la veamos cuando suba al escenario.- Me dice a modo de consuelo.- Pero hermano ya tenemos que volver adentro porque creo que ya voy a pasar al escenario.

-¿Qué número fue el que te toco?

-Me toco el numero treinta pero escuche por los altavoces que van por el número veinte.- Se queda viendo su colgante con su número de participación.- La chica con la que chocaste es la número veintiocho.

Empezamos a avanzar a la mesa y veo que Samuel se queda parado.

-Vamos Samuel.- Lo llamo mientras que voy caminando en dirección a la mesa.

-Esa chica la hemos visto antes, pero no recuerdo donde.

Lo ignoro para caminar a la mesa pasando por alto que iba al baño, se viene a la mente la chica de despampanante ojos verdes y recuerdo una frase que dice siempre mi abuela, la mejor conversación que una persona puede tener es mediante los ojos, así que asegúrate conseguir unos ojos que te vean con sincerada.

Y cuánta razón tiene ella...

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NOTA DE AUTORA:

Este capitulo ya esta editado.

Espero que les guste los nuevos arreglos que estoy haciendo a la historia.

Si existe un error ortográfico me dicen en comentarios.

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El adiós que no quiero decir- [Terminada]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora