Capítulo 39⭐

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Ya no quiero ser esa persona que esconde su yo verdadera, que tiene que estar siempre con los muros arriba, ya que cuando se deja salir de esos muros, el mundo le demuestra por qué nunca sale.

-Sofía Suárez.

Despierto de repente escuchando el llanto de un niño, me quedo unos segundos acostada, viendo a mi alrededor, me doy cuenta que aún sigo en el piso, vestida con otra ropa que no es mía, oliendo mal, y con dolor de espalda, me obligó a mí misma en pararme del piso para ir a buscar a Alexander de su cuarto.

Camino lentamente hasta la habitación, cuando llegó, entro y me acerco a su cuna, veo como está sentado con la cara roja y empapada de lágrimas.

-¿Que tienes mi Alex?-. Le hablo mientras lo tomo en brazos-. ¿Tienes una hambre?

Lo meso en mis brazos para que deje de llorar, mientras camino al cambiador para quitarle el pañal, le cambio su pañal y le secó su cara, boto el pañal sucio y salgo del cuarto para ir a la cocina en busca de darle de comer.

Mientras vamos los dos, escucho sonidos en la cocina, me apuro para ver si es Axel pero me llevo la sorpresa que es alguien más, no le puedo ver la cara ya que está volteada, solo le puedo ver la espalda y el cabello, es una mujer su figura lo dice aparte de su cabello.

-Buenos días-. Digo en voz alta para llamar su atención, desde la entrada de la cocina.

Y lo hago ya que se voltea inmediatamente, su cara se me hace conocida. Es morena, ojos marrones, cabello negro largo, alta, se nota que es mayor, por sus líneas de expresión tan acentuadas me dice que tiene como unos cincuenta años o más, viste como una sirvienta, falda larga y camisa de marinero todo negro con líneas blancas.

-Buenos días, señora-. Dice bajando la cara y escondiendo sus manos tras la espalda.

-No estoy casada para que me digas así y por favor, no bajes la cara cuando te hablo o escondas tus manos-. Hablo de forma amable, terminando de entrenar en la cocina-. ¿Cómo te llamas? Yo soy Sofía Suárez, pero solo dime Sofía.

Me acerco a la isla de la cocina para ver lo que hacía.

-¿Estás haciendo el desayuno para todos?

-El señor Axel Blanco, me pidió que estuviera al pendiente de usted y su hijo-. Regresa a lo que estaba haciendo, aún sin decirme su nombre-. Me llamo Maira, era la Nana de Axel cuando era pequeño.

Cuando dice eso caigo en cuenta de ese detalle, me acuerdo cuando la madre de Axel la despidió para ella cuidar de su hijo, y la verdad que le fue mal.

-No me acordaba, con razón te me hiciste muy familiar-. Sonrió con desgano-. ¿También estás secuestrada aquí?

-No, el señor Axel me buscó para cuidar de ustedes.

Volteo los ojos con solo escuchar el nombre de ese ser.

-Ya...-. Acomodo a Alexander mejor en mis brazos, el solo ve a Maira con curiosidad-. Él no ha regresado por lo visto.

-¿Tienen hambre?

Ignora lo que dice preguntando otra cosa, solo veo al niño que tengo en brazos como se mete las manos a la boca y acuesta su cabeza en mi hombro, Maira deja un plato de comida en la isla de la cocina y un biberón lleno de leche para Alexander, me siento en una de las sillas que están ahí, veo mi plato de comida, son dos arepas rellenas con diablito.

-Gracias, Maira.

-Si quiere puedo cargar al niño mientras usted come-. Se acerca a mí y trata de tomar a Alexander pero él no se deja-. ¡Uy! Es igualito a su padre.

El adiós que no quiero decir- [Terminada]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora