Cuando Draco se despertó a la mañana siguiente, deseó no haberlo hecho. Le dolía terriblemente la cabeza y también el estómago, y se sentía tan débil que no fue capaz de levantarse.
Los tímidos rayos de luz que se colaban entre las cortinas le herían los ojos como si fuesen cuchillos, y el más mínimo ruido sonaba de forma atronadora para él.
Trató de pensar qué podría haber hecho que se sintiera así, y durante un segundo vio la imagen de una angustiada Astoria, la noche anterior, tendiéndole una copa de vino.
Un escalofrío le recorrió la espalda, mientras el terror invadía su mente.
"Astoria no, Astoria no sería capaz. Ella no..."
Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por la imperiosa necesidad de vomitar.
Unas horas más tarde, un medimago amigo del conde Greengrass visitó a Draco, aunque su examen no fue demasiado minucioso. Draco había intentado hablar con él, pero no había sido capaz de articular palabra.
Le costaba respirar, y hasta el más simple de los movimientos resultaba imposible para él. Pero su mente seguía tan despierta como siempre, y pensaba a toda velocidad.
Recordaba a Astoria, en las primeras noches que la había visitado. Recordaba su palidez, la languidez de sus movimientos, el malestar que sentía... y lo comparaba con lo que él sufría en aquel momento.
Pero se negaba a admitirlo. Él confiaba en Astoria, ciegamente y sin ningún reparo, y no se podría creer que ella hubiese sido capaz de envenenarle.
Pero su cerebro, incisivo, no dejaba de recordarle, una y otra vez, la expresión de la joven, la noche anterior. Y de nuevo se preguntaba ¿Dónde está Astoria ahora?
***
Astoria estaba junto a la puerta de la habitación de su padre, esperando a que el medimago terminase de examinarle también a él. La joven tenía la mirada perdida, y unas profundas ojeras surcaban su pálida cara.
No había dormido en toda la noche, y había llorado tanto que ya no podía derramar ni una lágrima más. Sólo reaccionó cuando el medimago salió de la habitación.
–La gota le ha afectado al pie –explicó el medimago–. Lo tiene absolutamente inflamado, y le resulta muy doloroso. Y la cena de anoche no ha ayudado a su estado.
–Lleva quejándose del dolor desde hace varios días –recordó Astoria–. Y anoche le dolía mucho, pero aun así se empeñó en cenar marisco.
–Su padre deberá cuidar su dieta a partir de ahora –recitó el medimago–. Su mal está empezando a volverse crónico, y puede llegar a empeorar. Es muy probable que termine perdiendo el pie. Y si tiene suerte, sólo quedará en eso –añadió, lanzándole una mirada cargada de significado.
–Señor, resulta muy complicado contradecir los deseos de mi padre –dijo ella.
–Pues no le quedará más remedio que obedecer, si quiere llegar a ver la llegada de sus nietos.
–No bromee, señor.
–No lo hago. Si su padre no comienza a cuidarse, no habrá nada que pueda hacer por él –el medimago sacó una pequeña libreta y escribió algo en el pergamino–. Sólo debe comer alimentos ligeros, y mucha agua. También le ayudará esta poción –indicó, terminando de escribir, y firmando el pergamino–. Reducirá la inflamación y el dolor. Tres tomas al día bastarán por el momento.
Astoria cogió el pergamino.
–Le estoy agradecida por haber venido tan pronto.
–Es mi trabajo –sonrió él, mirándola con lástima–. No ha pasado una buena noche –comentó, viendo su cara demacrada.
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Matrimonio de conveniencia (Draco x Astoria)
FanfictionLos señores Malfoy acaban de pactar el matrimonio de su hijo Draco con Astoria Greengrass. ¿Conseguirá Draco escapar de un matrimonio de conveniencia? ¿O caerá en las garras del amor?