Draco regresó a la mansión Malfoy y corrió a buscar a sus padres. Les encontró en el despacho de Lucius, poniendo en orden unos asuntos. Lucius era el que siempre planeaba dónde invertir y cómo hacerlo, pero era Narcissa la que controlaba el dinero y avisaba a los abogados. Hacían una buena pareja de trabajo.
Sin embargo, Draco no podía esperar a que terminasen.
–¡El conde nos ha engañado! –exclamó de sopetón, sorprendiendo a sus padres–. ¡Está envenenando a su propia hija para que parezca que está enferma!
Los Malfoy le miraron sorprendidos.
–¿Quién te ha dicho eso? –preguntó Narcissa.
–La propia condesa. Ella lo sabe todo, pero no puede...
–¿Cuándo has hablado con la condesa? –le interrumpió Lucius.
–Hace unos minutos. Fui al castillo para ver si podía hablar con ella.
–¿Te has entrevistado con la condesa a solas? ¿Cómo se te ocurre hacer eso? –le preguntó su padre, muy enfadado–. No puedes romper el protocolo de esa manera ¡Y menos aún cuando hay tanto en juego! ¿Y si os hubiera visto alguien?
–¡No había nadie! El conde no estaba –se excusó él–. ¿Pero me habéis escuchado? ¡Ella no está enferma! ¡La están envenenando! ¡Todo es un truco para que pactéis el matrimonio!
–¡Ya basta! –Lucius levantó la voz, mirando a su hijo muy serio–. No puedes entrar en la propiedad de otro hombre como si fuese tuya, y mucho menos sin ser invitado. ¡Y entrevistarte con su hija sin pedir permiso! ¡Podrías haber hecho que Greengrass rompiese el compromiso!
Draco le miró sin entender ¿Acaso no se había explicado con suficiente claridad?
–Pero padre...
–Nada de peros. No quiero que vuelvas a poner los pies en los terrenos de Greengrass hasta el día de la boda ¿Me has entendido?
Draco intentó desafiar a su padre con la mirada, pero finalmente, tragándose su orgullo y la rabia inmensa que sentía, se dio por vencido y salió de la habitación dando un portazo. Los señores Malfoy se miraron preocupados.
–¿Qué opinas, Cissa?
–El conde envenenando a su hija... es absurdo –dijo ella, agitando la cabeza–. Pero si ha sido ella la que se lo ha dicho...
–¿Crees que Greengrass envenena a su hija? –Lucius tenía la incredulidad plasmada en su rostro.
–No, no creo que sea posible... no puede ser posible –repitió ella, con énfasis. Simplemente el pensar en la posibilidad de envenenar a su propio hijo le producía arcadas–. La sola idea de que podría ocurrir es inconcebible –afirmó–. Puede que ella se niegue a casarse por cualquier motivo, y se haya inventado esa historia –sugirió.
–Tienes razón, es lo más probable –asintió él–. La cercanía de la muerte hace que la gente piense de forma extraña.
Y como la explicación les complacía, no se molestaron en pensar más en el asunto, y pronto se olvidaron de él.
***
Draco no sabía qué pensar. Astoria le había parecido muy sincera, y también Kali, pero si enfocaba el asunto desde la perspectiva de alguien ajeno al problema... parecía una historia muy inverosímil.
¿Qué haría él si estuviese a punto de morir? ¿Qué explicación encontraría para justificar su mal? ¿Estaría Astoria aferrándose a una idea que no era real? Pero por otra parte, era cierto que la joven parecía más saludable a medida que hablaba con él. ¿Y si se debía simplemente a la oportunidad de conversar con alguien que no fuese su elfina?
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Matrimonio de conveniencia (Draco x Astoria)
FanficLos señores Malfoy acaban de pactar el matrimonio de su hijo Draco con Astoria Greengrass. ¿Conseguirá Draco escapar de un matrimonio de conveniencia? ¿O caerá en las garras del amor?