Cap. 23

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NARRA CAROLINA

Aquella persona era Iván, y no iba solo.

Roque que estaba junto a él, soltó un grito agudo al ver a Marcos "abalanzarse" sobre ellos.

Afortunadamente no le pegó a nadie.

— He venido a por refuerzos, con Mateo manco y Marta de enfermera que no toca una piedra.. apañados íbamos. Arriba se ha quedao' Caye, vigilando a la parejita—habló Iván, bromeando.

— Vigilando, sí, bueno, lo que pasa es que está acojonado. —añadió Roque, soltando una risa.

— ¿Y Vicky?  —cuestioné, aún con esperanzas.

— No ha querido venir, Carol. —me respondió Roque.

— Vamos, Roque. —hablé, dejando a Iván junto a Marcos.

NARRA IVÁN

Antes de que el galleguito se fuese tras mi chica, lo detuve.

— ¿Qué te creías? ¿Que te la iba a poner en bandeja de pan?

En respuesta, el mierdas bufó y siguió hacia delante.

Dejándome allí parado.

NARRADOR OMNISCIENTE

Amelia miró de reojo a Héctor y Elsa.

Estos se estaban dedicando malas miradas, por parte de Elsa sobretodo.

— Pues los niños han vuelto encantados de la excursión. —habló sonriente la rubia.

— ¿Qué tal has visto a Paula? —le preguntó Héctor.

— Bien, estaba muchísimo más animada. Esta mañana cuando ha llegado el correo se ha puesto un poco triste porque... —pero en seguida se calló al abrir un cajón—. Uy, ¿y esto?

Sacó una flor un poco marchitada y un sobre con una carta.

— ¿De quién es? —le preguntó Héctor.

— De Pedro. —le respondió Amelia con una sonrisa.

— A ver —Elsa se acercó a ella— ¿Y qué te pone?

"¿Puedes seguir haciéndome feliz cenando conmigo esta noche?"—leyó Elsa—. Qué mono, ¿no?

— Ay, sí.

— Ay, hija, no sabes la envidia que me das.

Dicho esto volvió a sentarse.

Héctor, se le quedó mirando un rato pero luego se levantó.

— Bueno, yo me voy..

Al pasar por al lado de Amelia le tocó un cachete.

— Que disfrutes de la cena.

Al irse, Elsa le dio la mano a Amelia.

— ¿Qué le has dado? —le preguntó en broma.

Causando la risa de ambas.

EN EL POZO

El grupo todavía seguía indagando por aquella entrada secreta.

Mateo y Marta se habían unido, ya que al terminar de curar al primero, se emperró en bajar.

Los chicos se pararon al ver dos caminos.

— ¿Y ahora qué? —preguntó Iván— ¿Izquierda o derecha?

— Derecha. —habló Marcos.

— ¿Seguro?—le cuestionó Mateo—. Mira que si nos perdemos..

— Sí. —le cortó Marcos, totalmente seguro.

Los Misterios de la Laguna Negra (CORREGIDA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora