Cap. 30

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NARRADOR OMNISCIENTE

Jacinta le estaba echando la bronca a Fermín por gastar tanto aceite en la cocina, ya que está semana se habían preparado pocos platos freídos.

En ese instante, Elsa apareció por la puerta, buscando con la mirada a alguien.

— ¿Qué pasa? —le cuestionó Jacinta, acercándose a esta.

— Otra cosa, la limpiadora nueva casi se carga a una alumna. Ha aflojado los tubos del baño de la segunda planta limpiándolo, se habían quedado Victoria y Marta encerradas en el baño y vamos, ¡que están vivas de milagro! Y la pobre Marta todavía sigue mareadilla. —le reprendió.

— Bueno, eso, eso no deja de ser un accidente. —le contestó la anciana, con el ceño fruncido.

— Pff, ¡no! ¡no! Es una negligencia, imperdonable —negó Elsa—. Habla tú con ella, Jacinta, tú la contrataste, tú eres su jefa y esta es responsabilidad tuya.

Elsa echó a andar.

Pero la voz de Jacinta la detuvo.

— Consejitos vendo, pero para mi no tengo—habló—. Que te apliques el cuento, vamos a ver, tú contrataste a Amelia, ¿no? Tu eres su jefa, ósea que el accidente de Evelyn también es tu responsabilidad.

— Me parece que eso no es asunto tuyo, Jacinta. —le respondió la jefa de estudios.

— Puede que no, pero, déjame decirte que.. deberías tener un poco más de humanidad y compañerismo. Amelia es amiga tuya, ¿no?

— No se trata de una cuestión de amistad, si no de seguridad y profesionalidad

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— No se trata de una cuestión de amistad, si no de seguridad y profesionalidad.., y del futuro de este colegio.

— Pues el futuro de este colegio no te arrimará el hombro cuando tengas algún problema, ni se te meterá en la cama contigo por las noches ni.. ni dará la cara por ti cuando cometas algún error, deberías revisar tus prioridades o acabarás más sola que la una.

— Como tú.

Esta respuesta, tocó una fibra sensible en Jacinta.

Ya que, de forma sincera y con un tono de voz más suave le contestó:

— Sí, porque sé de lo que hablo te lo digo.

Un teléfono sonó, el de Elsa, haciendo que se separase de Jacinta para atender.

— Sí, sí de acuerdo —habló antes de colgar—. Está aquí la guardia civil van a interrogar al personal del colegio por el hombre que ha aparecido muerto en la laguna.

Dicho esto, Elsa se fue de la cocina.

Dejando a Jacinta preocupada.

Lo único en lo que podía pensar la anciana era en María, ¿cómo se libraría de esto?

Rápidamente se lo contó.

Y rato después, esta estaba empacando sus cosas con un abrigo puesto.

— ¡Pero la guardia civil va a preguntar por mi! ¡Va a ser muy sospechoso que no esté!—exclamó alterada María.

Los Misterios de la Laguna Negra (CORREGIDA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora