Cap. 28

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NARRADOR OMNISCIENTE

EN LA COCINA

—Hay que llamar al cerrajero para la puerta del baño de abajo. —le habló Jacinta a María.

—Ya he llamado yo..y mañana viene. —le contestó.

—Pues habérmelo dicho, que yo no tengo superpoderes para leer tu mente.

En ese instante, se oyó un ruido.

Alarmando a Jacinta.

—¿Quién anda ahí?

Rápidamente se acercó a su puerta, en la que almacenaba los regalos que su hija le había rechazado todos estos años.

Encendió la luz y al abrir la puerta.

Paula y Evelyn estaban dentro.

Jacinta miró a María.

—Jacinta, no..no te pases con ellas que ha sido culpa mía.

—¡Salid de ahí inmediatamente! Vamos.

—Se me ha caído un diente y hemos encontrado el armario mágico, María nos ha dicho que los regalos eran para tus nietos pero nosotras sabemos que tú eres el ratoncito Pérez.

—¡Cállate, tonta! Que eso no se lo puedes decir.

—Perdón, perdón, no se lo vamos a decir a nadie—se disculpó Paula—. Jacinta, de verdad, de verdad..

—Vaya, así que habéis descubierto que yo soy el ratoncito Pérez.. vaya por dios, esto no estaba previsto.

—¡Lo sabia!—exclamó Evelyn.

—Vamos a ver, vamos a ver, esto no se lo podéis decir a nadie. Y si sois buenas y me guardáis el secreto, os podéis quedar con un regalo cada una, el que mejor os parezca.

—¿De verdad? ¿Con el que nosotras queramos?—le preguntó Evelyn, emocionada.

—Sí, con el que querais—les sonrió Jacinta.

—¡Bien!—exclamó Paula.

Ambas corrieron al armario, a elegir el regalo.

EN LA SEGUNDA PLANTA

NARRA MARTA

Había seguido a Amelia, por el pasillo la vi cruzarse con Elsa.

Le dedicó una mirada fría, algo raro ya que estas eran muy amigas.

Al ver acercarse a Elsa, me eché un poco para atrás.

Pero me paré cuando la vi parada.

—Amelia, lo siento, lo siento de verdad, esto tampoco es fácil para mí.

Amelia no le contestó y se metió en su habitación.

Espere a que Elsa se fuese para acercarme a su puerta y tocarla.

—¿Quién es?—oí decir a Amelia.

—Soy yo, Amelia ábreme. —le contesté.

Oí sus pasos acercándose y segundos depues estaba cara a cara con ella.

—¿Puedo pasar?—le cuestioné.

—Claro.

Amelia y yo no siempre hemos tenido esta relación, el año pasado nos empezamos a llevar bastante bien.

Los Misterios de la Laguna Negra (CORREGIDA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora