Maratón. 4

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NARRA MARTA

— Te.. tenemos que irnos. —murmuró Mateo como pudo.

— Pero.. ¿Vas a poder conducir así?

Este negó con la cabeza.

— Vas.. a a tener que... conducir tú.

— ¿¡Qué?! ¿Mateo, estás loco? Ni en broma voy a conducir tu moto.

— Es eso... o nos va.. vamos andando.

— Tú no puedes andar así, ¡y yo no puedo contigo!

— Escúchame, la poli puede llegar en.. cualquier momento.. y.. y— Mateo empezó a toser, a causa de esto, empecé a darle palmaditas en la espalda.

Solté un suspiro, no me quedaba más remedio.

— Vale, pero tú me indicas cómo hacerlo..

Mateo asintió con la cabeza.

Rápidamente me dirigí a la moto y me subí en ella como pude.

Mateo se sentó detrás de mí, agarrándome de la cintura, haciéndome sentir un poco nerviosa.

Me giré para mirarlo y me di cuenta de que estaba sonriendo, intentando no reírse.

—¿Qué? ¿De qué te ríes?

— Nada.. nada. A ver.. primero enciéndela, mete la llave y dale al.. al botón de la derecha. — me dijo, dándomela.

Rápidamente el motor comenzó a sonar, puse las manos en los manillares.

— Vale, ahora pon la segunda marcha. Pon las.. las piernas en el suelo y impulsa la moto, y ya pos.. intenta conducir.

Respiré hondo, estaba muy nerviosa.

—Tranquila, cari, q.. que no nos vas a estrellar. —bromeó, riéndose.

— Joder, ¿cómo puedes bromear si estás así? Si no puedes ni hablar.

El trayecto fue corto, lo pasé regular tenía que controlar que no me fuese para los lados, aún así iba haciendo eses.

No supe cómo describir la cara que se les quedó a mis amigos al verme conducir la moto de Mateo.

Al llegar, aparqué la moto como pude para dejarla en la entrada de la casa.

Y ayudé a Mateo a levantarse y llegar hasta el porche.

Una vez allí Iván y Caye le ayudaron a sentarse.

— Joder, ¿qué os ha pasado? —preguntó Marcos, preocupado.

— Eso, nos tenéis que explicar muchas cosas. —añadió Carol, cruzándose de brazos.

— Marcos, ¿le puedes traer un poco de hielo a Mateo?

Este asintió con la cabeza y entró de nuevo a la casa, a los pocos minutos salió con un trozo de hielo envuelto en un pedazo de papel de cocina.

— Toma. —habló, dándoselo a Mateo.

— Gracias.. —murmuró este entre dientes, tragándose su orgullo.

— ¿Nos vais a explicar por qué os habéis ido así de repente? —nos preguntó Iván.

— A ver.. es que Mateo y yo habíamos discutido.

— Qué raro en vosotros ¿eh? —bromeó Caye, con una sonrisa mientras miraba al alemán.

Este solo le dedicó una mueca.

— Así que me fui calle abajo, sin saber a dónde iba. Hasta que llegué a un callejón y allí me acorralaron un grupo de chicos.. —expliqué, un poco avergonzada mientras me frotaba las palmas de las manos.

— Pero, ¿estás bien? ¿Te han hecho algo? Te juro que como te hayan hecho algo.. —me interrumpió Iván, enfadándose.

—No, no, gracias a Mateo.. apareció y se lío de hostias con ellos, si no hubiera aparecido no sé dónde estaría ahora mismo..

Todos estaban mirando a Mateo ahora mismo.

— Claro, por eso has conducido tú la moto, porque le han dejado hecho polvo. —dedujo Vicky.

Asentí con la cabeza.

—¿Y quién ha ganado? ¿Les has ganao', culebra?— le preguntó Iván.

Solté una risa mientras Vicky le pegaba un codazo.

— ¡Iván! Córtate un poco.

— Sí, bueno, pero he tenido ayuda. —le respondió Mateo, mirándome con una sonrisa.

La cual le devolví.

— Bueno, yo creo que ya hemos tenido suficiente fiesta por hoy, vamos a coger nuestras cosas y si os parece bien nos vamos. —dijo Vicky, a lo que todo el grupo estuvo de acuerdo.

Todos se fueron, dejándonos a mi y a Mateo solos.

— Oye que.. que gracias por lo de antes, ya sabes, defenderme de esos tíos. —hablé, mirando hacia otro lado.

— No es nada, cualquiera lo habría hecho.

— Ya.. cualquiera. —murmuré, a penas audible.

— Siento haberme pasado contigo, no debí de haberte gritado así, nos hubiéramos ahorrado todo esto. —bromeó.

Solté una risa.

— No te preocupes, yo también me he pasado un poco.

— Ya, pero tú podías invitar a quien te diera la gana, era tu cumpleaños, siento haberme puesto así. —se disculpó, bajando la mirada.

— Estás perdonado, yo también tenía que haberos preguntado antes. Aún más sabiendo cómo sois tú e Iván con Marcos. —le contesté de broma.

— Sí, bueno.. Mira la parte positiva, no me he peleado con el gallego hoy, ¿eh?

Los Misterios de la Laguna Negra (CORREGIDA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora