Misterious Mind || Jenlisa

Capítulo 3

Lalisa Manobal-Kim

Mi estómago se revolvía con los recuerdos, sabía que llegaría el momento de hablar de las cosas que habían sucedido con Jennie, las cosas que me habían llevado hasta esta maldita comisaría para poder probar mi inocencia en todo este caso.

Yo no maté a nadie.

—¿Ella tuvo algún otro ataque de ira hacia alguna otra chica cuando comenzaron su relación? —Su pregunta me hizo sentir como si fuera una computadora abriendo un archivo en mi cerebro para recolectar información almacenada acerca de todo. Ciertamente tenía mucho por contar, pero resumiría todo con los detalles importantes.

—Ella era muy posesiva conmigo, no le gustaba que tuviera tan siquiera amistades, siempre quería que estuviera con ella como mencioné. Hubieron varias discusiones, peleas y problemas cuando hasta hablaba con alguna mesera o alguna chica que trabajase a los lugares que íbamos. —Suspiré y me preparé para contar. —La primera vez que hubo una situación fuerte fue con una chica con la que hable por dos segundos ya que estábamos en un restaurante y ella solo hacía su trabajo... pero ante los ojos de Jennie no fue así.

—¡Muy buenas! Bienvenidas sean ¿que les puedo ofrecer hoy del menú?

Le di una sonrisa amable y mire hacia donde mi novia enfrente para dejar que ella pidiese primero pero rápidamente me retracte al ver sus ojos entrecerrados mirando en dirección a aquella noble chica. Abrí y cerré la boca unas cuantas veces sin saber que decir para hacer que la situación se quedase tranquila como la mayoría de veces que Jennie hacía esto.

—Oh si.. Ehmm.. a mi dame una pasta de camarones con brócoli y.. mi amor ¿tu que deseas comer? —Miré a Jennie nuevamente, casi queriendo gritar cuando dije "mi amor" para que se diera cuenta que estaba dejando su territorio marcado ante la mesera y que así le fuese suficiente para que estuviera tranquila. Aún así con mi pequeño esfuerzo, su mirada oscura no abandonó su rostro en ningún momento.

—Aún no se, dame un maldito segundo aunque sea, acabamos de llegar y viniste a toda velocidad. —Habló con agresividad mirando directamente a la mesera, sus puños se apretaban alrededor del menú.

La mesera y yo teníamos el mismo rostro, ojos abiertos, mejillas sonrojadas con vergüenza y la boca entre abierta.

Joder con lo mismo de nuevo.

—oh eh... entonces en un rato vuelvo. —La chica amablemente dijo y aún su rostro no abandonó esa sonrisa amable, me da una pena haberla hecho pasar por esto.

En un rato, Jennie por fin se había decidido en hablarme y llamé de vuelta a la chica. Automáticamente ella se dirigió hacia nosotros y otra vez la mirada de mi novia me mandaba cuchillos.

—¡Hola de nuevo! Ahora si ¿que les pongo en la lista?

Le dije las cosas que pediríamos y al ver que la misión había sido exitosa, sonreí leve y mire a Jennie, la cual estaba cruzada de brazos y mirándome con esos ojos que por alguna razón siempre vivían en odio y pocas veces me miraban brillantes.

—¿Me das un beso? —Me preguntó, con una voz suave.

—¿Ese es mi premio por controlar la bestia de mi novia? —Mencioné en broma pero su rostro se volvió más serio. Mi estómago se revolvió, supe que había dado el paso equivocado.

— ¿Acaso no me quieres besar porque te va a ver esa perra hacerlo? ¿Eso es?

Que carajos.

Porque tenían que dañarse las cosas tan rápido por un fallo mínimo.

Era una puta broma.

—Jen... solo estaba bromeando por dios...

—Claro, ahora yo soy la desquiciada celosa ¿no? —Su mandíbula se tensó mirándome y yo resoplé, virando los ojos lo que la puso aún más de mal humor, la conozco.

No dije nada y ya asumía las cosas erróneas.

—¡Aquí tienen! —Llegó la mesera y nos dejó los platos en frente. Si no fuera por la situación, habría sonreído ante lo bien que se veía esa pasta, joder. —¿Puedo ofrecerle algo más? —La chica miro en mi dirección, sonriéndome y rápidamente supe que ese gesto había cagado más la situación.

Me sobresalté al escucharla la mesa retumbar y noté a mi novia levantándose con un mal humor bastante notable. Sin pensarlo dos veces me quise levantar rápidamente pero ya había sido demasiado tarde.

Jennie había agarrado a la chica por el cabello y se lo habría jalado hacia atrás para ella dejar la boca a la altura de su oído.

—Vuelves a coquetearle a mi novia y te juro que el cuchillo de plástico que no sirve ni para cortar una puta gelatina, haré que te atraviese el cuello de alguna forma ¿entendido? —Habló con un claro odio en su voz. Soltándola y empujándola hacia el piso, tomó su bolso, dejando el dinero tirado sobre el cuerpo de la chica que sollozaba en el suelo. —Vámonos Lalisa. —Me tendió la mano, mirándome fijamente con rabia.

Lalisa.

Realmente estaba enojada como para llamarme así.

Y yo estaba sorprendida. Nunca se había comportado así. Jamás.

— Esa fue la primera vez que la vi así... sus ataques de celos continuaron hasta el nivel de que me obligó a firmar los papeles de matrimonio para poderle probar que la amaba... —Suspiro y jugueteo con mis manos con nerviosismo. —No quería una boda así, quería una boda linda, en algún bosque... una boda rústica con ella, no un puto papel para probarle que si la amaba, no quería esa mierda.

El detective me miraba atónito, realmente mi caso con Jennie no era algo común, mucho menos algo lindo de escuchar con todo lo que sucedió.

Lo que no era lindo era ver el archivo del detective vaciándose poco a poco ya que el almacenaba en otro lado las preguntas ya aclaradas, por lo que los papeles que quedaban en el archivo sobre la mesa eran cosas aún sin resolver y...

Poco a poco se asomaban las fotografías que no quería ver. Faltaban tan pocos papeles para que las fotos por fin llegasen y el detective las tomase.

No las quería ver, aún no estaba preparada.

Mi mente no podía con tanto.

Uy uy.. ¿cómo van? Se acerca lo fuerte.

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