Un ambiente oscuro, una mente misteriosa y trastornada.
Los problemas mentales son algo serio, pero es interesante querer entender la mente de alguien realmente trastornado.
-Eres mía, serás mía y si tengo que matar para que sea así créeme que lo h...
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Lalisa Manobal-Kim
3 años después:
Mi mente luego de mucho tiempo se olvidó de Jennie. Me mudé de Korea y volví a Tailandia con mi familia para tratar de olvidarme de todo y poder empezar de cero.
Sin embargo me fue imposible. Tenía pesadillas, mi depresión se fue incrementando y mis ataques de pánico eran fuertes. No quería seguir preocupando a mi familia así que después de un año en Tailandia decidí regresar a Corea y proseguir con mis estudios universitarios y así usarlos como una distracción.
Tuve que cambiarme de universidad ya que cada rincón me recordaba a Jennie aparte de que todos eran tan entrometidos que me preguntaban a cada rato como estaba yo o como llevaba la situación de Jennie, recordándome una y otra vez lo miserable que estaba siendo mi vida luego de esos sucesos.
Pero aún así con todo lo que hice Jennie nunca abandonó mi cabeza.
Ni Jennie ni todo lo que hizo.
El día de su arresto no quise ir a ver el caso siendo llevado a cabo en aquel tribunal. Mi madre me contó que ella había sido internada en un psiquiátrico donde tomaban casos fuertes como los de ella ya que ella mentalmente estaba claro que nunca fue estable.
Me alegró el pensar que en algunos momentos ella fue feliz ya que se notaba cuando algo realmente ella lo apreciaba. Todo el tiempo de veía apagada, desanimada y con una mirada perdida. Las veces que sonreía era un orgullo para mi el ver esa hermosa sonrisa siendo causada específicamente por mi. Pero realmente ella nuca estuvo bien y yo fui la ciega que no se dio cuenta de eso.
Ella no siempre fue así, no todo el tiempo era fría, seca, agresiva y grosera. Jennie también fue amorosa, romántica, atenta y cariñosa. Me encantaba las veces que se ponía tan amorosa que ni siquiera se quería despegar de mi, claro, sacando el factor de que estaba obsesionada conmigo de forma enferma. Pero aún así siempre mostró algo de amor y hasta pasión.
Caminé por la carretera, acomodando mi sudadera y mis auriculares los cuales tenían música a todo volumen mientras los coches pasaban a mi lado por la calle, alumbrándome momentáneamente.
Llegue a mi apartamento, entré a este y suspiré ante la soledad y frialdad aquí. Caminé hasta el sofá y me tiré en allí, quedándome en la oscuridad siendo alumbrada por la iluminación de la luna que se metía por los grandes ventanales de cristal que daban al balcón, dejando la habitación en un tono azulado con muy poca claridad.
No me importó, solo me quedé mirando al techo fijamente. Mi mente se inundó en recuerdos. Estaba tan cansada de sentirme así. Sentirme como si no tuviera nada más que hacer en el futuro y me ahogaba en preocupación. ¿Seré igual de miserable toda mi vida? ¿volveré a ser feliz? Eran preguntas que constantemente venían a mi cabeza una y otra vez a la par que recuerdos de cuando era feliz y me tenía tanta envidia.
