Capituló 21

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Lalisa Manobal-Kim

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Lalisa Manobal-Kim

Cuando llegamos de vuelta a casa, ambas con una sonrisa entramos. El día había sido espectacular. Estuvimos toda la tarde hasta el anochecer conversando de cosas aleatorias, comiendo o simplemente disfrutando del ambiente en aquel parque, incluso jugamos con algunos pequeñitos del área.

Mientras comía una fresa envuelta en chocolate, escuché los pequeños pasos en la grama acercarse a nosotras y dirigí la mirada para ver de quienes venían.

Dos tiernos pequeños, de entre unos 5 a 6 años con ojos rasgados y cabello oscuro nos dedicaron una sonrisa mientras en sus pequeñas manitas sujetaban un disco volador. La pequeña de alguna forma me recordó a Jennie y no pude evitar pensar en las miles de veces que hablé con Jennie de tener hijos cuando estábamos juntas. La nostalgia me invadió junto a un de sentimientos de tristeza.

—Hola señoritas... ¿podrían jugar con nosotros? ¡Necesitamos dos jugadores más! —La voz tierna del chico llamó la atención de ambas y sonreímos con dulzura.

—Claro que si, no pudieron haber encontrado mejores jugadoras que nosotras. ¿Cierto Lili?

Reí y asentí mientras miraba los dos pequeños celebrar en pequeños saltitos. Ambas nos levantamos un nos alejamos un poco de la zona del picnic para estar en la grama despejada de árboles, sintiendo los rayos de sol al salir de la sombra que nos brindaba un árbol.

Yo hice equipo con la pequeña y Jennie se fue con el niño, comenzando ambas a aventar el disco por el aire, corriendo todos como locos para poder alcanzar el disco.

En un momento tomé a la pequeña en brazos y la elevé para que lograse sujetar el disco y con ello nos llevamos un punto a nuestro favor.

—¡Eso es trampa! Yo no tengo esa fuerza para levantarlo. —Gritó Jennie desde el otro extremo riéndose mientras el pequeño tenía un rostro derrotado de forma dramática.

La niña ahora en mis brazos no dejó de reír, me alegraba saber que esos dos estaban pasando una tarde estupenda gracias a nosotras.

Después de un rato jugando, claramente ganamos nosotras y el equipo perdedor refunfuñó. Nos despedimos de los pequeños los cuales fueron corriendo a donde su madre, una mujer dulce que estuvo en todo momento vigilando a sus hijos jugar desde un banco no muy lejano a nosotras. La saludamos y dio una reverencia desde lejos en agradecimiento y se retiró con sus dos angelitos.

Sonreí ante el breve recuerdo mientras entraba al baño. Jennie se había ido a buscar algo en su habitación mientras yo me dispuse a tomar una ducha. Me quite el atuendo dejando la ropa en la cesta para meterme luego a la ducha dejando el agua tibia caer por mi cuerpo, relajando mis músculos al instante.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2023 ⏰

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