Capítulo 4 (No G!p)

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Lalisa Manobal-Kim

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Lalisa Manobal-Kim

—No puedo creer que te haya obligado a casarte por... eso. —Contestó y yo tragué ondo.

Fue de los momentos que más afectó mis perspectiva sobre Jennie. Estaba cegada por el amor, pero nuestra relación iba en picada, simplemente nada mejoraba ni aunque sea un poco.

—Las cosas no pararon, ella no confiaba en mi en lo absoluto y nunca entendí porque, nunca. Las escenas de celos de su parte me fueron cansando, sus discusiones y abusos verbales también me cansaron, todo era demasiado para todos los días. —Mi estómago otra vez se revolvió recordando todos esos momentos horribles.

—Entonces ¿cuando llegaste a tu Máximo? —Luego de escribir en otros papeles, sacó algunos otros más del archivo y solo quedaba un papel tapando las fotografías del caso.

Mire lo que se asomaba de las fotografías con nerviosismo. No quería verlas, maldición.

Ya faltaba poco para salir de estas cuatro malditas paredes claustrofóbicas, he estado aquí no se cuantas horas.

Tragué ondo y continué.

—Hace como un mes, nuestra relación se basaba en conversaciones frías y muy poco contacto físico. Jennie aún me peleaba todos los días porque llegaba tarde de la universidad por darle tutorías a mi compañera. —No quise mencionar su nombre, esperé que el detective lo captase por si solo.

—¿Wonyoung? ¿Esa es la compañera a la que te refieres? —Preguntó atento a mi respuesta. Tenía miedo de responder.

—Si.. Wonyoung. —Sentía ganas de vomitar. Respiré ondo y tomé agua del vaso de cristal frente a mi.

El detective volvió a apuntar en aquel papel y carraspeó su garganta antes de continuar.

—Cuéntame lo qué pasó esa noche y lo que piensas que lo provocó. —Preguntó y mis manos temblaban y mis ojos divagaban perdidos.

—Jennie y... yo tuvimos una discusión. Le dije que ella solo tenía una obsesión por mi, claramente ella no me amaba y me trataba como un maldito objeto. Le dije que me iría de la casa porque ya no soportaba que me tratase de esa forma. Aquel lugar ya no era el lugar seguro que era al principio de nuestra relación así que fui a mi habitación y recogí mis cosas. Ella cegada del enojo comenzó a romper cosas mientras gritaba como una desquiciada total..

—¡Lalisa! ¡No me puedes dejar, idiota!

Sus gritos retumbaban por la habitación, era muy probable que hasta los vecinos escuchasen sus gritos.

—Cállate... Cállate Jennie por dios. —Mi voz salió temblorosa por la situación y mis lágrimas creándose en mis ojos.

Tenía un nudo en la garganta mientras escuchaba el vidrio agrietarse por todos lados en la habitación. Mi cuerpo daba brincos ante cada estruendo chillón en mis oídos. Tomé la mochila y me la colgué del hombro, volteándome para encontrarme con una escena escalofriante.

Misterious Mind || Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora