Capitulo 4

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Narra Sam

Iba caminando por la calle y vi un monton de chicas acorralando a una chica temeroza, gritandole cosas ofencivas y no se por que fui directo alli.
No era fuerte para alejarlas con mi sola presencia, pero sabia como hablar, asi que utilizaria lo que tenia para ayudar a esa chica.
-Hey- grite y las chicas confundidas voltearon- ¿Qué creen que hacen?- se miraron entre ellas y se encogieron de hombroa. La mas alta se dirijio a mi
-¿Tu quien eres?- dijo mirandome agresivamente
-Un chico que defiende a esta chica- dije apuntando a la rubia, a la que hace poco estaban insultando
-¿Tu como crees que haras eso?- dijo mirandome de arriba a abajo, mirando mi complexion fisica
-Hablando- dije y ella solo hizo un gesto con la mano para que prosiguiera- ¿Porque insultan a la gente?¿Cual es el caso? Siempre tiene que ver algo ¿no?- ellas me miraron aun mas confunfidas- Si es virgen es una monja, si ya no es virgen es puta, ¿Linda? Creida, ¿Fea? Asquerosa, ¿Rellenita? Obesa, ¿Delgada? Anorexica, ¿Llora? Es una debil, ¿No llora? Sin sentimientos, ¿Gay? Raro, ¿Se tiñe? Falsa, ¿Se junta con chicas? Anormal, ¿Se junta con hombres? Machorra, ¿Se corta? Solo quiere llamar la atencion, ¿Vive? No merece vivir, y si se muere ¡Era muy buena persona!- dije casi gritando a todo pulmon pero me contuve, la chica que estaba antes agresiva conmigo, tenia los ojos cristalizados y estaba sonrojada- Ahora si me disculpan... ¿Podriab dejar de hacer esto por favor?- dije mirandolas a los ojos y la chica frente a mi asintio con la cabeza y se fue.

Las chicas que la acompañaban la siguieron en silencio, mire a la joven rubia con rizos rebeldes y ojos azules, con piel hermosamemte blanca me devolvio la miranda y me sonrio.
-Gracias- dijo la joven sonriente- Mi nombre es Ingrid- dijo tendiendome la mano y con una sonrisa hermosa como si la escena anterior nunca hubiece sucedio y solo por casualidad nos hubieramos conocido.
-De nada- Dije respondiendole tomando su mano- lindo nombre, mi nombre es Sam.
-Bueno Sam ¿Quieres acompañarme al correo? Luego talvez podamos ir a tomar un café- dijo mirando la acera nerviosa y apenada.- Claro solo si tu quieres,no quiero que te sientas obligado a acompañarme o algo asi...
-Claro que quisiera acompañarte -dije cortandole con un sonrisa inevitable de oreja a oreja.
-Bien- dijo dirijiendose a las oficinas de correo.
-Bien- repeti y la segui.- ¿Sabes que es gracioso?
-¿Que cosa?- dijo con el ceño fruncido
- Que yo tambien me dirigia a las oficinas de correo- dije sonriendo.
- Si? Es verdad?-dijo somprendida
-Claro ¿Por que mentiria?- dije ahora yo confundido
- No lo se, supongo que soy muy ignorante e ingenua como un niño, como para impresionarme con cualquier cosa- dijo nerviosa y sonrojandose, como si hubiese confesado un pecado.
-Eso es lindo y apresiable, no deberias avergonzarte de ello- dije infifernte para que no notara que me moria de ganas por dentro por su gran ignorancia e ingenuidad.
-Bueno gracias, es un lindo comentario- dijo inocente y no pude evitar sonreir.

Llegamos en un par de minutos con conversaciones al azar, y pedimos nuestros correos.
-Mira- me dijo señalandome una carta blanca con un sello negro y extraño- ¿De quién sera? No tiene el nombre del emisor- dijo rasgando la carta y comenzo a leer.

Yo mire mi correo y entre ellas una carta igual.
-Mira una igual- le dije e hize lo mismo que ella y estaba un escrito en tinta roja.

Nos quedamos en shock en el momento en el que la leimos, nos miramos. ¿Habria leido lo mismo que yo? Lo dudo pero... ¿Quien las enviaria?
-¿Que decia la tuya?- pregunte, ella solo se sento en el suelo, en uma esquina y me tendio la carta.
-¿Me pasa la tuya?- dijo ella y se la pase despues de sentarme junto a ella.

La lei y la relei, no podia creer lo que decian ambas cartas, eran diferentes, pero con el mismo propocito.
-¿Por que nosotros?- dijo ella y yo solo la mire.


El Oro De Los TontosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora