Bangkok, una ciudad que una vez parecía llena de posibilidades, ahora se extendía frente a Becky como un laberinto de incertidumbre. La vida que había conocido antes de su viaje había quedado atrás, reemplazada por una serie de eventos inesperados. La repentina desaparición de Freen había sacudido su mundo, dejándola con una sensación de vacío.Becky se encontraba en la casa de su tía, un tranquilo refugio a las afueras de Bangkok. El entorno sereno contrastaba fuertemente con el caos que había experimentado en el hotel. A pesar de la aparente calma, su mente estaba llena de preocupación por Freen.
Cada día que pasaba sin noticias de su nueva amiga la llenaba de ansiedad. La promesa de que Freen se pondría en contacto con ella no la consolaba del todo. No sabía si la mafia tailandesa había intensificado su búsqueda y si Freen se encontraba en peligro.
Becky caminaba por el exuberante jardín de la casa de su tía, sus pensamientos dándole vueltas. Susurros de hojas y el canto de los pájaros se mezclaban en el aire, creando una melodía que solo intensificaba su preocupación. Miraba el teléfono constantemente, esperando una llamada o un mensaje que no llegaba.
Una tarde, mientras estaba en el porche, una voz familiar llamó su atención. Era su tía, una mujer sabia y comprensiva que había vivido lo suficiente como para reconocer la inquietud en el rostro de Becky.
"¿Estás bien, querida?", preguntó su tía con cariño, acercándose.
Becky suspiró, incapaz de ocultar su angustia. "Estoy preocupada por una amiga que conocí aquí en Bangkok. Desapareció repentinamente, y no tengo noticias suyas desde entonces".
Su tía le puso una mano reconfortante en el hombro. "La vida puede ser impredecible, querida. A veces, las personas entran en nuestras vidas de manera inesperada y, de la misma forma, pueden desaparecer momentáneamente. Pero eso no significa que debas perder la esperanza".
Becky apreció las palabras de su tía, pero la angustia seguía atormentándola. Sabía que debía seguir adelante, que no podía quedarse esperando indefinidamente, pero el vínculo que había formado con Freen la hacía sentirse atrapada entre la preocupación y el deseo de encontrarla.
Mientras los días pasaban en la tranquila casa de su tía, Becky continuaba con su vida diaria. Hacía paseos por el mercado local y a veces se sumergía en la investigación médica que la había llevado a Bangkok. Pero Freen seguía siendo una presencia constante en sus pensamientos.
Cada noche, antes de dormir, Becky se preguntaba dónde estaría Freen en ese momento. Si estaría a salvo, si habría logrado escapar de la persecución de la mafia o si la habrían atrapado. La inquietud la atormentaba, y sentía que algo dentro de ella se había desequilibrado desde la desaparición de su amiga inesperada.
Becky comenzó a reflexionar sobre el profundo vínculo que había formado con Freen en tan poco tiempo. Sus caminos se habían cruzado de manera inesperada.
A pesar de la preocupación constante, Becky no podía evitar sentir que su vida había cambiado de alguna manera para mejor desde que Freen había entrado en ella. Y sabía que, cuando el momento adecuado llegara, haría todo lo posible por encontrarla y protegerla, sin importar los peligros.
Llego el fin de semana, había pasado mucho tiempo desde la última vez que todos se habían reunido de esta manera, abrazos cálidos y sonrisas amigables. La casa estaba llena de risas y conversaciones animadas mientras los familiares, se reunían en el jardín trasero. Había una mesa repleta de deliciosa comida casera, y el aroma tentador flotaba en el aire.
Los niños correteaban por el jardín, jugando alegremente, mientras los adultos compartían anécdotas y se ponían al día. Algunos parientes habían viajado desde lejos para estar allí, y la casa estaba llena de risas y conversaciones en diferentes idiomas.
Becky se sintió reconfortada por la familiaridad de todo, por estar rodeada de personas que la querían y se preocupaban por ella. A medida que avanzaba el día, comenzó a relajarse y disfrutar de la compañía de su familia extendida.
La tía de Becky, una mujer amable y cariñosa, estaba feliz de tener a su sobrina en casa. Ella se acercó a Becky con una sonrisa y le dio un abrazo afectuoso. "Es maravilloso tenerte aquí, cariño. Estábamos esperando ansiosamente esta reunión".
Becky asintió con gratitud. "Me alegro de estar aquí, tía. Extrañaba a todos".
A medida que avanzaba la tarde, la reunión familiar continuó con juegos, música y mucha comida deliciosa. Era un día de alegría y reencuentro, y Becky se sentía agradecida de formar parte de esta calidez familiar.
La noche caía sobre Bangkok mientras Freen se internaba más profundamente en las sombras, alejándose del bullicio de la ciudad. Cada paso le recordaba la bala que aún yacía en su pierna, un recordatorio constante de la traición que había desencadenado este caos. A pesar de la urgencia de su situación, su mente no dejaba de dar vueltas a la imagen de Becky, la chica que le salvó la vida .
Freen había tomado una decisión difícil al llamar a Becky para asegurarse de que estaba a salvo. Se sentía culpable por haberla involucrado en su peligrosa huida. Mientras avanzaba por las sombras, una sensación de angustia la abrumaba. ¡Sabía que había puesto en peligro a Becky mientras la cuidaba! Debía mantenerse en movimiento, resolver sus asuntos y alejarse para siempre.
Freen decidió ir a ver a Becky para saber cómo está, llegó a la casa de la tía de Becky. Con cautela, se escondió entre los arbustos, buscando mantenerse fuera de la vista de cualquier mirada indiscreta.
Entonces, muy suavemente pronunciaba el nombre de Becky.
Becky escuchó y sus ojos empezaron a buscar entre los arbustos. "Freen, ¿estás aquí?" preguntó en un susurro.
Freen asomó la cabeza desde su escondite y asintió con alivio al ver a Becky. "Estoy aquí", respondió en un tono igualmente suave.
Becky se acercó con precaución, mirando a su alrededor para asegurarse de que no los estaban observando. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Freen habló en voz baja, su preocupación evidente en sus palabras. "Becky, estoy preocupada por haberte involucrado en esto. La mafia me persigue y no quiero que corras peligro".
La noche envolvía aún más la casa de la tía de Becky, y el momento de la despedida había llegado. Freen miró a Becky con una mezcla de gratitud y preocupación en sus ojos. Sabía que debía seguir huyendo, pero también se preocupaba por Becky, la chica que le salvó la vida y que había decidido ayudarla en medio del peligro.
Becky comprendía la situación, pero no pudo evitar sentir un nudo en la garganta. No sabía cuándo volvería a ver a Freen o si alguna vez lo haría. Fue entonces cuando, impulsada por el momento y por un sentimiento que apenas entendía, Becky dio un paso hacia Freen y la abrazó con ternura.
Freen quedó sorprendida por el abrazo, pero pronto lo correspondió, sintiendo la calidez de Becky a su lado. En ese instante, la preocupación y la necesidad de protegerse mutuamente se mezclaron con algo más profundo. Cuando se separaron, algo en el aire cambió.
Inesperadamente y por un impulso que ninguna de las dos pudo resistir, Becky se inclinó y besó suavemente a Freen en los labios. Fue un beso tierno pero cargado de significado, un gesto que selló el vínculo en medio de la incertidumbre.
Becky se separó rápidamente, su rostro teñido de sorpresa y disculpas. "Lo siento, Freen. No sé qué me pasó".
Freen, aún aturdida por el beso, la miró con ojos brillantes. "Becky, no tienes por qué disculparte. Cuídate mucho", dijo en un susurro lleno de emociones.
Con ese momento inesperado como último recuerdo, Freen se alejó hacia la noche, mientras Becky observaba su figura desaparecer entre las sombras. Las palabras no habían sido necesarias. Habían compartido un momento especial, un vínculo que el tiempo y la distancia no podían borrar.
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Pasión peligrosa
RandomEn las callejuelas sombrías de Bangkok, Freen, una misteriosa miembro de la mafia tailandesa, se ve envuelta en una traición mortal que amenaza su vida. Pero el destino la lleva a un inesperado encuentro con Becky, una joven inglesa atrapada en una...