Caesar Alexandrovich

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ROSAS Y CHAMPAÑA
lector femenino
pedido por FatimaFuentes295















Casarse con un hombre era bastante complicado.

Casarse con un mafioso era muy peligroso.

Casarse con un mafioso ruso, era exótico, y peligroso también.

Pero, casarse con un hombre, mafioso, ruso, y de apellido Alexandrovich era como alguna clase bendición divina.

Lo primero que Jia hizo una vez que llegaron a la habitación del hotel fue quitarse el extravagante vestido que llevaba cargando consigo desde las nueve de la mañana. Actualmente eran las diez de la noche.

El vestido de novia se dividía en dos; la falda, la cual era puras capas de tela ──incontables, si se lo preguntaban── y el corsé.

Todo mundo conoce el corsé. Ese artefacto generalmente de tela con madera que te re acomodaba los órganos y le daba figura a tu cuerpo. Completamente inútil y prisionero desde el punto de Jia.

──Sigo sin comprender por qué decidiste utilizar el corsé. ──habla Caesar a sus espaldas, sabiendo a la perfección que ella odiaba utilizar esas cosas.

Ella suelta un suspiro, saliendo de la falda, casi tropezando el el proceso.

──Todo el mundo quería una boda tradicional. ──responde ella y luego señala a su vestido──. Esto, es algo horrorosamente tradicional.

Le da la espalda al rubio, moviendo su largo cabello para que él viera las ataduras del corsé.

Caesar suelta un suspiro acercándose a su pareja. Toma con delicadeza los listones de color blanco de adornaban la parte trasera del corsé para luego comenzar a deshacer el nudo.

La altura era notoria. Mientras que él media dos metros y tanto, ella apenas lograba llegar al metro setenta. Por lo que sí, había veces que eso complicaba un poco las cosas.

──No deberías de tomar en cuenta a los demás. ──susurra él en ruso sobre su oído. Un escalofrío recorre su espalda──. Es tu día. Tu boda, no la de ellos.

──Nuestra boda. ──corrige ella. Suelta un gemido cuando siente que las ataduras se deshacen alrededor suyo──. Oh Dios. Al fin...

Se quita rápidamente el corsé aventándolo a quien sabe dónde. Acaricia sus pechos adoloridos con delicadeza, lloriqueando levemente.

──Prometo nunca volver a utilizarlo, se los prometo. ──habla para si misma recargando su espalda en el cuerpo de Caesar.

Caesar lleva la vista a los pechos de su pareja, ella seguía abrazándolos y masajeando cada uno sin pudor, como si él no estuviera observando. Su miembro comenzaba a endurecerse.

Sin pensarlo dos veces apartó las manos de Jia con un movimiento rápido. La misma apretó sus labios cuando Caesar envolvió sus pechos con ambas manos, encajando a la perfección.

──¿Qué es lo que haces? ──pregunta ella cuando él comienza a mover sus manos.

──Aliviar el dolor, claro. ──sus hoyuelos se marcan cuando sonríe con picares.

Los movimientos de Caesar eran mucho más sensuales que los suyos. Jia disfrutaba de eso, suspirando con emoción al sentir alivio en sus pechos. Cerró sus ojos, disfrutando de aquel "masaje".

Big boys                                                               manhwasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora