O̴c̴t̴a̴v̴o̴

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La vida al lado de ese hombre, al contrario de lo que se esperaba, es extremadamente sencilla. Lleva un mes siendo su cachorrito, acompañándole a todos lados y viviendo con él, maravillándose al verle trabajar.

Uno de los días tuvo problemas porque al verle presidir una reunión, tan serio, hablando con ese orgullo y seguridad, explicándolo todo con un trabajo minuciosamente organizado, moviéndose con la elegancia que le caracteriza, su perfecto cuerpo marcado adrede en ese traje negro apretado, estando al final de la sala, tuvo que recolocarse en varias ocasiones su dolorosa erección.

La cual Taehyung se encargó de lamer, chupar y mimar en su despacho en cuanto salieron.

Tiene que reconocer que se siente un poco estafado por Jungkook, el idiota que le dijo que casi no tenían tiempo para el sexo por que tiene mucho trabajo, siendo una vil mentira, su jefe lo reclama en su culo a cada momento que puede.

No tiene la cuenta de cuántas reuniones ha cancelado o pospuesto para que se lo folle, aunque no puede estar más a favor.

Lo único que no le gusta es que el todavía chiquillo esté pululando por el edificio de la empresa, lo han contratado de modelo y se lleva demasiado bien con Taehyung, ocasionándole una sensación fea en el estómago que no le gusta nada cada vez que se encuentran, su mayor le sonríe con demasiado encanto.

Sí le gusta, en cambio, que Taehyung le ha comprado el piano más bonito que ha visto en su vida, es negro y de cola, gigantesco, se sorprendió mucho cuando le dijo que lo había encargado especialmente para él.

Ahora mismo, está tocándole la típica canción de música de clase, para Elisa de Beethoven, ambos sentados en el banquete del pianista, estrenando el hermoso piano que acaba de llegar, sintiéndose extrañamente pleno mientras toca y el mayor está con los ojos cerrados, recostado en su hombro, disfrutando de la melodía, no puede negar que esa situación le hace sentir una paz desconocida.

Aunque en su mente revolotea el pensamiento de que el mayor especifico su versatilidad, sin haberle tocado todavía.

- ¿Hay algo que hagas mal, bebé? – Ronronea Taehyung, restregando su mejilla en su hombro – Eres maravilloso.

Cada día su autoestima y ego se llena un poco más debido a las constantes palabras dedicadas a su persona, jamás se ha sentido tan adorado y mimado, además de que está seguro de que no es una persona que mienta, sabe que todo eso se lo dice desde el fondo de su corazón.

Sus mejillas arden con furia por el halago, como cada vez, intentando opacar el latido desenfrenado en su pecho con el sonido exquisito del piano.

- Gracias – Devuelve el menor.

Sus ojos se posan en el bello rostro que tiene recostado en su hombro, analizándolo por enésima vez, lamentando un poco que si no hubiese sido por esa maldita escultura jamás habría podido disfrutar de Taehyung.

No sabe con exactitud qué es lo que lo impulsa, pero deja un tierno beso en su sien, arrancando una adorable sonrisa de los labios del mayor.

A veces siente que ese hombre es su pareja, que no hay dinero de por medio y que están construyendo una vida juntos, cuando la realidad de que quedan dos años para pagar su deuda y que luego desaparecerá de su vida para buscar un cachorrito nuevo, cae en su cabeza como un jarro de agua helada.

Le gusta Taehyung y no lo esconde, tanto como al mayor le gusta él.

Pero solo es eso, atracción y un contrato de trabajo por medio, ese pensamiento le hace parar de tocar, sintiéndose fatal por recordarlo una vez más.

El rostro del mayor se acerca a su cuello y deja un riego de besitos tiernos en él, rodeándole la cintura con las manos, extasiándose con el aroma varonil que acostumbra a llevar siempre Yoongi.

- ¿P-Puedo hacerte una pregunta? – Susurra el menor con un puchero.

- Claro, bebé – Asiente en su cuello.

- ¿Cuántos cachorritos has tenido? – Suelta intentando disimular su rabia, sintiendo su boca sucia al decirlo.

- Creo que como 10, aproximadamente – Se separa para mirarle el rostro – Todos chicos lindos.

- ¿Por qué los dejas? – Pregunta mirándole directamente a los ojos.

- Algunas veces ha sido porque se han enamorado de mí, otras porque han dejado de atraerme o porque han conseguido una pareja – Se pasa la mano por la barbilla, pensativo – Hubo uno que sí me gustó, pero se acabó enamorando de otro, así que me aguanté y le dejé ir.

Las ganas de vomitar en el interior del menor son reales, no sabe si por la facilidad con la que habla o por saber que uno de esos cachorritos consiguió ahondar en ese corazón de piedra.

- ¿Te confieso una cosa? – Pregunta Taehyung divertido, rozando sus narices – Tú eres sin duda mi favorito, bebé.

Una sensación agridulce recorre su cuerpo, sin poder sentirse bien del todo, porque es su favorito, siendo todo eso malo y bueno a la vez.

El impulso de reclamar su boca lo invade y devora los labios del mayor que le reciben gustoso, entregándole rápidamente la lengua, con la que se enfrasca en una danza perfecta, que llena el ambiente de sonidos viscosos y eróticos, despertando en ambos e deseo desenfrenado de entregarse nuevamente.

- Taehyung – Susurra entre el beso – Házmelo.

Hace ya tiempo que se acostumbró a no ser debidamente llamado y no puede importarle menos, su nombre en los labios de ese chico hermoso es aún más bonito de lo que ya era.

- Como pidas, bebé – Devuelve en un susurro.

Las manos de Yoongi pasan por su cuello, las de Taehyung van a su trasero y lo levanta, yéndose juntos, lentamente y besuqueándose con piquitos cortos hasta la habitación que les pertenece desde hace un mes.

Primma donna ☆ YoonTaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora