Amaia
Estoy recogiendo el material que hemos usado tras terminar de esculpir y observo la estatua que estoy a penas empezando.La madera ya no está astillada e incluso puede comenzar a diferenciarse la forma de un pájaro posado sobre la rama de un árbol, ya que la temática trata de recrear un animal y simplemente no...
No he podido evitarlo.
Sonrío al recordar como se veían desde aquel mirador que llevaba hasta el lago, las vistas del pueblo y de la montaña que se tienen desde ese punto.
Estos últimos días no hago otra cosa que pensar en como era respirar allí y entonces simplemente vienen a mi mente los recuerdos de golpe, unas manos apartando las ramas del camino, el flequillo cayéndole desordenado por la frente y unos ojos oscuros esperándome para seguir caminando a través del sendero de tierra.
Lo recuerdo todo perfectamente y me obligo a dejarlo de lado el resto del tiempo.
Porque no puedo permitirme recordar.
— Amaia — es mi profesora de pintura sobre lienzo y mi tutora este año quien se ha detenido en la puerta, dejando pasar al resto de los alumnos para salir de la clase — ¿Te importa si hablamos un momento?
— Por supuesto, señorita Mazzoni.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue el respeto que se le tiene a los profesores en Italia. Mientras que en España se les puede llamar por su nombre, en Italia los tratan de usted.
Es simplemente... distante, como si no generase la misma confianza ni el mismo acercamiento entre el alumno y el profesor.
Sin embargo, no es así con la profesora Mazzoni, quien aún llamándola por su apellido se muestra interesada en todos y cada uno de sus alumnos.
Me sonríe antes de despedirse de las personas restantes y cuando quedamos solas en el estudio se acerca a mí.
— Usted dirá.
— No deseo robarte mucho tiempo. Quería hablar contigo acerca de una gran oportunidad que nuestro centro le otorga tan solo a los mejores estudiantes que cursan la asignatura de pintura sobre lienzo con el objetivo de exponer sus obras propias y originales en algunos de los museos más importantes de Europa.
— ¿Puedo preguntarle qué tiene que ver eso conmigo? Sé que ese proyecto tan solo se le brinda a alumnos de último año y...
— Se lo comento porque la he recomendado para este proceso. A usted, pese a que todavía le quede un año...
No puedo evitar sorprenderme cuando sus ojos se clavan en los míos.
Ladea la cabeza, curiosa ante mi reacción, haciendo que sus pendientes tintineen creando un pequeño sonido que me saca de mi trance.
— Lo siento señorita Mazzoni... Debe estar equivocándose. Tan solo he cursado un año con esa técnica, ni siquiera completo todavía y...
— Tienes mucho futuro en la pintura, Amaia. Pero no es solo talento lo que se necesita para hacerse conocer. Para ello debes dejarte ver, guiar y aconsejar por aquellos con más experiencia. — Trago saliva cuando la escucho y por un momento miro hacia la salida, pero ella parece darse cuenta de ese pequeño gesto y pone una de sus manos en mi hombro redirigiendo mi atención de nuevo hacia nuestra conversación — Te aseguro que esta es una gran oportunidad para que verdaderos expertos comiencen a reconocer tu nombre en este mundillo y más siendo tan joven. Solo tienes veinte años, Amaia. Y debes de saber que no has sido tan solo recomendada por mí, como tutora que soy, sino también por otros que has tenido anteriormente cuando han visto de lo que eres capaz y de la oportunidad que estarías perdiendo si rechazas participar en este proyecto.
— ¿Qué debo hacer?
— Lo principal es que los cuadros que presentes deben de ser nuevos. Debes haberlos hecho recientemente, es uno de los pocos requisitos que piden ya que la temática es libre, por lo que no debes de preocuparte por eso. Tiene que ser una colección pequeña, no más de cinco cuadros.
— Está bien...
— Debes aceptar esto. — toma mis manos — realmente tienes que hacerlo. Estoy segura de que tus cuadros van a estar en los mejores museos de Europa, pero para ello debes creer que vale la pena todo lo que estás haciendo. Recibiste esa beca para entrar en esta universidad porque realmente mereces la pena. Tú y tu trabajo.
— No sé que decir. Esto me ha pillado un poco por sorpresa.
— No recomiendo a cualquiera, Amaia. Por el momento solo debes de presentar los cuadros y tienes hasta principios de Julio para hacerlo.
— ¿Y las clases?
— Podrás recuperarlas más tarde sin ningún tipo de problema. Este programa está hecho para los estudiantes de último año, pero tuvimos esto en cuenta al presentar tu nombre como una opción, siempre y cuando aceptes, claro.
Observo el pájaro de madera en mi mesa y cierro los ojos. Simplemente respiro y trato de pensar en lo que es mejor para mí, en lo que es mejor para mi carrera profesional y mis salidas laborales en un futuro.
Como siempre he hecho.
— Acepto.
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Vuelve, Margarita
RomanceDos años y cuatro meses. Ese es el tiempo en el que no han sabido nada el uno del otro, pero todo cambia cuando Iago recibe un correo electrónico que fue escrito el mismo día que la vio por última vez, pero programado para enviarse dos años más tard...