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Sonreímos una vez más y desviamos nuestras miradas a nuestros labios, dejamos ir una risita y entonces ambos dimos un paso más uniendo nuestros labios en un bonito beso. Puse mis manos en sus mejillas y él bajó sus manos a mi cintura para acercarme un poco más a él, sonreí al notarlo tan cerca y seguí besándolo. Tras separarnos nos miramos a los ojos sonriendo con ilusión y de pronto empezó a sonar Yankee, reí mirándolo y empecé a cantar la canción puesto que me la sabía entera. Mientras cantaba bailaba al ritmo de la música, él aprovechaba para acariciar mi cintura mientras me pegaba a él cantando también.

La noche pasó rápido y los besos abundaban entre canción y canción, me sentía muy a gusto estando con él y podía notar que él también se sentía muy bien estando conmigo.

Tras unas horas decidimos salir un poco de todo el montón de gente y nos fuimos a un punto de la playa donde había rocas y mar adentro rompían las olas. Allí hablamos de cosas más íntimas, me contó cómo había terminado su última relación, que le habían hecho daño y que eso le había dejado algunas inseguridades, entendiéndolo todo por haberme sentido de una forma similar le conté yo sobre mi última relación para que él también entendiera porque sabía lo que sentía. Tras esas confesiones hubieron algunos besos más.

-Quiero proponerte algo, pero entendería perfectamente que me dijeses que no, así que no te veas obligada a ello (dijo mirándome)

-Dime (dije curiosa)

-¿Te gustaría dormir conmigo? (dijo sonriendo mientras me acariciaba la mejilla)

-¿En tu casa o en el hotel? (pregunté sonriendo)

-Donde te sientas tú más cómoda (dijo dándome un pequeño beso)

-¿Si dormimos en tu casa me dejarás hacerte el desayuno? (dije sonriendo)

-Me encantaría (dijo dándome otro beso)

Sonreí y lo besé pegándome a él tras poner mis brazos alrededor de su cuello. Él posó sus manos sobre mi trasero, por suerte estábamos en una parte de la playa en la cual no nos veían porque estaba bastante tapada por unas palmeras, por lo que nadie nos vería al tumbarnos en la arena quedando yo encima de él mientras seguíamos besándonos. Cuando nos quedamos sin aire nos separamos mirándonos a los ojos mientras sonreíamos mirándonos.

-¿Quieres volver? (pregunté sonriendo)

-Sinceramente, preferiría que nos fuéramos a casa (dijo mirándome)

-¿Y vamos a dejar aquí a los chicos? (pregunté con una risita)

-Viven aquí al lado, no te preocupes por ellos (dijo sonriendo)

-Vamos al menos a despedirnos ¿si? (dije levantándome)

Sonrió y se levantó para sacudirse toda la arena que se le había quedado en la ropa y en el pelo, reí mirándolo y tras darnos un beso rápido fuimos de nuevo al garito. Allí buscamos a los chicos, nos despedimos de ellos y prometieron que me escribirían pronto y que nos volveríamos a ver antes de yo irme de vuelta a casa. Quevedo y yo nos fuimos directos al coche, me puse mis deportivas, cosa que le causó gracia al moreno, y conduje hasta su casa, no tardamos más de 10 minutos en llegar. Una vez dentro fuimos a ponernos cómodos, él me dejó una de sus camisetas oversize, que a mi me quedaba más grande aún y me quedé tan sólo con esa camiseta. Sonriendo al mirarme al espejo le escribí a Paula para hacerle un breve resumen de todo lo que había pasado, le prometí que la llamaría en cuanto pudiese para contarle mejor y luego me reuní de nuevo con el canario.

-¿Crees que deberíamos hacer una segunda parte de esa entrevista? (dijo Quevedo mirándome)

-¿Querrías hacerlo? (le pregunté sonriendo)

-Tengo el sitio perfecto (dijo cogiéndome la mano)

-Sorpréndeme (dije mirándolo)

Rumbo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora