VII

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A la mañana siguiente en cuanto me desperté y vi que Quevedo seguía durmiendo aproveché para adecentarme un poco, hacerme un moño y coger mis deportivas para salir a comprar. Compré huevos, bacon, harina y zumo de naranja. Tras tenerlo todo fui de vuelta a su casa y gracias a que el canario seguía dormido pude ponerme a hacer el desayuno. Me acompañaba algo de música de fondo, así no me aburría tanto mientras "cocinaba". Cuando estaba acabando de hacer la última tortita sentí unos brazos rodeándome la cintura, di un pequeño grito por el susto, pero me reí en cuanto supe que era él.

-Buenos días a ti también (dije riendo)

-Huele muy rico (dijo dándome un beso en la mejilla)

-Más rico estará. Lleva un par de vasos y cubiertos a la mesa, que ahora llevo el resto (dije sonriendo)

Me dio está vez un beso en los labios y fue a hacer lo que le pedí. Saqué la última tortita de la sartén y con ello ya tenía dos huevos hechos, cuatro tiras de bacon para cada uno y tres tortitas para cada uno, cogí la crema de chocolate que sabía que tenía y lo llevé todo en una bandeja a la mesa donde él me esperaba.

-¿Qué tan bueno he sido para merecer este pedazo de desayuno? (dijo él sonriendo)

-Sabes de sobras lo bueno que llevas siendo conmigo estos dos días y mi parte favorita del día son los desayunos, así que quería prepararte uno en condiciones (dije sonriendo también)

Poco a poco nos fuimos comiendo todo lo que había preparado, la verdad es que había quedado todo delicioso. Cuando acabamos me ayudó a fregar y recoger todo para poder acabar antes. Una vez estuvo todo limpio él se fue a la ducha mientras yo salí al pequeño jardín que tenía a llamar a Paula, la cual, como siempre, no me lo cogió hasta la tercera llamada.

-Menos mal que no me estoy muriendo, porque si no lo llevaba claro (dije en cuanto me lo cogió)

-Que tonta de verdad, pero que, ¿Cómo va vuestra cita interminable? (dijo riendo)

-No sabes lo feliz que estoy siendo amiga, es tan atento, tan dulce, tan cariñoso, que en el momento en el que se termine esta semana y siga con la gira, me voy a deprimir (dije suspirando)

-Aprovecha todo lo que puedas, hacer todo lo que podáis y volveros locos (dijo mi amiga)

-¿El viernes llegas por la mañana o el jueves por la noche? (pregunté curiosa)

-Llego el jueves al final, ¿has hecho algún plan ya? (preguntó igual)

-He hecho dos (dije riendo)

-Sorpréndeme a ver (dijo riendo también)

-El viernes por la noche han invitado a Pedro a una discoteca y nos invita a ir con él (dije sonriendo)

-Suena de lujo la verdad, ¿cuál es el otro? (dijo intrigada)

-Vamos a hacer aquí la segunda parte de la entrevista con Pedro (dije más contenta)

-¿Segunda parte? (dijo un poco confusa)

-Si, se nos quedó corta la otra, queremos hacer algo más real, hacer más entrevista, así que él mismo me lo propuso (dije sonriendo)

-¿Y cómo vamos a hacerla allí? (dijo igual de confusa)

-Pedro tiene un pequeño estudio, bueno, tiene un par de micros, ordenador y podemos usar mi propio móvil para grabar, o puedes traer la cámara, el programa paga la facturación de esta (dije informándola)

-Me parece genial, lo haré (dijo contenta)

-Estupendo amiga, nos vemos el jueves cuando llegues (dije sonriendo)

-Chao amiga (dijo antes de colgar)

Sonreí y guardé mi teléfono, volví a dentro de la casa y esperé a que saliera mi canario favorito, no tardó apenas en salir vestido con una camiseta antigua del equipo de Las Palmas y unas bermudas tejanas algo rotas. Sonreí mirándolo y me acerqué a darle un beso, él me lo siguió sonriendo y puso sus manos en mi cintura, a lo que yo puse las mías en sus mejillas. Tras un rato besándonos nos separamos y nos miramos sonriendo cómo tontos.

-¿Vamos para el hotel? (dijo sonriendo)

-Si, vamos (dije cogiéndole la mano)

Salimos de su casa y gracias a que anoche aparqué en la puerta pudimos subir rápidamente al coche, tras poner música y la dirección del hotel en el gps salimos de allí. Unos 15 minutos más tarde estábamos subiendo en ascensor hasta mi habitación, una vez dentro de la habitación lo dejé tirado en la cama para irme directa a la ducha. Sin lavarme el pelo me duche rápidamente y me volví a pasar la plancha de forma rápida, saqué mi maquillaje y perfilé mis cejas para después hacerme un lindo eyeliner y ponerme rimel. Cuando mi cara y mi pelo estuvieron listos salí con una toalla enrollada en mi cuerpo para ir a coger la ropa. Pedro clavó su mirada en mí y me miró de arriba abajo sonriendo.

Rumbo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora