Capítulo 2

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Falta una caja. 

Pero sé perfectamente que abrirla será arruinar por completo lo poco que he avanzado. Así que simplemente la dejo en un rincón y espero a que algún día le crezcan piernas y se escape corriendo por la ventana sin dejar rastro. Espero a que esa caja, tanto como ese recuerdo, abandonen totalmente mi casa y mi mente. Es poco probable que lo hagan, sobre todo, porque hasta cuando duermo sueño con ella. 

Sueño una y otra vez con ese último capítulo en mi vida, con ese último momento que creo que ya nada va a borrar. Sueño con ese último pedazo de mi historia que quedará escrito en todos los libros para siempre. Quedará en mí marcado a fuego, y no importa que haga o que diga, siempre seré eso. 

Siempre seré el chico que dejaron. Siempre seré la excusa de alguien que fue completamente abandonado. Siempre seré un medio para un fin, y jamás el fin en sí. 

Siempre tendré el corazón roto. 

No sé si la angustia se asemeja a la vergüenza, porque cuando estás seguro, tan seguro como para exponerte frente a todo el mundo, y te ves así de... traicionado-. El timbre de mi casa suena justo en el momento en que me metía a la cama. 

A veces, ni siquiera tienes derecho de meterte a morir en tu propia miseria. 

─Ah, bien, estás aquí. ─ dice mi hermana mientras se mete a mi casa sin ser invitada.

─No he dormido en un día y medio-

─Papá dijo que estarías en un bar, entonces pasé por un par y me dijeron que no te habían visto. Claro que no pensé en pasar por tu casa primero porque-

─Un. Día. Y. Medio. ─ le digo mientras la tomo por los hombros. 

─Y te creo, te ves miserable-

─Entonces, ¿por qué carajo sigues aquí?

─Porque papá me dijo que N- ella, te había enviado tus cosas, e imaginé que hay ciertas cosas que ya no quieres ver, así que estoy aquí para llevármelas, de nada, yo también te amo, etc. Dame las cosas y métete a la cama. ─ dice ella mientras camina frenéticamente por la habitación. Es como una taza de café fuerte hecha persona. 

─Está allí. ─ señalo ─ Es solo una caja... Sarah, no tienes por qué hacerlo. 

─Cada tanto, puedes hacer uso de tu familia. No solamente tienes que regalarnos cosas y todo eso. 

─Pero no suelo regalarte nad-

─¡Exacto! ─ me dice ─ Ahora, a la cama ─ pasa por mi lado, con la caja cargada en su cintura, mientras deja un beso en mi mejilla como saludo. Se va tan rápido como vino. Y a mi me vuelve el sueño. 

...

Enciendo un cigarrillo mientras subo el volúmen de la música, intento que mis pensamientos se borren tan rápido como llegan, fingiendo que puedo pretender que no están allí. Todo mi cuerpo agradece las doce horas de sueño, porque sirven para balancear las que me faltaron de la noche anterior. Sin embargo, en cuanto llego a la oficina noto que voy a necesitar más horas de sueño si pretendo lidiar con todo ésto. 

Claro que en una compañía tan grande no debería verse colapsada por un corte de luz momentáneo, pero lo hace. Y demoramos dos horas en regresar al ritmo normal, como si fuera un corazón agitado intentando recuperar el rítmo cardíaco de siempre. 

─¡Gracias a Dios! Vine lo antes que pude, lo siento ─ menciona mi padre mientras ingresa a nuestra oficina compartida. Trae uno de esos cartones de café, uno para cada uno. Tomo el que pone "Thomas", y me pregunto desde hace cuánto que bebo el mismo café. A su vez, hace bastante que no paso por una cafetería. Ahora que tengo tiempo libre, debería hacerlo. 

Champagne Problems  | Tom HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora