4. Nostalgia.

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Había ido a parar a un pequeño puente de concreto en una zona boscosa detrás del motel ya que había un pequeño río que pasaba por ahí. Me senté en la orilla del puente recargando mis brazos en los tubos de las barandas, mis pies pies colgaban sobre el río mientras que mi mirada se perdía en el paisaje.
Ya estaba oscuro, solo había una tenue iluminación de algunas farolas a lo lejos por el camino rocoso, no era una zona muy transitada así que solo podía escuchar el agua de aquel río y los sonidos de la maleza a mi alrededor.

Nuevamente la sensación de soledad me había invadido, las palabras filosas de Dean Winchester me habían hecho sentir mal y me hicieron darme cuenta de lo mucho que extrañaba a su versión de mi mundo, él nunca permitiría que alguien me hablara así, ni siquiera él mismo.
Mi llanto se hizo presente, me sentía impotente y comenzaba a dudar si yo era realmente peligrosa o no, ya que si lo pensaba bien yo había sido la primera ficha de domino que cayó para provocar que los hermanos Winchester desaparecieran. Quizá Dean tenía razón y solo iba a terminar mal si yo estaba a su lado.

—¡Jules!— una voz ronca al otro extremo del puente llamó por mi atención. Casi podia jurar que el corazón se me detuvo al darme cuenta que era Dean el que estaba ahí. Limpié mis lagrimas con algo de coraje y suspiré con pesadez.

—Déjame adivinar, Mary te obligó a venir a buscarme como castigo a tu actitud.— resoplé sin girar a verlo, mi mirada seguía en las pequeñas olas que formaba el movimiento del río.

—Bingo.— El mayor de los hermanos se había acercado hasta llegar a mi lado. —No me dejará entrar a dormir si no regreso contigo, así que deberíamos apresurarnos.

—Pues buena suerte durmiendo en el frío del Impala.—Dije de mala gana, cosa que a él le hizo resoplar con frustración, se acercó unos pasos más, se sentó a mi lado de la misma manera en la que yo estaba y se quedó observando al frente.

—Mira, me pidieron disculparme contigo, cosa que claramente no voy a hacer si no vuelves a la habitación.

—No quiero tus disculpas.

—Ni yo quiero disculparme. Pero puedo aceptar que me cuentes tu historia, haz tragarme mis palabras si es que es cierto que eres inofensiva y volvamos a la habitación.

—¿Ahora tengo que darte explicaciones? Soy una nefilim y punto. No hay nada más que explicar, así como Castiel es un ángel, así como Gabriel es un arcángel, y así como tú eres un puto idiota, no tengo por que explicar lo que soy.— Suspiré. El chico se arrastró unos centímetros quedando ahora mucho más cerca de mí casi podíamos chocar nuestros hombros. Había soltado una risa amarga.

—Mi Castiel intentó matarme alguna vez. ¿Como se que tú no harás lo mismo? ¿Como sé que tú no fuiste la que desapareció a Sam y a Dean?— Sus palabras eran muy filosas e hicieron que nuevamente me golpeara esa enorme culpa. Lo miré con los ojos llenos de lagrimas, a penas podía notar sus facciones por la tenue luz pero se notaba nuevamente molesto.

—Yo no lo hice...— salió de mi boca casi como un susurro. Su mirada era tan penetrante a pesar de estar casi en completa oscuridad, no sabía cómo reaccionar ante eso. —Jamás les haría daño.

—¿Como puedo estar seguro de eso?— Su forma de decirlo fue más suave esta vez y ladeó su cabeza para verme. Me quedé en silencio por unos segundos mirando su rostro, era hermoso, había extrañado tanto aquellos ojos verdes aunque ahora no fueran los míos. No pude evitar pensar en lo mucho que quería besar aquellos labios.

Él tenía una herida en su frente gracias a la pelea con los vampiros hace algunas horas, así que distraje mis pensamientos llevando mi mano a su frente y curé aquella herida con calidez.
La luz dorada de mis ojos aún húmedos iluminó por completo su rostro ahora más suavizado. Quité mis dedos de su frente bajando poco a poco hasta su mejilla dejando un pequeño camino de caricias hasta llegar a ella donde la sostuve con amabilidad.

El sentimiento que provocó aquello fue muy intenso y nuevamente él también lo sintió. Era como si ráfagas de recuerdos volvieran a mí de una forma vivida, recuerdos de ambos riendo, abrazando o simplemente conviviendo.
Vimos nuestra vida pasar frente a nuestros ojos, o al menos la vida de el otro rubio.

Aparté mi mano de su rostro sin dejar de verlo.

—Estoy enamorada de Dean Winchester.— Murmuré, él simplemente se quedó helado observándome. —Jamás le haría daño, ni a él, ni a Sammy ni a ninguna versión de ellos por más crueles e insensibles que puedan llegar a ser.

—Jules... yo...

—Tu eres solamente un bebé miedoso y enojón, Dean. Tu única reacción a lo desconocido es atacar y si es posible matar.— Mi voz melancólica y molesta hizo callar al mayor y que me observara con atención mientras hablaba. —Sé que llegaste a planear cómo hacerlo si las cosas se ponían malas de regreso al motel, conocí esas miradas por el retrovisor, y déjame decirte que ni aunque estes apunto de cortar mi cabeza o arrancar mi corazón del pecho pensare en atacarte de vuelta.

Me levanté del suelo del puente después de decir aquello y limpiar algunas lágrimas que cayeron por mis mejillas. Sin decir nada más comencé a caminar en dirección a donde estaba el motel, aunque no muchos pasos adelante sentí como tomó mi brazo haciendo que me detuviera y girara a verlo.

—¿Que mierda quieres, Dean?

Su mirada fue extraña esta vez, podía verla con más claridad y sus ojos reflejaban una extraña necesidad, casi como rogándome algo. Abrió la boca para decir algo un par de veces pero la voz no salió en ninguna de ellas.

—No bajaré la guardia de todos modos.— habló finalmente para luego solo apretar su mandíbula, su respiración era tan pesada que podía escucharla con claridad. Yo quite mi brazo de su agarre con un suave jalón y viéndolo con el ceño fruncido.

—Haz lo que quieras, Winchester.

Le di la espalda y seguí mi camino hacia la habitación, pude escuchar sus pasos detrás de mi pero en ningún momento se acercó, tomó su distancia.
Al entrar a la alcoba pude ver a Sam y a Mary sentados al borde de cada cama, hablando sobre algo y se notaban preocupados.
Yo simplemente me quedé parada en la entrada sin poder articular ninguna sola palabra. Sabíamos que esto estaba mal. La mujer corrió hacia mi y me abrazó, eso simplemente me terminó de quebrar después de todas aquellas emociones mezcladas, aquel abrazo me hizo sentir tan sensible que empecé a llorar como una bebé.

—Lo extraño mucho...— Hablé entre sollozos mientras me aferraba a ella en un abrazo. Su mano acariciaba mi cabello para tratar de reconfortarme.

—Lo sé, lo sé... lo vamos a encontrar.

Un portazo en la habitación de al lado nos hizo entender que Dean había entrado furioso a ella. Sam salió corriendo en busca de su hermano después de decir que intentaría calmar las cosas.

Era una situación algo caótica.

Era una situación algo caótica

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Lucifer's daughter [Dean Winchester - Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora