5. Nuevas sensaciones.

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*Narra Dean*

Sam entró a la habitación furioso y mirándome tan amenazadoramente que por un momento lo desconocí. Casi echaba humo por las orejas.

—¡¿A ti que te ocurre?!— Habló en un tono firme con el ceño fruncido. Era una pregunta retórica ya que siguió hablando sin darme tiempo siquiera de contestar. —Te estás comportando como un completo imbécil desde que llegamos aquí, Dean. Jules no ha hecho nada malo y tú la trataste como si si fuera un perro pulgoso.

—El perro pulgoso merece más de mi respeto qué ella.— Gruñí. Casi al instante mordí mi lengua por aquello, estaba tan molesto que ni siquiera pensé en lo horrible que sonaría.

Mi corazón estaba acelerado como nunca, realmente estaba asustado y no era por Sam.

Había escuchado llorar a Jules antes de abrir la puerta de la habitación, su llanto fue desgarrador para mí y fue un dolor tan familiar que el solo escucharla hizo que un enorme miedo invadiera mi cuerpo. Ni siquiera pude entrar a la habitación para hablar con ella y solo corrí a la nuestra para así evitar ese sentimiento.
¿Que me estaba haciendo sentir así?

—¡Dean! Es solo una expresión, no es el punto...— soltó un suspiro con desesperación. —Tu... Solo estás juzgando a Jules por lo que pasó en el nido, pero ella nos protegió.

—Pero fácilmente hubiéramos sido nosotros, Sam, ella pudo...

—Ella no lo hizo. Y no lo hará, ella te ama... ósea, ama a Dean, su Dean...— De eso me enteré cuando me confesó estar enamorada de mi yo de ese mundo. —No se que le hayas dicho allá pero deja de actuar como un estúpido y ve a disculparte en serio con ella.

Desvíe mi vista sin decir nada más ya que nada brotó de mi boca. Me encontraba sentado en una de las camas con mi espalda recargada a la pared, realmente estaba tratando con todas mis fuerzas de controlar mi taquicardia.
Ella tenía razón cuando en el puente dijo que solo estaba actuando así por miedo a lo desconocido.

—Sam, solo quiero irme de aquí.— Agaché la cabeza rindiéndome ante las emociones.

—Lo haremos. En unos días estaremos de vuelta en casa y trataremos de dar vuelta a la página.— Mi hermano se había calmado un poco después de estar un rato en silencio —Pero estar aquí no es malo, es un lugar muy tranquilo y estoy seguro que nos vamos a acostumbrar mientras pasa todo esto. Solo trata de comportarte y no poner la situación más tensa, ahora somos parte de su grupo.

Asentí simplemente ante su respuesta y di un último suspiro de rendición. Quería huir de todo eso ya que jamás me había sentido tan indefenso y extraño en algún caso y ahora Jules con un simple toque había despertado algo tan diferente que me era difícil reconocer lo que yo mismo estaba sintiendo. Era aterrador.

No pasó mucho para que el sueño se apoderara de mí y cayera rendido ante él, al menos pude tener una noche tranquila sin ningún tipo de pesadillas o sueños extraños, cosa que a la mañana siguiente hizo que despertara mucho más repuesto física y emocionalmente.

Después de tomar una ducha energizante y haber meditado las cosas con la cabeza más fría decidí que haría caso a Sam e iría a disculparme con Jules, ya que si me había comportado como un estúpido con ella sin razón alguna.
Se encontraban subiendo las cosas al auto un rato antes de irnos, Sam se encontraba recargado de codos en el techo del coche leyendo algo que parecía ser un mapa y Jules terminaba de colocar un maletín verde lleno de armas en la cajuela.
Me acerqué dibujando una sonrisa al ver a la chica intentando cerrar un compartimento del arsenal lleno sin mucho éxito.
Era una escena demasiado tierna, aunque me preguntaba cómo podía ser posible si tenía fuerza sobrenatural.

Lucifer's daughter [Dean Winchester - Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora