15. Oscuridad.

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La oscuridad de la noche había caído y yo me encontraba junto con Dean y Castiel en la casa de la comisario Jody Mills.
Llevaba horas pensando en nada, mi cabeza estaba en blanco y mi corazón se deshacía más y más cada segundo que pasaba, aunque solo estaba esperando el punto en donde no quedara ni rastro de él para dejar de sentir emociones, quería arrancarlo del pecho y arrojarlo por la ventana con todas mis fuerzas, quería también dejar de pensar ya que estaba torturándome.

—No has probado ni un solo bocado en todo el día.— La voz de Castiel me sacó de mi trance provocando que me girara a verlo. —Traje hamburguesas.

Yo me encontraba sentada en uno de los sofás pequeños, tenía mis piernas arriba de este pegadas a mi pecho y estaba cubierta con una manta que me había brindado el mayor de los Winchester.

—No tengo hambre, Cass.— Le respondí. Su mirada de preocupación me hizo girar a ver a otro lado con algo de pena. —Quizá la coma después.

—Tienes dos opciones, Jules, comerás ahora o en este momento, tu elige.— La voz de Dean entrando a la sala hizo que nos giráramos a verlo, llevaba unas bolsas de papel con el logo del restaurante, su tono de voz era dulce pero su semblante lo hacía parecer duro, como si quisiera hacerme saber que era un regaño. Me entregó una de las bolsas con una hamburguesa adentro y se dejó caer en el sofá de un lado. —Anda.

—Yo debo volver a casa ahora, creo que mi misión terminó.— Comenté después de unos segundos de silencio simplemente viendo la envoltura de la comida que tenía en mis manos. —Yo no soy buena en esto de abrir portales tanto como Jack así que me gustaría pedir su ayuda una última vez.

—Jules...— Dean había dejado de masticar en cuando escuchó eso y tragó pesado. —No creo que sea el momento para hacerlo.

Lo miré a los ojos, estaba cansada y tan destrozada que en cuestión de segundos tenía ya la mirada cristalizada, el llanto estaba a nada de volver gracias a aquel gesto y el rubio lo notó de inmediato.

—¿Cuando lo será si no es ahora? Ellos no quieren saber nada de mi y no puedo llevarlos a casa ya...

—Que fácil estás rindiéndote.

—¿Rindiéndome? ¿A caso no escuchaste lo que Sam me dijo? Ellos me odian, Dean...

—Lo escuché fuerte y claro, ¿pero sabes que más escuché? A alguien que sufre al hablar, como si las palabras que salieran de su boca le quemaran la garganta— Hizo un gesto con su mano apuntando a su garganta y haciendo una mueca. —Dime loco, pero para mi eso no fue natural.

Mi mirada confundida lo seguía mientras me quedaba callada tratando de entender que era a lo que se refería, algunas lágrimas seguían rodando por mis mejillas.

—¿De que hablas? ¿Tu crees que...?

—Cambia-formas, brujería, demonios... no lo sé, pero sé que ese no era tu Sam.

Una parte de mi sintió un pequeño alivio al escuchar eso, pero al mismo tiempo una gran inquietud, no sabía si era cierto, no sabía si solo parloteaba para que cerrara la boca y me pusiera a comer por fin. Aunque Dean no era de esos. El preferiría decir la verdad antes que una mentira reconfortante, prefería ser directo, prefería que doliera antes de mentir... entonces esta vez debía hacerle caso.

—Come.— Ordenó por última vez y obedecí segundos después aún sin mucho ánimo.

No pude saborear como me hubiera gustado aquella hamburguesa, mi mente de pronto se perdía y olvidaba por completo mi entorno, y pude jurar que me puse en modo automático hasta que llegue a la cama. Oía las voces de los presentes pero realmente no entendía nada de lo que hablaban, era una sensación abrumadora. Supe que en algún momento de la noche Sam y Jody llegaron a casa pero sinceramente la voz del castaño solo me causaba escalofríos gracias al incidente de esa mañana así que mis oídos bloquearon por completo la conversación que tuvieron por varias horas.

Lucifer's daughter [Dean Winchester - Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora