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Lunes 4 de septiembre.
Las eliminatorias se avecinaban por lo que todo el seleccionado argentino ya se encontraba en el predio Lionel Andrés Messi. Apenas habían llegado, pero las charlas ya fluían con rapidez. Era una selección muy unida, se querían y cuando pasaban mucho tiempo lejos adoraban esos reencuentros en Argentina.
- ¿Qué hace' Cuti? - lo saluda Nicolás y Cristian sonríe girándose a abrazarlo.
- Yo tranqui ¿Todo bien, general? - contesta y el otro ríe por el apodo.
La charla iba a prolongarse un poco más, pero se ve interrumpida por la llegada de Nahuel; quien corre a abrazar a uno de sus mejores amigos. Cristian ríe y lo aprieta entre sus brazos, había extrañado mucho al otro cordobés.
- Te andan durmiendo el novio amigo, vo' fijate. - le dice Enzo a Lisandro mientras bajan de sus respectivos vehículos.
El gualeyo en un principio no entiende la oración, pero sonríe cuando ve a su novio abrazar a Nahuel con tanta euforia.
- Hola, Licha. - lo saluda Tagliafico y charlan un breve momento hasta que la mirada de Cristian se posa únicamente en él y Lisandro sabe que quiere que él vaya a saludarlo.
Se disculpa con el número tres y camina hacia el jugador del Tottenham que se encuentra parado junto a Otamendi y Molina.
- Te dignas a saludarme. - dice Cristian fingiendo estar dolido.
- ¿Buenos días primero, no? ¿O dormimos juntos y no me enteré? - lo molesta Lisandro para después plantar un beso en su mejilla.
Romero le reprocha con la mirada que ese beso se haya quedado en su mejilla y no en sus labios, pero sabe que Lisandro es demasiado vergonzoso como para besarlo en frente de sus compañeros.
- Tengo sed de la peligrosa. - canturrea Enzo totalmente aburrido mientras se sienta en un pequeño banco que encuentra por ahí.
- ¿'Tas aburrido que no vino tu wachito? - lo molesta Cachete y aprovechan para saludarse.
- Sí, no sé qué onda. Yo pensé que llegábamos más o menos todos juntitos. - dice haciéndolo reír.
- Ya va a venir, maricón. - lo molesta y se sienta a su lado.
Las charlas siguen, pero ahora en el interior del predio, justo en el hall de entrada. El resto del grupo va llegando y la sonrisa de Gardelito sale a relucir cuando ve a su novio llegar. Julián se ve radiante como siempre, tan pulcro y con buen porte, Enzo sabe que está perdidamente enamorado de ese chico. Se fastidia un poco cuando ve que saluda a todo el predio antes que a él, pero su corazón late con rapidez cuando se acerca a él. Se abrazan con fuerza y se dan cuenta de lo mucho que esperaron para estar juntos una vez más.
- Te extrañé tanto. - suelta Julián ocultando su rostro en el hueco entre su hombro y su cuello.
Eso le da cosquillas, sonríe y le contesta que él lo extrañó mucho más.
