Capítulo 10

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Idunn se sentía estúpida esperando ante una puerta que no se abriría. Había querido al menos intentarlo. Visto el poco éxito que había tenido, suspiró, dándose por vencida. Tendría que irse sin despedirse de nadie.

Sin embargo, a veces, en la vida suceden cosas inesperadas. Y la puerta se abrió.

-¿Sí...? –Preguntó Erika, entreabriendo la puerta unos centímetros.

A pesar de la oscuridad, a Idunn no le costó nada distinguir que había estado llorando. Se notaba en su voz, más ronca de lo normal. En sus ojos, irritados. E incluso en el hecho de que se había recogido el cabello rubio en una trenza a la espalda, algo que no hacía casi nunca. Probablemente, pensó Idunn, para que no se le pegara a la cara con las lágrimas.

-Erika. –A Idunn le hubiera gustado saltar y gritar de alegría, pero se contuvo. Era consciente de que eso afectaría a sus planes.- No esperaba que me abrieses.

-Es lo menos que podía hacer por mi hermana, al fin y al cabo. –Dijo Erika, sorbiendo por la nariz. Parecía que hablaba entre sollozos.

-Me llegas al corazón, de verdad. –De hecho, parecía que se le iban a saltar las lágrimas a ella también.- Yo he venido para disculparme. Si es posible... Ya sabes... Hacer borrón y cuenta nueva.

-Por supuesto. Sé que mi comportamiento no ha sido el mejor tampoco. Entiendo que te sintieras presionada a decir lo que dijiste. Lo he pensado mejor y prefiero ser libre para hacer con mi tiempo lo que quiera, sin tener que pasarlo con alguien que no me aprecia. Además... -Mientras hablaba, Erika terminó por abrir su puerta de par en par.- Me gustan más las puertas abiertas.

La menor de las princesas no ignoraba todas las dificultades por las que había pasado Erika con su pareja. Le demandaba una atención constante, a pesar de que ella era una joven ocupada y responsable con sus tareas como heredera y trabajadora. Idunn no cabía en sí de la alegría, tanto por la resolución de su hermana como por ella misma. ¡La perdonaba! Se habría lanzado a abrazarla, pero no quería estropear el momento haciendo algo que a su hermana mayor la podría incomodar, por lo que se limitó a seguir hablando.

-Entonces, vamos a olvidar esta absurda pelea.

Con esas palabras, Erika volvió a sonreír por primera vez desde hacía horas. Entonces, cayó en la cuenta de algo.

-¿Qué hacías por los pasillos a estas horas? ¿Solo has venido a volver a llamar a mi puerta o...?

-En realidad, hay algo más. Si llamara a tu puerta estando tú dormida, sé que te enfadarías, seguro.

-¿Y qué es lo que pasa?

Idunn no estaba dispuesta a mentirle a su hermana. No, sabiendo que habían hecho las paces y que probablemente sería la última vez que la vería. Se mordió el labio inferior. Era arriesgado, pero se negaba a sentirse mal consigo misma otra vez.

-Me voy a escapar con Klaus. Está en mi balcón, esperándome.

-¡No, Idunn! Quédate. –Erika la tomó del brazo, con firmeza.- Si es por lo que ha pasado en la cena, podemos solucionarlo.

-Me encantaría quedarme. Más aún ahora, que sé que no quieres apartarme de tu lado.

-La vida es demasiado corta como para que la pases alejada de tu familia, Idunn. Te parecerá una tontería después de todo lo que discutimos siempre, pero... No quiero perder a una hermana como tú.

La hermana menor no podía estar más eufórica. Con la ayuda de su hermana, ¡todo saldría bien! Podría casarse con Klaus, como había planeado, sin necesidad de escaparse. Así, al resto de su familia no le quedaría más remedio que apoyar su relación con el príncipe.

Frozen Fractals (Segunda Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora