La bella

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Mi nombre es Elisabeth Marie Cullen, pero no siempre fue así. Antes de convertirme en lo que soy ahora, mi vida era mucho más sencilla y, francamente, monótona. Me llamaba T/N, una persona común en un mundo demasiado normal. Me gustaba el anonimato, mantenerme alejada de la gente. Había algo reconfortante en la soledad de mi pequeño universo personal, y en los libros que me acompañaban. Era una ávida lectora, tanto que terminé ganándome un apodo: "la bella". No porque me considerara hermosa, sino porque vivía rodeada de libros y historias tan fascinantes que me hacían parecer una princesa atrapada en su propio cuento.

Mi vida real, sin embargo, no tenía el brillo de esas historias. Era tranquila y reservada. La presión social siempre me pareció sofocante, como una cadena que me obligaba a comportarme de manera que nunca sentí como propia. Hablaba poco, interactuaba lo mínimo y pasaba la mayor parte de mis días sumergida en los mundos ajenos que los libros ofrecían. Eran mi refugio, mi escape.

Un día, mientras leía por enésima vez Crepúsculo, llegué a una parte que, sin saberlo, cambiaría todo. Estaba leyendo el momento en el que Renesmee, la hija de Bella y Edward, nacía. Para muchos, era solo una historia más de vampiros y humanos, pero para mí, algo en la experiencia de Bella al dar a luz me tocó de una manera extraña. Bella siempre había anhelado ser vampira, formar su propia familia, aunque "normal" fuera un término cuestionable en su caso. Ese deseo se concretaba con la llegada de su hija, y aunque Renesmee podía ser vista como una aberración, Bella la amaba incondicionalmente, la protegía con una ferocidad que desafiaba cualquier lógica.

Yo... yo jamás había conocido un amor así. En el fondo, siempre me sentí como una especie de huérfana, abandonada en un mundo que no me comprendía ni me aceptaba. Había nacido con complicaciones, problemas médicos que me marcaron desde el primer día, y nunca fui realmente parte de nada ni de nadie. Ese anhelo por pertenecer, por ser aceptada tal como era, me acompañaba constantemente.

Mientras leía sobre la familia Cullen, cómo se unían en torno a Renesmee, una chispa de emoción me invadió. La idea de una familia que te protegía, sin importar lo que fueras, me parecía casi irreal, pero no podía evitar desear algo parecido para mí. La unidad, el amor incondicional... ¿podría ser que existiera algo así para alguien como yo?

Cerré el libro de golpe, sintiendo el eco de la historia resonar en mi pecho. La habitación estaba en penumbras, y el silencio se sintió casi abrumador. Suspiré, apagando la luz. Necesitaba dormir, pero mi mente seguía dándole vueltas a todo. La historia, mi vida, el vacío que parecía llenar cada rincón de mi existencia.

No tenía ni idea de lo que estaba por venir. Ni de que esa noche, al cerrar los ojos, el mundo tal como lo conocía, dejaría de existir.

Mi vida como la pequeña Cullen (en corrección ) ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora