🩸Q U I N C E 🩸

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Lo que Osvaldo había dicho, me había dejado helada, me quede tiesa, literalmente.

No me esperaba que hablara inglés, tenía entendido que nadie del grupo lo hablaba además de nosotros.

Siempre sacaba puto 5 de calificación en la clase de inglés.

No tenía sentido.

Y el muy cabron, como si nada, se fue ayudarle a Rogelio y Aldo a apilar sillas, como si no acabara de darme a entender que había escuchado todo, mi ataque de pánico, mis pensamientos suicidas y donde admitía que estaba pinche enamorada de él.

¿Habría escuchado todas nuestras demás conversaciones y fingía demencia?, no tenía idea, pero lo mejor para todos era que dejara de pensar en eso y ponerme a trabajar con los demás, ahora teníamos otras prioridades, como sobrevivir, por ejemplo.

En el centro del salón los chicos pusieron muebles, un librero, el escritorio del profesor, archivero, entre otras cosas, para que fuera más firme.

Me sorprendía la cantidad de objetos que había en un simple salón de música y son cosas de las cuales nunca te das cuenta hasta que te ves obligado a actuar con solamente lo que tienes al alcance y aprendías a aprovechar al 100% las cosas.

Eso o ya me estaba haciendo falta un cigarro.

Estaba agradecida con la institución por poner hasta la madre de libreros en los salones y poderlos usar para que la barrera fuera más fuerte, también usamos los armarios donde guardaban los instrumentos, los chicos movían todo y una vez nosotras los podíamos arrastrar nos lo dejaban para acomodarlos.

En otras circunstancias yo habría protestado él ¿Por qué ellos sí podían moverlos y nosotras no?, ¿insinuaban que no podríamos con el peso?, ¿Qué no éramos tan fuertes como ellos?. Esto habría pensado una Samy después de haber dormido sus ocho horas, almorzado los deliciosos chilaquiles que preparaba su mamá y venir bien hidratada lista pasa el desmadre. Pero, a este punto ya me valía madre todo, los dejaba que ellos lo hicieran, estaba muy cansada como para levantar muebles.

Una vez la parte de abajo estaba acomodada, nos pusimos a acomodar sillas y pupitres para que fuera más alto y los zombis no pudieran atravesarla tan fácil.

Ama y Rocío, estaban viendo la forma en la que la reproducción de la cámara se transmitiera en la televisión y poder subir el volumen máximo.

—Nomás no hagan mucho ruido. Todavía no estamos listos. — Dijo Roier, para que no golpeáramos mucho las sillas.

No supe de donde Ari había conseguido un mecate, pero nos cayó de perlas, ya que con él, podríamos atar todo el desmadre de las sillas y así ni en pedo se caería.

—Está bien resistente de abajo, ni en pedo lo tumban. — Dijo Juan, acomodando más firme la estructura.

Revisábamos que no quedara ningún hueco, todo tenía que estar perfectamente cubierto para que les fuera a los zombis imposible entrar.

—Ayúdame, ya nada más falta amarrar todo. Tú me las vas pasando por abajo.— Me dijo Osvaldo de la nada, tendiéndome la cuerda para que le ayude.

Yo sabía que el cabrón lo estaba haciendo apropósito, porque sabía que el efecto que causaba en mí.

Evite a toda costa ponerme roja y eso incluía no mirarlo a los ojos, así que con la cabeza mirando hacia el piso, tome la cuerda y la empezamos a rodear por todo el lugar para que se resistiera.

Una vez todo quedó listo y bien firme, dejaron un espacio para que cruzáramos al lado en el que haríamos el ruido.

Tenían afuera los instrumentos, para hacer ruido, la televisión lista para empezar a reproducir el video a todo volumen.

Entre Nosotros [RIVERS X EL MARIANA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora