🩸 C A T O R C E 🩸

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Una especie de coro sonaba en los altavoces en los que comúnmente daban los anuncios matutinos en un día ordinario de clases.

Y lentamente empezamos a salir todos en fila, los pasillos estaban solos, puesto a qué cantidades enormes de zombis estaban amontonados en los altavoces.

Con mucho silencio y mucho cuidado salimos del salón, admitía que tenía demasiados nervios, no quería que nadie muriera.

Yo iba a la cabeza, con la flecha colocada en el arco, lista para disparar en cualquier momento, de tras de mí iba Rocío, después Alex, tras de él Ama y Ari, posteriormente Juan, luego Iván, Aldo, Osvaldo y al final iba Roier, todos íbamos caminando agachados y con el mayor silencio posible, puesto que un altavoz estaba encendido Justo en ese mismo pasillo.

Una vez salimos del pasillo, comenzamos a correr escaleras arriba, yo iba liderando el grupo, todos sabíamos perfectamente por donde iríamos, habíamos estado estudiando muy bien todo lo que teníamos que hacer para poder llegar todos a salvo.

Correr y subir escaleras era cansado y más porque ya teníamos cansancio acumulado y no era lo mismo que correr después de estar hidratado.

Todos corríamos, la fila se había deshecho, íbamos todos juntos, pero dejaban que yo liderara el grupo.

Los pasillos eran largos, y debido a la sangre húmeda esparcida estaba resbaloso y era muchísimo más difícil correr sin resbalarte.

Y ni hablemos del horrible y fétido olor a muerto y sangre seca que invadía todo el lugar, había ocasiones en las que prefieras respirar por la boca. El olor era nauseabundo, si dentro del salón de transmisión nos llegaba el olor, afuera en los pasillos era el triple de fuerte.

—Rápido, rápido. No se separen.— Grito Roier.

—Nos falta poco.— Ánimo Aldo.

Cuando al doblar por un pasillo, una cantidad de aproximadamente 5 zombis nos vieron, venían corriendo hacia nosotros, me puse al frente, tome posición, precisión y dispare al primero que venía hacia nosotros.

Para distraerlos, entre Osvaldo, Roier y Alexis golpeaban a los que se avecinaban, para ya después poder actuar y hacerlos que cayeran.

Me sentía orgullosa de que todos mis tiros hayan sido certeros, ya que el tiro con arco era lo que más me gustaba hacer y me había esforzado mucho para ser tan buena.

Parecía que habíamos corrido una eternidad, pero apenas y habíamos subido al tercer piso, estaba sumamente cansada, cuando el silencio nos dejó estáticos.

Exacto, silencio.

Los altavoces habían dejado de sonar, la música se había parado.

—¿Qué pedo?— preguntó Osvaldo.

Todos nos volteamos a ver con cara de horror, el miedo y el pánico nos invadió grandemente, era lo último que nos faltaba.

—Pero no tiene sentido— Dijo Rocío, horrorizada – Lo configuré para que entrara en bucle.

Podía ver la desesperación en la cara de todos, todos estábamos asustados de lo que podía pasar.

—¿Entonces como se quitó?— Se quejó Iván.

—No sé.— Rocío estaba desesperada. — Solo podía quitarse a menos de que lo hicieran manualmente.

Todos nos volteamos a ver, estábamos confundidos, pero no había tiempo ni de quejarnos, ni cuestionarnos, teníamos que correr, antes de que los zombis nos escucharan y vinieran hacia nosotros.

—Corramos lo más que podamos, tenemos que llegar arriba.— Dijo Roier.

Todos estuvimos de acuerdo y comenzamos a correr, cuando al momento de Subir las escaleras, una ola de zombis, venía hacia nosotros.

Entre Nosotros [RIVERS X EL MARIANA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora