Capítulo 24 - Eternas rivales (2)

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En el ajedrez, cuando dos grandes maestros juegan, la primera docena de movimientos son siempre iguales y predecibles. Esto se debe a que son los mejores movimientos posibles.

Nuestro grupo y el grupo de las demonios solemos tener las mismas misiones.

Una vez fuimos a buscar el huevo de un dragón huérfano y resultó que ellas también lo buscaban. En otra ocasión, investigamos un lago donde se decía brotaba el miasma y contaminaba muchos ríos, ellas también estaban allí.

En consecuencia, nos enfrentamos muchas veces. Solo la vez que tuvimos a Hércules con nosotras ganamos. El resto de batallas fueron muy igualadas.

Es por eso que los primeros tres movimientos de esta batalla serán siempre los mismo:

Sofía invoca un poderoso escudo mágico. La elfo oscuro, Alicia, destruirá el escudo usando magia de fuego en toda la zona. El escudo se calienta al rojo vivo y luego se rompe.

Melfina, la chica gato, carga con sus garras hacia Sofía. Sactina usa magia sagrada para reforzar su cuerpo y sus artes marciales para repeler a Melfina.

La orco, Serafina, salta decenas de metros en el aire y aterriza un poderoso golpe que bien podría partir en dos a una persona. Con mi espada, desvío el golpe. Una grieta de 4 metros de largo se forma en el suelo impactado por la gigantesca hacha.

El suelo retumba y el polvo cubre toda la escena.

Ahora vienen las primeras variantes.

Snif snif.

Mi nariz me indica que la humedad del aire es alta. Significa que Alicia gastó el doble de maná en su magia de fuego, por lo tanto el siguiente movimiento es nuestro.

Sofía dispara una estaca de piedra a la cara de Serafina y otra más a la chica gato. Serafina gira la muñeca y la cabeza gigante del hacha se separa, quedando solo el mango en su mano. Por su parte, Melfina esquiva la estaca.

Apunto mi espada al corazón de la orco, ella invoca un hacha de luz sobre el mango vacío y repele mi estocada. La primera vez que vi esa hacha me sorprendió, lo normal es invocar una espada de luz.

Esto marca el final del primer round, sin sorpresas para ningún bando. Hemos hecho esta secuencia de golpes docenas de veces.

Ellas se reagrupan a una distancia prudente y nosotras retrocedemos para alejarnos de la grieta en el suelo.

"¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Piensan infiltrarse en el reino?" Dije.

"Ja, como si quisiera ir a ese sucio lugar gobernado por cerdos." Respondió Alicia con desdén.

El reino de Atalanta es realmente sucio, en todos los sentidos. La corrupción es el menor de los males en ese país.

"Siempre es un gusto pelear contra ustedes." Dijo Serafina, pisando fuerte el suelo y embistiendo hacia nosotras

Yo di un paso al frente lista para enfrentar la carrera de la orco.

A solo unos metros de distancia, ella levanta en alto su hacha de luz y yo preparo mi espada para desviar su golpe.

""¿Eh?"" Fue la voz sorprendida de ambas lo que resonó en el bosque, acompañando al choque de metal con metal. Pero no era mi metal el que chocó.

El poderoso golpe de hacha fue detenido por una espada brillando en blanco puro.

Esa es, ¿la espada White?

Su portador se parece un poco a Hercules. Excepto por sus dos cuernos de alce y sus orejas largas y puntiagudas.

"¿Eh?"

Quise aprovechar la oportunidad para atacar, pero lianas tan fuertes como el acero me envuelven.

¿Magia del bosque?

Mi madre es un elfo, me enseñó los fundamentos de esta magia, pero nunca logré hacerla.

"Otra vez peleando... ¿no saben arreglar las cosas con palabras?" Dijo una voz que resultaba difícil de identificar como masculina o femenina.

Volteé en la dirección y la vi. La misma que antes acabó con Hércules.

"¿Siempre fueron tantas?" Preguntó Alicía, en nombre de todas las presentes.

La última vez solo vimos a una de ellas, ahora hay 3 más.

Las dríades no nacen en grupo, ¿de dónde salieron?

Lo sorprendente fueron sus aspectos, en un vistazo rápido parecen humanos. Solo al verlas de cerca se puede notar que son parientes de las plantas.

¿Un nuevo tipo de demonio, quizás?

"Mira que tomar prestado este poder para una pelea tan tonta, qué desperdicio." Una de las dríades se acercó a Sactina.

"Eek." Gritó Sactina cuando sintió una mano que le abrazaba por la cintura y absorbía el brillo de su cuerpo. Probablemente succionando la magia sagrada.

Debe ser uno de los amigos de Ishtar. Solo un santo puede absorber el poder sagrado de otro santo.

"La última vez no pregunté sus nombres." Dijo la única de ellas que me resultaba familiar.

Ahora se ve diferente, mucho mejor diría yo. Es como cuando ves el mismo dibujo hecho por un aficionado y por un artista. La chica de ahora es la versión hecha por un artista.

Se detuvo y nos dio una mirada a todas antes de continuar.

"Pero estando tan cerca de mi casa, imagino que vienen a verme. Tomemos un té mientras hablamos, ¿si?"

Soy la planta más poderosa del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora