Capítulo 27 - Santo, reina demonio, deidad guardiana y planta alóctona 1

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"¿Qué desayuna la gente normalmente?" Pregunté a Varina, mientras recogemos verduras.

Somos plantas, es imposible no tener una huerta con hermosas verduras. Aunque no se si llamaría hermoso a una lechuga rojo sangre y a un tomate tan verde y brillante que parece algún tipo de gema.

Eso sin hablar de los rábanos que caminan o los pimientos que se prenden fuego cuando tratas de arrancarlos si están inmaduros.

"He visto a nobles desayunar sopa con pescado a la parrilla. Pero la gente más humilde supongo que siguen comiendo sopas aguadas y gachas de avena o trigo." Ella respondió mientras inspeccionaba los pimientos.

La técnica para saber si estos pimientos de fuego están maduros es deslizar un poco de magia en ellos. Si produce calor, el pimiento está inmaduro. Pero si el maná se disipa, entonces pueden arrancarse sin miedo a que tu mano se incendie.

"¿Sopa y carne? Si comiera eso de desayuno me daría indigestión todo el día."

Creo recordar que había un país que desayunaba así. Eran los mismos que creaban los mangas y animes.

Otra cosa más que he olvidado...

"¿Qué comía la gente en tu época, Sylvan?" Preguntó con curiosidad.

Aún no disipé el malentendido sobre mi pasado. No es que mienta deliberadamente, pero empiezo a creer que, quizás, sí que reencarné de alguna civilización antigua como de las que habla Devilia.

¿Qué tal si estoy en el planeta que yo recuerdo como tierra? Podría ser que las diferentes especies sean mutaciones genéticas causadas por científicos locos que se pusieron a jugar con los genes. La civilización podría haberse destruido a sí misma cuando nos quedáramos sin petróleo y agua para todos. Luchamos guerras mundiales por cosas tan tontas como el poder y el dinero, no quiero imaginarme lo que pasó cuando hubo escasez de cosas realmente importantes.

No es como si pudiera hacer algo de todas formas. Ahora soy Sylvan y estoy feliz con eso. Agradezco a mi anterior yo por haber acumulado los conocimientos de los años de gloria de una civilización tan increíble.

"Yo recuerdo tomar una bebida llamada café, tenía la propiedad de ser un poco energizante así que era normal tomar una taza antes de ir a trabajar. Para acompañar comíamos galletas o pan con mermelada. Nadie comía carne en el desayuno."

Añadí la última parte haciendo una mueca de disgusto.

Me agrada que mi cuerpo se sienta cada vez más natural. Las expresiones de mi cara son casi inconscientes.

"Con esto es suficiente. Pensaba hacer sopa para el almuerzo, pero lo haremos ahora al desayuno. Y la carne que consiga Devilia la haremos al mediodía. ¿Seguro que no quieres que te acompañe a buscar sal?"

Varina se ofreció a traer sal de algún lugar. Lo único que se me ocurre es que encontró sal de roca.

"No te preocupes, volveré en menos de lo canta un cocatriz."

Asentí y luego se fue en la dirección de la que vinieron el trío de humanas.

Hablando de humanas. Me di la vuelta.

"Buenos días Sylvan sama."

Allí estaba la chica del arco y espada, Tauriel. La que sospechosamente tiene orejas puntiagudas, aunque no tanto como el elfo oscuro Alicia.

"Buenos días señorita Tauriel, ¿qué significa sama? Me lo han dicho mucho últimamente."

En mi memoria el sama significa dos cosas: una sufijo de respeto similar a don o doña que se usa en animes; o una palabra en otro idioma que significa igualdad.

"Es la forma respetuosa de dirigirse a las figuras religiosas como reyes, santos, deidades guardianas, arzobispos, el papa, etc."

"No soy nada de eso, así que llámame solo Sylvan."

"Pero ya eres un santo, ¿no?"

El cambio en su tono de hablar fue tan abrupto que me sorprendió un poco.

Se supone que debes decir algo como "no podría hablar tan casualmente con usted".

"No soy seguidor de la diosa Ishtar, mucho menos un santo."

Aunque ganas no me faltan. No me importa si solo podré hacer brillar mis uñas de blanco, igual quiero hacerlo.

"Le preguntaré a Sactina, pero estoy bastante segura que tenés una bendición."

Luego nos dirigimos a la cocina y utilizamos una olla que trajeron el trío de humanas consigo.

En contra del sentido común, preparé una sopa para el desayuno.

"Sylvan sama, ¿ustedes también comen?"

"Siempre que no sea sólido es posible ingerirlo de manera normal. Aunque normalmente no desayunamos, hoy haremos la excepción por ustedes."

Con la ayuda de Tauriel, corté las verduras y las puse en la olla llena de agua.

Solo falta que Varina vuelva con sal y la sopa está casi lista.

En ese momento, la puerta que conecta el patio con la cocina se abrió de repente.

Dos figuras ingresaron. Una vestía túnicas blancas que recuerdan a una monja y la otra tenía unas largas orejas y hermosos ojos verdes. Eran Sactina y Alicia

Ambas se empujaban en la puerta, como tratando de entrar primero.

Me gustaría que tuvieran más cuidado, la pared se está rompiendo.

"Sylvan sama, la iglesia de Ishtar desea canonizarlo como deidad- mmhg"

La boca de Sactina fue tapada antes de que terminara de hablar.

"El congreso oscuro reconoce a Sylvan sama como la nueva reina demonio y le extiende una invitación a la capit- ¡AY!"

Un fuerte tirón de cabello interrumpió las palabras de Alicia.

Parece que se llevan bien.

Detrás de ellas, pude ver a Hércules sonriendo irónicamente ante la escena.

Soy la planta más poderosa del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora