Secreto Nocturno [TERMINADA]

Epílogo

Habían pasado cuatro días desde que Voldemort había sido vencido, el mundo que anteriormente había sido sumergido en la oscuridad, ahora solo quedaba con matas de color gris, el ambiente era melancólico gracias a los muchos funerales que se comenzaron a hacer después de ello, Harry había acompañado a la familia de Ron para sepultar a Fred Weasley, entre lágrimas y un George destruido, después fue el de Cho Chang donde todas las personas de Hogwarts fueron, Harry no evitó quedarse hasta el final de la ceremonia, el ataúd era de tapa cerrada, así que solo quedaba a la imaginación del chico el rostro pálido de la chica cuando la vio en el comedor aunque intentaba recordar más bien el rostro sonriente y cómplice que siempre le daba, el consuelo y la compañía que le brindo cuando todo Hogwarts comenzó a darle la espalda por el rumor que habían extendido sobre él, además de no juzgarlo nunca tras conversar con ella respecto a lo que sentía sobre Malfoy. Ahogo un sollozo y retuvo la lágrima que quería derramarse, todos se habían ido y solo quedaba Luna y él, Ron se había ido diciendo que no soportaba más es estar en un funeral y lo entendió, él estaba viviendo su propio duelo tras perder a su hermano y Hermione quiso acompañarlo.

Abrazaba a Luna por los hombros mientras está recargaba su cabeza en su pecho, ambos sorbiendo su nariz, la de la chica estaba roja pues denotaba más por su piel pálida, se tallaba los ojos para controlar las lágrimas que no quería que salieran.

Allí, ambos lamentaron de todo corazón la pérdida tan importante de la chica Ravenclaw, despidiéndose con el tarareo de una canción que sabían que le gustaba a la chica pues había sido una que, en una conversación, les había confesado que Cédric se la había dedicado cuando aún estaba vivo y siempre la cantaba cada que podía antes de dormir, eso para intentar recordarlo antes de cerrar los ojos, tal como ahora.

Le dieron un último beso a su lápida y se marcharon del cementerio, tras dar una última caminata entre más lápidas de todas las personas que conocían y habían fallecido, ofreciéndoles su respeto ante haber perdido la vida en la batalla.

—Tengo que irme, Luna. —Avisó Harry tras ver su reloj de mano, aún tenía abrazada a Luna por los hombros mientras caminaban.

—¿Vas al hospital? —Preguntó mientras miraba a Harry a la misma altura, él asintió. —¿Puedo ir contigo?

Harry sonrió de medio lado. —Claro.

Así, ambos se aparecieron a las afueras de San Mungo, muchos magos paseaban por allí, muchos los saludaron, sabiendo quiénes eran. Cuando entraron al hospital, recibieron sonrisas de personas en recuperación y de empleados del lugar, les regresaron el saludo, intentando quitar el nudo de garganta que aún tenían.

Harry comenzó a caminar hacia el pasillo que ya conocía, Luna también lo conocía, había venido a visitar al paciente el día anterior pero solo había sido un momento tras verlo dormido. Una voz los detuvo cuando estaban apunto de entrar por la puerta, Harry quito su mano de la manija para ver al médico que les hablaba.