Amor entre cuerdas Ꞝ Dahmo

Capítulo 12.

Llegué al restaurante más temprano de lo acordado.

Me instalé en la mesa donde nos sentábamos comúnmente, la última del local pegada a las paredes de esquina. Ya saben, esa típica mesa enorme que hace un medio círculo y tiene por sillas un largo sillón sin separación; en fin, me senté y ordené un café macchiato para pasar el rato.

No pasó mucho tiempo mas tarde cuando ingresó al café una persona en peculiar que llamó muchísimo mi atención. Una chica alta de cabello negro desordenado y un aspecto adormilado, con una apariencia sumamente familiar para mi.

Piernas tonificadas, hombros finos, esbelta... Era bastante hermosa a decir verdad, incluso podría decir que era mi tipo.

─ Oh mierd... — Me mordí la lengua ante mis propios pensamientos y desvié la mirada a la mesa, comenzando a jugar torpemente con una pequeña basura que me había encontrado de casualidad.

Hirai Momo se abría paso en el local acompañada de un chico con el cabello color azabache que la seguía de cerca. Hablaban animadamente de quién sabe qué y compartían una que otra risa en su camino hacia la mesa, acomodándose con tranquilidad.

Ahora me sentía muy incómoda y boba.

¿Cómo fue que Momo pudo parecerme tan atractiva?

Quizá siempre lo ha sido y jamás me había dado cuenta al estar tan cegada por el rencor de todas sus malas bromas del pasado... ¡Bah!, claro que Momo es una torpe sin cerebro con cara de mapache, ¿En que estaba pensando?

Sacudí un poco mi cabeza para alejar todas esas ideas raras y alcé la vista para mirarla, nuevamente se encontraba riendo por algo que el chico azabache había mencionado.

Fue muy extraño verla, pero sus ojos habían terminado por cerrarse de una forma tierna y su sonrisa se había ensanchado mil veces de lo que jamás había visto en ella. Admito que sentí un pequeño impulso idiota por sonreír, pero es que su alegría era tan desbordante que incluso me atrevería a llamarla contagiable.

─ ¡Noona! — La voz grave y dulce de Jisung terminó llamando mi atención y rápidamente desvié mi mirada hacia él.

─ ¡Dahyun! — Mina no tardó en hacerse presente. Me sonrió enormemente y agitó su mano en el aire para saludar con emoción.

─ Hola chicos. — Sonreí al verlos y palmeé los asientos a mis costados. ─ Vengan acá, tengo hambre.

Ambos avanzaron hasta llegar a la mesa y tomar asiento con sonrisas enormes que ni yo misma sabría explicar con claridad.

─ ¿Qué les pasa a ustedes dos? — Reí con un poco de nerviosismo ante sus miradas y encogí los hombros. ─ ¿Tuvieron su tiempo feliz antes de venir o cómo?, porque si es así, prefiero no saberlo

─ ¡Mina, ahí viene! — Jisung ignoró por completo mis preguntas y señaló en dirección a la puerta de entrada, pegando brincos de emoción en su lugar.

─ ¿Ahí viene quién? — Interrogué con curiosidad, mirando a ambos a mis costados sin obtener respuesta. ─ Claro, amo ser ignorada. — Mustie en queja antes de voltear hacia donde Jisung había señalado momentos atrás, quedando boquiabierto.

─ ¡Hola Jisung!

Una preciosa chica de cabello castaño llegó hasta nuestra mesa, saludando a Jisung con emoción antes de que el chico literalmente saliera disparado de su lugar a abrazarla con fuerza.

─ ¡Al fin llegaste! — Exclamaba él con emoción mientras la otra chica lo envolvía en sus brazos con dulzura.

─ ¿Quién...?

Volteé muy confundida hacia Mina en busca de respuestas, pero la pelinegra sólo subió los hombros como tonta y rió un poco.

Todo se había salido de control y no entendía un comino lo que estaba pasando.

¿No se supone que solo me habían invitado a desayunar?

─ Dahyun — Jisung me llamó y volteé por inercia.

─ ¿Sí? — Sonreí fingiendo tranquilidad y desvíe mi mirada a la chica a su lado, sintiendo cómo mis nervios aumentaban de forma considerable.

─ Te presento a Tzuyu. — Habló, y Tzuyu sonrió de forma muy linda en mi dirección.