Capítulo 16.

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 Desperté con un horrible dolor de cabeza

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Desperté con un horrible dolor de cabeza.

El mundo me daba mil vueltas y mi estómago dolía como el infierno. No recordaba nada de lo que había hecho para quedar de esa manera y sinceramente, no quería saberlo.

—¡Momo!, ¿Esta ropa en la lavadora es tuya?

—¿Oh?, ¡Chae, no toques eso!

Incluso escuchaba voces, definitivamente estaba muy mal.

Me di una pequeña vuelta en el colchón y busqué a tientas una almohada, abrazándola con fuerza mientras me acurrucaba. El olor a detergente del caro era muy notable, no recordaba la marca pero ahora me había dado cuenta de que lo amaba.

Seguramente había sido uno de esos productos que me regalaban Mina y Jisung, porque definitivamente yo no tenía el dinero suficiente para darme ni siquiera un pequeño lujo de esos.

De pronto escuché la puerta de mi habitación siendo abierta, al principio decidí no tomarle la menor importancia debido a que eran muy comunes las visitas no planeadas de Mina; sin embargo, hubo algo en el ambiente que no me permitía estar cómoda.

—Minari, ¿me podrías traer un vaso de agua? — Mustie con la voz adormecida, girando en el colchón hasta que pude jalar el pantalón del contrario como niña pequeña. —Me duele horrendo la cabeza, por favor ayuda

Un pequeño espacio de silencio se hizo presente mientras yo seguía haciendo muecas con los ojos bien cerrados.

—No es que me guste la idea, pero mi compañera de piso te hizo el desayuno.

Esa voz no era de Mina.

Mis ojos se abrieron como platos y me incorporé de un golpe, aún abrazada a la almohada con fuerza. —¿Momo? — Chillé sorprendida y me cubrí la luz del sol con una mano, el dolor de cabeza había vuelto.

—Hola, Dahyun. — Habló la pelinegra entre dientes, soltando un gran suspiro una vez me acomodé mejor en el colchón de la cama. —Repito: Tu desayuno está en la mesa, apúrate.

Me echó una última mirada de arriba a abajo y salió de la habitación sin decir ninguna otra palabra. Yo seguía en shock, no tenía ni la más mínima idea de qué hacía en ese lugar y si intentaba recordarlo, la cabeza me amenazaba con explotar.

Recorrí cada pequeño detalle con la mirada mientras me cubría el sol con la mano. Si mis deducciones eran correctas, me encontraba sentado sobre la cama de la mismísima Hirai Momo... Y al parecer, utilizando una de sus pijamas. —¿Qué rayos...?

—¡Kim Dahyun!

—¡Ya voy, ya voy! — Me levanté de la cama y salí de la habitación con mil y un preguntas creándose dentro de mi cabeza. Me sentía completamente desorientada, cansada y angustiada, con ganas de enterrar la cabeza mil metros bajo tierra al imaginarme cómo demonios terminé en la casa de mi pequeña enemiga y con ganas de tumbarme en la cama a retorcerme en mi propia cruda hasta que se me pasara.

El lugar era más grande que mi casa y ciertamente me parecía muy bonito. Las paredes blancas y el piso con estampado de madera brindaban una atmósfera de tranquilidad y confort que me hacía sentir extrañamente cómoda, incluso con la cruda. Además, la pijama que llevaba puesta era muy suavecita y tenía el mismo olor que la almohada, lo cual ayudaba un poco a controlar mi humor y, (por algún motivo que no existe en este universo) mi dolor de cabeza.

—Buenos días. — Me dijo la chica rubia con la que observé a Momo en la cafetería el otro día.

—Buenos días — Me incliné en una pequeña reverencia y permanecí quieto en el umbral de la cocina, mirando a Momo comer un plato de huevos y pan tostado con jugo de naranja.

Igual que en las películas americanas.

—Eh... Te preparé un plato con lo mismo que Momo, por si tienes hambre.

Dirigí mi atención a la chica de antes, asintiendo tontamente ante sus palabras y acercándome con pasos torpes al plato de comida al lado de Momo.

—No.

Me frené en seco estando a punto de sentarme a su lado, la chica señaló un asiento un poco más alejado.

—Por allá, tu cabello aún huele a basura.

Hice una mueca y traté de oler mi cabello. Tenía razón, era cómo una extraña mezcla entre vomito y mucho shampoo de lavanda.

No dije nada, me quedé observándola fijamente y tomé el plato de comida para llevármelo al otro asiento, comenzando a comer en silencio.

—Bueno, me iré a trabajar. — La rubia nos miró a ambos, luego se acercó a mi y estiró la mano —Lamento no haber hecho algo más decente para el desayuno, pero la idiota de Momo no me dijo que habrían visitas. — Volteó hacia la mencionada, quien solo rodó los ojos y siguió comiendo. —Mi nombre es Son Chaeyoung.

—Oh... Eh... — Volteé a ver a Hirai algo confundida, la chica abrió mucho los ojos y asintió lentamente. Tragué el nudo en mi garganta y forcé una pequeña sonrisa —No hay problema, está delicioso, por cierto. — Estreché la mano de Chae —Mi nombre es Kim Dahyun.

—Así que tú eres Dahyun... — La chica me echó una pequeña mirada de arriba a abajo, como si me estuviera analizando. —Interesante, eres más agradable de lo que creí.

Aquello me pareció extraño.

—Eh, Chaeng, se te hace tarde — Interrumpió Momo un poco ansiosa, Chae miró el reloj que había en la pared y soltó una queja.

—Tienes razón — Me miró nuevamente y sonrió un poco —No vemos, Kim Dahyun. — Tomó sus cosas y salió de la cocina —¡Limpias antes de irte, Momo!

—¡Okay!

Luego se escuchó la puerta principal siendo abierta y cerrada en un par de minutos, dejándonos a Momo y a mi completamente solas.

Luego se escuchó la puerta principal siendo abierta y cerrada en un par de minutos, dejándonos a Momo y a mi completamente solas

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Amor entre cuerdas Ꞝ DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora