Capítulo 29.

255 49 8
                                    

Al principió me asusté, pues nunca antes había compartido mi cama con alguien y de pronto sentir un cuerpo dormido profundamente a mi lado, se sentía erróneo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al principió me asusté, pues nunca antes había compartido mi cama con alguien y de pronto sentir un cuerpo dormido profundamente a mi lado, se sentía erróneo. Sin embargo, ese olor era imposible no reconocerlo y al cabo de pocos segundos todos los sucesos de hace algunas horas llegaron a mi cabeza de un golpe.

Estaba desnuda en una cama junto a Hirai Momo.

Era casi como estar a mitad de un profundo sueño.

Parpadeé varias veces por si de verdad me despertaba y luego con mucho cuidado, me removí lentamente en sus brazos hasta poder mirarla a la cara. La chica seguía profundamente dormida mientras su pecho subía y bajaba con suavidad.

Su mejilla derecha estaba siendo un poco aplastada contra la almohada desgastada, su cabello completamente desordenado le cubría una pequeña parte de la frente y sus mejillas aún un poco sonrojadas por lo qué pasó antes eran la combinación perfecta para ser lo último que vería de ella.

Me estiré a dejar un beso diminuto en sus labios y luego, (con mucho cuidado) me escabullí fuera de la cama y me puse la ropa interior antes de soltar un profundo suspiro, admirando las paredes desgastadas y el piso de cemento.

¿Qué carajo había hecho? ¿Porqué lo había hecho?

Tallé suavemente mi cabello con las manos mientras soltaba una pequeña queja y apreté los ojos. En el momento se había sentido como lo más hermoso del mundo pero ahora, después de pensarlo a detenimiento... Dejaba de sentirse tan bien.

—No, no, no... ¿Qué hiciste? —Murmuré para mi misma con el pecho encogido.

En realidad, la idea de haber tenido relaciones sexuales con Momo no era algo que me afectase demasiado, pues realmente quería hacerlo. Sin embargo, el hecho de haber estado tan cegada por el deseo como para llevarla a mi casa era una cosa por la cuál me retorcía de arrepentimiento en mi consciencia.

Probablemente ella ni siquiera sospechaba que ese pudiera ser el lugar donde vivía.

De pronto sentí algo cálido contra mi hombro mientras mi cuerpo se estremecía inconscientemente.

—Hola... —La voz adormecida de Momo era demasiado tierna. Su barbilla se apoyó en mi hombro al mismo tiempo en que sus manos envolvían mi cuerpo y luego me abrazó con fuerza —¿Dormiste bien? —Besó mi mejilla.

—No escuché que te levantaras —Comenté antes de verla de reojo, la chica abrió uno de sus ojos medio cerrados y sonrió.

—Estabas muy ocupada quejándote y no te diste cuenta.

Aquello me resultó muy lógico y acertado, por lo que decidí dejar ese tema atrás. Habían cosas mucho más importantes que necesitábamos discutir y si quería que todo saliera a como lo había planeado antes de caer dormida, no podía darme el lujo de andar con rodeos.

Amor entre cuerdas Ꞝ DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora