Capítulo 21.

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Habían pasado un par de minutos y las cosas seguían en silencio

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Habían pasado un par de minutos y las cosas seguían en silencio.

Al parecer, ninguna tenía la menor idea de que hacer a partir de mi pequeña revelación.

Tragué con fuerza el nudo en mi garganta, apreté los puños a tal punto que me dolían las palmas y relamí mis labios ligeramente.

—H-Hola —Mi voz salió temblorosa, me sentí cómo una pequeña niña tímida en su primer día de clases. —Soy yo, la chica d-de las notas.

No pude ver su reacción debido a que seguía con los ojos cerrados, sin embargo, si escuché con claridad cuando el violín cayó al suelo.

Mis nervios aumentaron, sabía que en cualquier momento me llegarían ganas de vomitar y tendría que salir corriendo de ahí lo más pronto posible, así que seguí hablando.

—L-lo sé. D-Definitivamente no s-soy lo que esperabas. —Sonreí un poco y tomé una gran bocanada de aire. —Pero... Desde la p-primera vez que t-te escuché tocando el violín... M-me enamoré. No sé si fue de ti, d-de la música, del i-instrumento... Sólo sé que lo hice. —Aflojé el agarre de mis puños, el estómago se me removía nerviosamente con cada palabra que salía de mi boca. —Lamento haber sido t-tan cobarde, e-es sólo que me aterraba la idea d-de que al conocerme, d-dejaras de tocar.

De pronto me sentí tan feliz. Por fin me había confesado a mi amado violinista, por fin podría conocer su cara. Era cómo una programa de televisión de amor a ciegas, exacto, justo así me sentía en ese momento.

—¿M-Momo?

Me paralicé en cuanto mi mente reconoció aquél tono y tartamudeo de nerviosismo e inmediatamente abrí los ojos, confundida y asombrada.

—¿Dahyun?

Sus mejillas estaban completamente húmedas y mi pecho se encogió.

Había algo en sus lágrimas que no me daban ganas de otra cosa que no fuera abrazarla fuertemente y decirle que todo estaría bien, que nadie le haría daño...

Sin embargo, yo ya le había hecho daño, mucho daño.

—¿E-Entonces si eras tú? —Su voz se escuchaba quebrada, herida... Decepcionada.

No supe que hacer.

Mi boca se abrió y cerró muchas veces, Dahyun me miraba expectante. Las lágrimas caían por su rostro cómo si sólo a eso se dedicaran sus pupilas, su labio inferior temblaba a pesar de estar siendo atrapado entre sus dientes y sus mejillas cada vez se ponían más rojas.

Sus palabras se repitieron una y otra vez dentro de mi cerebro... "¿Entonces si eras tú?". Algo ahí no me cuadraba... ¿Ella ya sabía que yo era la de las notas? no, era imposible. Nadie más excepto Chae y yo sabíamos que me quedaba los martes después de clases a dejar notas, me había asegurado de no decirle a nadie más respecto a mi pequeño secreto para mantener un perfil bajo y que Dahyun no supiera quién era la que dejaba las pequeñas hojas naranjas en la puerta. No había manera alguna de que se hubiese enterado, al menos no una que yo supiera.

—Carajo, Hirai. Al menos di algo —Rugió de pronto con voz ronca, dando un paso en mi dirección con un fuerte sentimiento que me fue imposible de explicar.

—Ah, es que...Ehm... Yo... —Me sentí como una idiota.

—¿Es verdad lo que me dijeron o no? —La chica había conseguido entrar en calma, las lágrimas seguían cayendo de forma silenciosa pero su voz había dejado de temblar, se escuchaba más segura de si misma, o al menos eso lograba aparentar. —Sólo necesito un sí o un no, Momo.

—¿Qué se supone que te dijeron? —De alguna forma logré que mi voz fuera decente. Enderecé mi postura y carraspee la garganta.

El momento emotivo ya había pasado, era hora de recomponerse.

Dahyun me dio la espalda, frustrada, y tiró de su cabello con las manos. Había algo en su postura, en su forma de hablar, en su mirada... Algo, algo que no podía terminar de entender y por algún motivo, realmente quería hacerlo.

—No puedo creerlo, de verdad no lo puedo creer. —Un risa forzada se escapó de sus labios.

No entendía un carajo de lo que estaba pasando y ya me encontraba lo suficientemente confundida para decir algo al respecto, así que sólo la observé en silencio mientras intentaba juntar las piezas del rompecabezas dentro de mi cabeza. Qué yo recuerde, lo último que le hice fue ayudarla en una tremenda borrachera, pero... ¿Porqué estaba tan enojada?

—Ya me parecía demasiado bueno que hubieras dejado de ser tan hija de puta conmigo y de pronto te dignaras a ayudarme. ¿Sabes algo?, eso estuvo bien, de verdad me costó trabajo creerlo. Pero... Dejarme notas lindas en la puerta cuando había estado teniendo días de mierda... —Volvió a reír entre sollozos. —Santo dios, te luciste.

Verla de esa manera me estaba rompiendo el alma en trozos, saber que parte de todas esas lágrimas eran por mi culpa era algo que no podía asimilar con claridad, algo que me negaba a asimilar. Me negaba a saber que había lastimado tanto a la persona que se encargaba de alegrar mi día, la idea me daba nauseas, me hacía sentir enfermo.

—Pero... ¿De qué estás hablando?

—Sabes perfectamente de lo que hablo. —Replicó ella, empujándome del pecho con ambas manos —Es la jodida broma más organizada que has hecho en tu vida, te felicito. —Volvió a empujarme, esta vez utilizó más fuerza.

¿Broma?, ¿Una broma?

—Debió costarte trabajo pensar en cosas lindas para escribirme, ¿verdad? —Sus ojos se negaban a mirarme directamente, sus manos habían comenzado a golpear mi pecho —Debió costarte saber que me alegrabas con las notas, ¿verdad?. —La fuerza en sus golpes aumentó, el pecho comenzó a dolerme un poco pero no contaba con el valor suficiente para detenerlo —Saber que sonreía para tus estúpidos mensajes, saber que me hacías sentir bien... —Sus sollozos se volvieron más grandes, las pequeñas lágrimas constantes de antes se habían convertido en enormes gotas calientes y saladas. —¡Saber que comenzaba a enamorarme!, ¡Que jodida repulsión!

—Dahyun... —Murmuré asombrada. Mi corazón se saltó tres latidos y mis ojos se abrieron enormemente ante su confesión.

¿Mi amado violinista se estaba enamorando de mí?

La chica recapacitó sus palabras y también abrió los ojos en exceso, impactada. Al parecer había hablado más de lo planeado y apenas comenzaba a darse cuenta. Alzó la vista hasta mirarme, sus ojos reflejaban como un par de espejos toda aquella tristeza y preocupación que sentía en el momento.

Tragué el nuevo nudo de nervios en mi garganta y me pasé la lengua por los labios, suspirando suavemente.

—¿Te estás enamorando de mí?

—¿Te estás enamorando de mí?

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Amor entre cuerdas Ꞝ DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora