Capítulo 28.

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Silencio

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Silencio.

Incómodo, triste, manipulador e intenso silencio.

Incluso las demás personas en el café se habían quedado calladas al presenciar nuestra amarga discusión y una que otra chica tenía su teléfono apuntando hacia nosotras. Cómo si se tratara de un show.

Miré hacia ambos lados, un pequeño circulo se había formado en torno a la mesa y comencé a sentirme enjaulada, así que me levanté, tomé a Dahyun de la muñeca y me la llevé de ahí sin importarme un comino que Tzuyu estuviera por salir del baño en cualquier momento para buscarnos y se sentiría ofendido cuando no nos encontrase. A decir verdad, eso hasta me ponía algo alegre.

Caminé con Dahyun de la muñeca unas cuantas cuadras hasta que nos encontramos en una calle casi completamente vacía y la solté para poder encararla.

—Quiero irme a casa... —Murmuró en cuanto dejé de sujetarla—Estoy cansada de tener esta misma discusión contigo.

Solamente de verla se me encogió el corazón. La mirada baja, ojos rojos e hinchados, cara triste, silueta decaída... ¿En que momento pasó de estar casi muriendo de risa a esto?.

Sentí el enorme impulso por envolverla en mis brazos y abrazarla fuertemente, sin embargo había una enorme posibilidad de que me empujara lejos o se sintiera en peligro, así que me contuve lo mejor posible por ni siquiera acercarme un paso.

—Dahyun... —Apreté los labios, me sentía como una completa idiota. —Antes de que vayas a algún lado, tienes que saber que yo...

—Lo sientes. Lo sé —Me interrumpió antes de soltar un suspiro —Mira Momo, ya te dije todo lo que tenía por decir, no tengo nada que hacer aquí contigo... —Encogió los hombros y comenzó a caminar.

—¡Espera! —Intenté detenerlo —Yo aún no te he dicho nada de lo que quería —Lo sujeté por la muñeca y se soltó de un jalón brusco, dejándome sorprendida.

—¡Ya basta! —Gritó —¡No quiero oír ni una sola palabra de lo que quieras decirme, Hirai! —Estaba muy triste, sin embargo su semblante era lo suficientemente firme y decidido para hacerme callar sin dudarlo —Estoy harta de oírte —Gruño con la mandíbula apretada —Estoy harta de que seas el único inconveniente en mi vida para que pueda seguir adelante.

—¿Y porqué? —La confronté. Mi tono suave y delicado había vuelto sin que me diese cuenta y valientemente, avancé un paso en su dirección. —¿Porqué no puedes avanzar teniéndome en tu vida?

—¿Acaso no te quedó claro con lo que te dije en la cafetería? —Arrugó el ceño. estaba desesperada por salir de ahí y por algún motivo todavía no se iba. —Si ya no recuerdas lo que te dije, no es mi problema.

—Dahyun, si todo aquello que me dijiste es verdad, eso significa que tú me quieres. —Se paralizó ante mis palabras. Fue ahí cuando descubrí el punto débil para hacerlo quedarse el mayor tiempo posible en lo que organizaba mis pensamientos —Me quieres lo suficiente para poder haberte ido en cualquier momento y sin embargo, te quedaste.

Amor entre cuerdas Ꞝ DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora