Amor entre cuerdas Ꞝ Dahmo

Capítulo 08.

Martes.

Bendito y glorioso Martes de Violín.

—Es por eso, que todos necesitan buscar algo con lo que se sientan identificados, aquello que los defina en estos momentos o momentos pasados. Puede ser una canción, un libro, una película, un artista... Lo que sea, pero se tienen que sentir identificados con dicha cosa o persona y para la próxima clase me traerán un escrito de una cuartilla del porqué. ¿Entendido?

Todos en el aula corearon un pequeño "Sí, profesora" y minutos después, el timbre de salida comenzó a resonar fuertemente por los pasillos de la escuela. Fue ahí cuando todos tomaron sus cosas y comenzaron a salir apresuradamente, como si fueran ellos los que esperaban ansiosos el encontrar una nueva nota en la sala de música. Já

Curiosamente yo fui el último en salir e incluso me aseguré de cerrar las ventanas antes de emprender rumbo a mi objetivo destinado de cada Martes.

Cabe mencionar que las manos me empezaron a sudar en medio camino, mi corazón no dejaba de latir al mil por hora en ningún momento y las ganas de empezar a correr como desesperada siempre intentaban terminar de convencerme, pero cuando menos lo esperaba ya estaba frente la puerta del aula y aquella dejaba de ser una opción.

—¿Un post-it? —Ladeé la cabeza confundida y removí cuidadosamente la parte pegajosa de la madera, empezando a leer el mensaje en dicho papel color naranja.

"Hola, mi querida violinista... O querido, realmente no lo sé.
Seguro te estarás preguntando: ¿Y mi fea hoja de cuaderno? D:
Pues bueno... Decidí que esas hojas son muy corrientes para una persona tan especial como tú, así que evolucioné las hojas rayadas a estos post-it anaranjados. No estaba muy segura de cual sería tu color favorito pero al final compré un montón de este color, ojalá te guste."

Una sonrisa estúpida se dibujo en mi rostro. Cualquiera que sea la persona detrás de esas notas, se había tomado la molestia de comprar post-it para escribir en vez de las antiguas hojas de cuaderno por las que tanto me entusiasmaba. Era un cambio lindo, pero dicho cambio también me entristecía un poco pues el espacio en las post-it resultaba mucho más reducido que una hoja de cuaderno.

—... Muy corrientes para una persona tan especial como tú. — Releí lentamente y una nueva sonrisa de estúpido apareció en mi cara, acelerando los latidos de mi corazón con dulzura. —Qué lindo.

Entonces doblé cuidadosamente el post-it y me lo eché al bolsillo con emoción antes de ingresar a la sala de música. Poco tiempo después tomé el violín entre mis manos y solté un pequeño suspiro mientras lo admiraba, yo amaba el violín. Era mi instrumento favorito desde hace años y lo seguiría siendo hasta el fin, mi padre había sido un gran violinista en su debida época y siempre solía tocarme una canción en particular antes de dormir... De ahí apareció mi pasión por el instrumento de cuerdas, pues sentía que de alguna forma al estar tocando el violín me encontraba un poco más cerca de mi padre.

—Te extraño muchísimo... — Murmuré hacia el violín tímidamente, sintiendo una pequeña clase de escalofríos —¿Qué rayos estoy haciendo? — Sacudí la cabeza para deshacerme de esos pensamientos extraños, afiné el instrumento y luego me lo llevé al hombro mientras apoyaba parte de mi barbilla, cerrando los ojos por un par de segundos antes de empezar a tocar las primeras notas de la canción.

Poco a poco, sentía como la música terminaba devorando mis sentidos hasta que ya no podía reconocerme a mi mismo. Pequeños flashes de momentos importantes, tanto tristes como alegres llegaban uno por uno a mi cabeza y de ahí lograban salir más notas en el violín que probablemente no podría repetir en mucho tiempo.

El recuerdo de mis padres juntos, la muerte de mi padre, mi madre borracha, mi huida de casa, Mina, Jisung, las bromas de Momo... Y luego, las notas.