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— ¡No me puedo creer que tenga que volver a trabajar contigo!

El grito de Chuuya retumbó por el callejón oscuro donde se encontraban. Dazai ladeó la cabeza con evidente pasividad. Eso solo exasperó más a Nakahara, ya conocido por su poca paciencia.

— Ordenes del jefe —suspiró Dazai. Aunque mostraba indiferencia, a él tampoco le entusiasmaba trabajar con Chuuya. Aunque eran de la misma edad, sus personalidades eran contrapuestas. En su opinión, Chuuya era demasiado volátil e impredecible. Debía reconocer que trabajaban bien juntos, pero eso jamás se lo diría a él—. ¿Te piensas que a mí me gusta aguantarte? Antes preferiría ir con un recién llegado.

A cada palabra que decía, la paciencia de Chuuya se esfumaba a más velocidad. Dazai lo sabía sobradamente, pero tampoco era un mal plan molestar a Nakahara. A veces se entretenía provocándolo, así que prosiguió.

— ¡¿Y por qué no lo haces?! ¡Eres un alto ejecutivo! —Chuuya lo señaló con el dedo, haciendo que Dazai enmarcara una ceja con una expresión escéptica— ¡Elije a otro y déjame tranquilo! Desde que he entrado en la Port Mafia no hago más que encontrarme contigo por todos lados —Chuuya se cruzó de brazos en un gesto infantil y desvió la mirada en dirección opuesta a donde estaba Dazai—. Parece que el jefe disfruta torturándome, poniéndome contigo en cada maldita misión.

— A mí tampoco me gusta, pero resulta que eres mi pareja —Chuuya se tensó ante esa última palabra de Dazai, dicha demasiado a la ligera. Lo miró con la cara sonrojada, agradeciendo la poca luminosidad para que él no tuviera oportunidad a burlarse de su reacción—. Eres como un niño pequeño —prosiguió Dazai con su discurso de queja, ajeno a todas las emociones de Chuuya— ¿Podrías comportarte por una vez?

Algo se encendió (o apagó) en la mente de Nakahara, porque al instante siguiente explotó:

— ¡¿Qué yo soy un niño?! ¡¿Yo?! ¡No te hagas el adulto responsable ahora! —protestó Chuuya. Su repentina agresividad sorprendió a Dazai, aunque al mismo tiempo le parecía divertida. De hecho, tenía una pequeña sonrisa mientras contemplaba como su compañero perdía los papeles por completo— Eres tú el que está vagueando, todos los días, todo el día ¡Oh! ¿y en nuestra última misión? —esa pregunta retórica tenía bastante peligro. Dazai la hubiera respondido para molestarlo un poco más, pero prefirió ver que ocurría. El monólogo de Chuuya le estaba resultando bastante entretenido— Me dejaste a mi todo el trabajo ¡TO-DO!

Vio como Chuuya luchaba por tomar bocanadas de aire. Normal. Había dicho todo ese discurso prácticamente sin respirar. Aquello estaba resultando más divertido de lo que vaticinó Dazai en un primer momento ¿Para qué volver a la sede cuando podía discutir con Nakahara un poco más?

— Mi trabajo fue pensar, algo que tú —se aseguró de remarcar bien esa palabra— no sueles hacer.

— ¡¿Qué dices?! ¡Repite eso, momia!

— No te preocupes —respondió Dazai tranquilamente. Había tratado con Chuuya lo suficiente para saber que este estaba alcanzando su umbral de tolerancia. Lo divertido era cuando superaba esa línea—, no hace falta que lo ocultes. Ya todos en la mafia lo sabemos.

Ahí estaba. Chuuya avanzó a grandes zancadas hasta él, agarrándolo del cuello de la camisa en un rápido movimiento. Dazai no podía controlar la sonrisa que se dibujaba en sus labios. Lo había provocado, tal como quería.

— En la próxima misión me aseguraré de usar corrupción para aniquilarte.

— ¿Te recuerdo que mi poder consiste en anular el de los demás?

— Dazai.

Escuchó la voz de Odasaku llamarle. Chuuya lo soltó al acto, chasqueando la lengua y escondiendo sus manos en los bolsillos del pantalón. Siempre agradecía la presencia de su amigo, pero estaba muy entretenido molestando a Nakahara. Se acomodó la corbata y volteó a ver al mayor. Como siempre, Oda mantenía su expresión neutra. No importaba que escena rara estuviera presenciado, él siempre se veía tan frío.

— Hola, Odasaku —lo saludó.

— Venía a buscarte para ir al Lupin —mencionó.

— Claro.

Aceptó su invitación fácilmente. Se hubiera despedido de Chuuya, pero sabía que si no le decía nada aún podía provocarlo una última vez. Como siempre, su predicción se cumplió y Chuuya gritó:

— ¡¿Dónde te crees que vas?! —protestó.

Dazai sonrió y volteó a verlo, cambiando su expresión a una de desprecio absoluto.

— A hacer cosas que los niños no pueden.

— ¡¿Niños?! ¡Tenemos la misma edad, idiota!

— Pues los miembros con rango dentro de la mafia —respondió Dazai fácilmente.

— ¡Oda tiene la misma categoría que yo!

— Oye, a mí no me metáis... —suspiró el aludido mientras se rascaba la cabeza. Dazai le sonrió a su amigo antes de regresar su atención sobre Nakahara.

— Pues solo vamos aquellos quien yo decido.

Victoria para Dazai. Lo sabía. Chuuya apretó los puños, conteniendo cada impulso de su pequeño cuerpo. Dazai le sacó la lengua por pura provocación, antes de regresar su atención sobre Oda. Chuuya los vio alejarse, siendo carcomido por la provocación de Dazai. Maldito el momento en que Mori decidió juntarlos. Eso tenía que ser el karma de esa o de otras vidas anteriores y lo estaba pagando caro. Muy caro. Tener que lidiar con Osamu Dazai bien seguro era su billete para el cielo.

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¡Hola a todos! Aquí Alhena

Hacía tiempo que tenía ganas de escribir sobre ellos (más allá de los songfics). He estado bastante ocupada ultimando la historia de TEMPO (La tenéis en mi perfil, si os gusta BSD os la recomiendo ;) ). Ahora que ya he terminado, puedo dedicar más tiempo a estos dos y a las mil historias que tengo por la mente.

¿Qué os ha parecido este primer capítulo? Ya sabéis que Dazai ama sacar de quicio a Chuuya.

Quiero aclarar que ni esta historia ni sus personajes me pertenecen. Todos son propiedad de Kafka Asagiri y Sango Harukawa. Yo solo me entretengo escribiendo sobre ellos ;)

No olvidéis dejar un comentario y ¡muchas gracias por vuestro apoyo! 

Nos vamos leyendo ;)

Feliz lunes~

Under the fireworksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora