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Habían pasado el día paseando por todo Osaka. Según Dazai estaban recopilando información; según la propia teoría de Chuuya, le estaba haciendo perder el tiempo. Casualmente su recogida de información se centraba en los barrios más turísticos. Casualmente.

Para la cena accedieron a un puesto de ramen ambulante. Comieron en silencio, saboreando unos fideos que estaban sorprendentemente buenos. Luego, Dazai fue a por Dango en una tienda cercana, luego un mochi...

- ¿Quieres parar ya? -protestó Chuuya molesto, mientras veía a su compañero felizmente caminar por las calles de Shinsekai, ahora todas iluminadas por letreros de neón.

- ¿Por qué? Estoy trabajando.

Su réplica infantil solo lo exasperó más. Su reacción era justo la que Dazai esperaba. Sonrió ladinamente, agarrando a Chuuya del brazo y arrastrándolo hasta un callejón oscuro, estrecho y poco concurrido. Olía a comida frita, posiblemente por el restaurante que había unos metros más allá.

Ahora que estaba bajo la penumbra de la noche, se sintió a merced de Dazai. Ya no estaban en las concurridas e iluminadas calles, sino en su contraparte. Dazai lo acorraló contra la pared de una casa de estilo tradicional, cuya madera parecía demasiado castigada por la humedad del lugar.

Chuuya alzó la mirada, encontrándose con esos ojos mirándolo de vuelta con tal intensidad que lograba desestabilizarlo. Tanto le afectaba que olvidó la molestia que había estado acarreando durante todo el día.

- ¿Prefieres que haga otra cosa? -le preguntó Dazai en un tono seductor, demasiado cerca de su oreja. Sintió un escalofrío recorrerlo cuando el aliento de su compañero acarició su piel. Un fuerte rubor se instaló en sus mejillas, bloqueó sus protestas.

Los labios de Dazai lo devoraron con una pasión ardiente y urgente, envolviéndolo en un torbellino de sensaciones embriagadoras. Chuuya respondió de inmediato, sus propios labios fundiéndose con los de Dazai en un baile frenético y apasionado. Sus manos se deslizaron sin restricciones por el cabello sedoso y la espalda de Dazai, como si quisieran memorizar cada centímetro de su ser. A su vez, Dazai lo aferraba con firmeza por la cintura, creando una conexión más allá de lo físico.

La cercanía entre ellos era abrumadora, pero no lo suficiente. Sus cuerpos anhelaban más, una fusión total que trascendiera los límites del deseo. La respiración entrecortada y los latidos acelerados se mezclaban en un compás frenético, creando una sinfonía de pasión que los envolvía por completo. En ese instante, el mundo exterior desapareció, dejando solo la intensidad del beso que los consumía, un fuego que ardía sin tregua.

Un destello de cordura logró que Chuuya rompiera ese apasionado beso. Se sentía incapaz de apartar la mirada de la de Dazai, leyendo el apremio que tenía el moreno por seguir con aquello que habían empezado.

- Tenemos que encontrar...-Chuuya calló cuando sintió una mano de Dazai por debajo de su camisa, acariciando su abdomen ¿Cómo podía ponerlo tan nervioso? Dazai, por su lado, debió sentir el efecto que tenía sobre Chuuya puesto que sonrió con cierto deleite y soberbia- A los...

Los dedos de Dazai siguieron subiendo hasta llegar a sus pezones, donde empezó a juguetear con ellos. Dios, aquello era tan indecente y tan adictivo. La emoción de ser descubiertos en cualquier momento. Alguien pasaría por allí y los vería, haciendo todos esos actos lascivos en la calle. Era vergonzoso y, al mismo tiempo disparaba la adrenalina por todo su cuerpo. El atractivo de lo prohibido.

Pero en medio de ese deleite, Dazai se detuvo. Acercó sus labios a la oreja de Chuuya, quien tenía toda su atención puesta en él.

- Seguiremos después.

Los labios de Dazai mordieron con suavidad el lóbulo de su oreja, provocando que el sonrojo persistiera en las mejillas de Chuuya. Luego, estos se abrieron camino por su cuello, trazando un sendero de caricias que despertaron sensaciones eléctricas en su piel. Los besos comenzaron en la base de su cuello, cada uno de ellos como una suave caricia ardiente que encendía su deseo. Un ligero mordisco en esa zona tan delicada envió una oleada de estímulos a través de Chuuya, intensificando la conexión que se tejía entre ellos.

Aunque él se lo pidió, se sintió decepcionado cuando Dazai se retiró. No podía dejarle justo en ese momento, pero por su sonrisa entendía que eso era exactamente lo que había buscado. Trastórnalo para que le pidiera más. El muy manipulador.

Se sentía a su completa merced y poco le importaba, porque los impulsos de su cuerpo eran demasiado fuertes, demasiado placenteros.

- Me aseguraré de que terminemos esto rápido -dijo con confianza-. No eres el único que quiere seguir con esto.

Conocía esa sonrisa: Dazai ya sabía quién podría estar detrás de los ataques a los cargamentos. Condujo su mirada oscura al final del callejón, donde Chuuya intuyó lo que sería la entrada a una discoteca.

- ¿Allí? -se extrañó Chuuya. No entendía porque se refería a ese lugar. Parecía un local privado, con aire lujoso, al que ellos no concordaban para nada.

- No me interesa alargar esto más de lo necesario... Tengo cosas más importantes que hacer.

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Parece que se van acercando a la causa ¿Qué ocurrirá una vez entren en ese club?

¡Me gustaría leer vuestras teorías!

Nos vamos leyendo ;)

Feliz jueves~

Under the fireworksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora