CAPITULO 28 (MAX)

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Por primera vez en mucho tiempo no quería estar en Bortex, o en mi apartamento. Estar allí se sentía bien, me hizo recordar los tiempos en que Jake y yo pasábamos más tiempo juntos. Tener a Kayla cerca traía esos recuerdos a flote.

Verla en casa había sido diferente. La imagen de ella hablando con Tanya en la cocina y comiendo juntos en la isla me hizo olvidar por completo las razones por las que estaba ella allí. E incluso me hicieron poner en duda las razones por las que yo había ido a Londres. Era como haber alquilado una vida diferente por varias semanas, a la que me estaba adaptando bastante bien.

Austin llegó un rato más tarde. Sus ojos se agrandaron con sorpresa al verme, pero no dudó en saludarme y dirigirle una sonrisa sarcástica a Kayla. Aprovechó para llevarla hasta el hockey de mesa, y ella giraba los ojos con frecuencia por los comentarios que él le hacía.

Era digna de envidiar la relación de ambos, parecían hermanos incluso. Los ojos de Kayla se iluminaban cuando estaba cerca de Austin y Philip. Como si fueran su familia.

Quisieras que ella te mire de esa forma.

El pensamiento me hizo salir a la entrada para despejar la mente, o mejor dicho borrar de mi cabeza esas ideas estúpidas.

No me di cuenta cuando Samantha se paró a mi lado.

—¿Todo bien?

Asentí. Miré por un segundo hacia el arcade de baloncesto donde estaban Philip y sus amigos.

—Tiene un buen niño, señora.

Ella sonrió de forma débil.

—Gracias —guardó silencio unos segundos. La preocupación no había abandonado sus semblantes desde que llegué—. Kayla me ha dicho cosas buenas sobre ti, Max, pero también me dijo lo que pasó con tu padre.

Sabía que tarde o temprano iba a tocar el tema, y suponer que creía que pudiera hacerle daño a Kayla me hizo apretar los dientes. Las acciones de mi padre se esforzaban por mantenerme avergonzado.

—No sabe lo que lamento que mi padre esté actuando de esa forma —dije—. Pero yo no busco lastimarla.

Ella lanzó un suspiro cruzándose de brazos.

—Eso puedo creerlo, pero dudo que ella te haya contado la relación de ella con su padre.

—Lo hizo.

Parecía confundida, pero bajó la vista aclarándose la garganta.

—Bueno, si lo hizo entenderás que ella no es compatible con él o con su vida y yo lo he visto de primera mano. Ustedes al parecer están unidos por razones no tan buenas y, pues, solo quiero que esas cosas no la afecten, ¿entiendes?

Asentí, sintiendo como la realidad me regresaba las ganas de estar solo. Era mejor para todos acabar con eso de una buena vez. Kayla no lo necesitaba. Y yo tampoco.

Decidí ir donde Jackson para que llamara a mi padre y así poder hablar con él. El infeliz aún no tomaba mis llamadas.

Nos despedimos de todos a las nueve. Kayla me miró con curiosidad cuando estábamos de camino al estacionamiento.

—Vi que hablaste con Samantha.

—Está preocupada por ti.

Se cruzó de brazos.

—No le cayó bien que esté quedándome en tu casa. Para que conste yo no suelo tener ese tipo de... interacciones.

Me divirtió la manera en que se preocupaba por eso.

—Tranquila, se ve que los únicos hombres de tu vida son Austin y Philip.

Se rió mientras asentía.

Las ventajas de no conocerte [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora