CAPITULO 37 (KAYLA)

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De camino a casa luego de dejar a Philip traté de formular una excusa para pedirle el dinero a Tori. Podía decirle que planeaba irme de viaje y necesitaba ayuda, o bien podría ser un nuevo auto. No obstante, cualquiera que fuera la excusa, estaba segura de que no iba a creerme. Pero prefería arriesgarme con Tori y no con mi padre.

Me di una ducha y luego me tiré en el sofá para llamarla. Le dije que necesitaba pagar un curso online de oratoria y no tenía esa cantidad en mis ahorros. Para mi sorpresa no hizo preguntas, pero sí pidió que nos reuniéramos en dos horas en la cafetería cerca de mi apartamento para entregarme el dinero.

Esperé tumbada en el sofá hasta que fue hora de ponerme unos pantalones y un suéter para ir a reunirme con Tori.

Cuando llegué, ella ya estaba en la barra tomándose un capuchino. Me senté a su lado.

Ella se giró hacia mí con una mirada calculadora.

—Te dije que me tragué lo que dijiste sobre el dinero solo porque quería verte.

—Eso pensé, pero no hacía falta. No estoy molesta, Tori.

Ella dejó la taza con un suspiro.

—Siento haber sido tan ruda con Samantha. En serio.

—Lo sé, pero no es conmigo que tienes que disculparte.

Ella asintió, puso un bolso de cuero con tirantes de mi lado de la barra.

—Entonces, dime, ¿para qué es ese dinero?

Coloqué el bolso en mi hombro.

—Tengo un pequeño problema, pero no tienes que preocuparte.

—¿Tiene algo que ver con Max Bennett?

Negué y me adelanté a pedir un jugo de fresas. 

—Bien —dijo Tori antes de volver a tomar su taza—. Espero que ese "pequeño problema" no tenga su nombre en letras minúsculas.

—Está a pocos días de irse así que yo espero que todos dejen de mencionarlo.

Ella agitó los hombros de forma exagerada.

—Walter estará súper feliz.

Yo no lo estoy. Traté de que mi rostro no lo demostrara.

La mención de mi padre me hizo vacilar con el vaso en la mano.

—No ha vuelto a escribirme. Supongo que también piensa que estoy molesta.

—Le dije que Samantha te contó toda la historia.

—No lo odio, Tori.

—Pero tampoco estás cómoda hablando de Walter.

—Nunca lo estuve.

Tori se remojó los labios antes de sacar una tarjeta de sus vaqueros. La deslizó por la barra de madera hacia mí.

—¿Por qué no vas a verlo?

Tomé la tarjeta y leí las palabras escritas en lapicero azul.

—¿Qué te hace pensar que es una buena idea?

—Ya no tiene nada que ocultarte, cariño. Pudieras escuchar su versión de la historia.

Tuve que guardar la tarjeta en mi bolso cuando los ojos me empezaron a picar.

—Dije que no lo odio, no que estoy lista para enmendar las cosas con él. Además, él tomó la decisión de que nuestra relación sea tal cuál lo es ahora. ¿Por qué debería esperar algo diferente?

Las ventajas de no conocerte [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora