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El aire le faltaba, esa era la realidad. Los inicios de primavera ya se sentían de entre los calores del verano. Pisar los suelos de su hogar no se había sentido tan espeluznante como en ese momento y nuevamente, tuvo la necesidad de volver a ese pueblo donde había residido en esos últimos meses.

—Vamos, cachorro.

Su hermana le tomó la mano y la envolvió en su antebrazo para hacerlo avanzar. Había decidido regresar de contrabando, nadie lo esperaba, no había paparazzi a su alrededor,  solamente él, su familia y los miembros del staff como si fueran civiles comunes y corrientes. Y así anduvieron por los pasillos hasta llegar al exterior, donde todos tomarían sus propios caminos. Lim se acercó al menor, sonriéndole con algo parecido a melancolía.

—Tómate este día para descansar, mañana pasaré por ti para llevarte a la agencia.

—Muchas gracias.

Lim asintió. Iba a alejarse, pero se detuvo y le miró de nuevo.

—Te aprecio mucho, Seungmin, eres muy talentoso y sé que vas a lograr mucho, pero, si me permites darte un consejo..., debes dejar de querer complacer a la gente, haz lo que tú quieras y lo que te haga sentir cómodo contigo mismo, incluso si es necesario romper algunas reglas.

El aludido le escuchó con atención. Sus ojos miraban a los otros con admiración y agradeció que esas palabras sonaran tan amables y genuinas, viniendo de un títere de aquel sitio que buscó protegerlo, haciéndole mal.

—Tomaré su consejo, de verdad, agradezco mucho su compañía en estos meses.

—Mucha suerte, Seungmin —concluyó finalmente, despidiéndolos con una reverencia.

Los hermanos se acercaron a dónde sus padres y tomaron un taxi. El camino era silencioso, tranquilo y el menor lo agradecía porque nuevamente su cabeza se volvió un alboroto al ver algunas pancartas que le felicitaban y le deseaban éxito.

Él juraba que todo mundo iba a odiarlo, estuvo lejos de todas las redes por tantos días, que simplemente se dejó llevar por las palabras que le decía su máxima autoridad.

—¡Oh santo cielo, mira eso!

Llevó la mirada a dónde señaló su madre. Era la parada del transporte público, pero había una pancarta de "perdido" con su fotografía y una leyenda que decía: "Stay te ama, vuelve a casa".

A juzgar por el estado del cartel, podían deducir que había sido colocado antes del anuncio de la película. Entonces su estómago revoloteó y su pecho se oprimió, sintiéndose conmovido.

—Parece que muchos te quieren de regreso, pero la bruja Choi no te lo dijo.

—Haneul.

—Yah, lo siento, mamá, pero debes admitir que esa mujer es una bruja —reprochó la mayor de los hijos.

—Como sea, debes ser respetuosa.

Finalmente, luego de unos minutos, llegaron a su hogar. Aquella casa solitaria se notaba tan tranquila que les provocó un escalofrío. Agradecieron al conductor y bajaron, dispuestos a ingresar y tomar aquel descanso que no habían tenido en muchas horas.

—Minnie —llamó la mayor cuando vio que su hijo se perdía por el pasillo.

—¿Qué sucede mamá?

—Sólo... estoy orgullosa de ti, hijo —mencionó con voz suave.

Seungmin le sonrió y se regresó a besarle la frente para luego retomar su camino a la habitación. Ni siquiera encendió la luz, simplemente dejó la maleta en medio de la habitación y se echó en la cama para ponerse a dormir.

No Te Vayas [ Knowmin/2min ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora