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Su sonrisa temblaba. Aún le estaba costando verse atrapado en las grandes olas del paparazzi. La farándula no había dejado de lado los rumores de su repentina salida del grupo y la agencia, provocándole menudos dolores de cabeza que le hacían querer romper las cámaras frente a él.

—Seungmin dará declaraciones cuando tenga que hacerlas, por el momento, pedimos su cooperación.

El –ahora– rubio agradeció que Lim haya tomado el mando de la situación. Se le había negado al chico hablar de otra cosa que no tuviera relación con la promoción exitosa de la película en esos días tediosos, pero al verse tan necios, la mayor tuvo que entrometerse.

Finalmente, luego de unas horas, el staff y el artista se sentaban en sus respectivos asientos, listos para volver a casa. El menor cerró los ojos apenas su cabeza tocó el respaldo del asiento.

Estaba cansado, si bien todo había salido como lo tenían planeado, no quitaba que detrás de la perfección hayan habido ápices de estrés entre momentos. Como en todo, siempre hubo la presencia de situaciones intranquilas.

Desafortunadamente, su sueño se volvió efímero y en lo que para él fueron un par de minutos, su supuesto descanso reparador fue interrumpido por la mujer que le acompañaba.

—Llegamos, Minnie —musitó.

El menor se levantó a regañadientes y bajó con ella del avión. Al menos podía estar tranquilo en ese momento. La ausencia de cámaras y periodistas le hizo suspirar de alivio y se refugió en el primer baño que se le cruzó en el camino para poder mojarse la cara.

Configuró su teléfono, mientras esperaban el siguiente vuelo. Entonces no pasaron más de dos minutos cuando recibió una llamada.

—¿Hola?

—¿Llegaste?

—¿De verdad estuviste llamando todo el tiempo?

—Sólo quiero asegurarme de tu bienestar.

Seungmin se rió, secando sus manos. Salió del baño y se encaminó libremente, quedándose un tanto lejano de los miembros del staff que lo acompañaban.

—Ya llegué —afirmó—. En dos horas tomaré el siguiente avión.

—¿Puedo ir por ti?

—Por supuesto que no, hyung, se supone que no debemos alimentar a la prensa.

—Me pondré un bigote falso.

—No, no lo harás, Minho, Lim me llevará a casa y ahí debes estar esperando.

—¡Yah, insolente!

—Disculpe usted, viejo gruñón —se burló, escuchando la risa del otro—. Estaré ahí, no voy a irme.

—¿Lo prometes?

—Lo hago... De todas maneras, tengo otras seis amenazas sobre la espalda y soy muy joven para morir en sus manos —aseguró.

—Te creo —suspiró—. Debo colgar, Felix y Jeongin llegaron.

—De acuerdo, estaré ahí pronto.

—Te amo.

—Uh, gracias, yo... sí, también.

El otro cortó la llamada, luego de haberse burlado de él. Seungmin se quedó boqueando y sus pasos llegaron muy de milagro hasta su posición en la serie de sillas en la sala de espera.

Le sabía extraño escuchar esas dos simples palabras, era muy raro oírlas salir del mayor con tanta naturalidad, por lo general, era más normal recibir una llave en el cuello o la amenaza burlona de ser arrojado al suelo. Pero lo entendía, a pesar de que le costaba, porque su mayor se sentía arrepentido por haber actuado de manera tosca con él.

No Te Vayas [ Knowmin/2min ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora